Héroes de la fe

(A Eva)

Si les miras a los ojos sin prisas,

Reconocerás el color del sufrimiento;

Han sido formados en el torno,

En las ascuas del dolor más intenso.

Pulidos han sido como diamantes,

Sobreviviendo al crudo invierno,

Forjados en las brasas cual arcilla

Entre llamas de angustia y silencio,

Y mil preguntas sin respuestas

Que se eternizan en el tiempo …

… Son esos gigantes de la fe,

Esos héroes sin reconocimiento,

Que se dejaron en el camino,

En espacios oscuros y siniestros,

Jirones de sus almas y corazones

Convertidos hoy en fundamento

 De una fe que me sorprende,

Que me deja ante ellos sin aliento …

Sólo puedo mirarles y reconocer

Que son el legado y el testamento

De unas vidas extraordinarias

Crecidas en el dolor y el sufrimiento,

Que los han convertido en lo que son,

Héroes reales de carne y hueso

Que empequeñecen las leyendas

Y la épica de todos los cuentos.

Gente grande,  gente sublime,

Que viven sus vidas sin estruendos,

Porque ellos a nada aspiran,

Mas que a seguir aprendiendo …

… Y así los puedes contemplar

Cuales estrellas en el firmamento

Donde sólo existe lugar para ellos

Que continúan luchando y sufriendo

Para no perder la larga batalla

En la que siempre están inmersos,

La batalla frente a la claudicación

Por las ausencias y los recuerdos,

Por esas pérdidas inexorables

Que se postergan en el tiempo.

Mira cómo les brilla el rostro

Bruñidos, dorados a fuego lento.

Y cuando les miras a los ojos

Gastados en el llanto y el proceso,

Descubres la nimiedad de tu dolor

Y la insulsa razón de tu lamento.

Sólo les puedas observar callado,

Pues que no caben los consejos;

Únicamente escucharles hablar

En el más estricto de los silencios.

Porque la vida les ha convertido

En el testimonio más cierto.

Y yo sólo quiero ya observarles

En la quietud de ese misterio,

Mientras reflexiono y aprendo

De estos héroes de carne y hueso

Que viven entre nosotros sin saber

De la grandeza de su fiel ejemplo.

Chari Morillo