Al día siguiente por la mañana, como de costumbre, planeo ir al bosque, pero ese retorcido camino hace lo que le place y por su culpa me encuentro de frente con el edificio en cuestión.
El mensajero
- ¡Un día esta casa será tuya!
Tales fueron las palabras de Lucas, mi amigo pastor, señalando el extraño edificio frente a mí.
- Pero, vamos Lucas… ¡reflexiona!¡soy demasiado pobre para comprármela! Mi familia y yo vivimos por debajo del mínimo vital, francamente, ¿cómo puedes imaginar una cosa así?
Él no dice nada, pero sobre su cara luce esa sonrisita cómplice que tienen los que saben algo que tu ignoras…
El discreto regreso
Han pasado los años y hoy, como si nada, Lucas me anuncia:
- ¡Ya está! “la” casa está a la venta!
Esa misma sonrisa que le tuerce la boca impide que siga con su reflexión. Pero como esta reflexión no puede salir, se escapa por su mirada y me dice:
- ¿Entonces? ¿La vas a comprar?
- ¡No te pases Lucas! sabes igual que yo, que mi situación financiera no ha cambiado, y…
- ¿Eh? ¿De qué hablas?...¡Yo no he dicho nada…!
Tiene esa pinta sospechosa que tienen los culpables que quieren hacerse parecer inocentes silbando con disimulo. (¡Ostra! ¿ Por qué no consigo tener amigos normales?)
El camino distraído
Al día siguiente por la mañana, como de costumbre, planeo ir al bosque, pero ese retorcido camino hace lo que le place y por su culpa me encuentro de frente con el edificio en cuestión.
Ahora son mis pensamientos los que, sin darme cuenta, bordan toda una tela de fantasia:
- Mmmm… es verdad que sería ideal. Mi taller abajo, mi familia justo encima… genial…
¡PAF! La realidad que – como todos lo saben- detesta los bordados, me golpea con su lógica implacable y me saca de mis sueños:
- ¡tú no tienes ni un céntimo! ¿vale?
Al día siguiente la cosa se repite, el camino, aprovechando mi ausencia (a menudo estoy en la luna), me deposita exactamente en el mismo lugar (¡ah! qué astuto!).
- Bueno, Señor, pongamos las cosas en claro; en este mundo, las cosas no funcionan así, hace falta dinero para comprar una casa… ¿lo entiendes?
Adivino entonces que él tiene la misma sonrisa de complicidad que Lucas…(estos dos me esconden algo…)
No me hago ilusiones; Lucas, el camino, Jesús, van a usar su complicidad para que cada día, yo (y mi justiciero distribuidor de bofetadas “realidad”) nos encontremos en el mismo punto de partida. Entonces, afrontemos el problema…
El banquero
¿Cómo se hace para comprar una casa? (¿Buff…? Instintivamente, deslizo mis pies en dirección al banco…)
Los medios locales hablan a menudo de mí, tan bien que el banquero me reconoce enseguida. Por el tono de su voz tengo la impresión de que está convencido de que he debido venir en limusina y que mi chófer me espera fuera; le suelto:
- Buenos días, me gustaría comprar una casa; ¿me prestaría usted el dinero?
Me tiende una hoja con entusiasmo:
- ¡Pues claro, señor Auderset! Por favor, indique en este documento su salario mensual (simple formalidad).
- ¿Mi salario mensual? Uf… depende de los meses (¡la vida del artista!) ¡Ay mi madre! Yo no entiendo nada de contabilidad… Menos mal que tengo un colega brujo que me ayuda a rellenar la hoja (¡Bah, brujo, contable; ¡viene a ser lo mismo!).
El verdadero banquero
Las cifras que descubre el banquero han borrado su amable sonrisa hasta ese momento parecida en todo a la de la publicidad de la empresa.
- Pues… ¡lo siento, eso no va a ser posible! Para que le prestemos dinero, usted tiene que tener ya algo de dinero.
¡Porras! ¡no entiendo nada de la lógica de esta gente! Su corbata demasiado apretada debe impedir que la sangre le llegue al cerebro… (¡?!)
Alicaído, frente a la casa, explico a Dios dos o tres cosas que no ha debido entender bien sobre el funcionamiento de la administración de nuestro bajo mundo antes de alejarme con él por el bosque.
Algunos días más tarde, recibo la extraña visita de una pareja de personas mayores que me explican que tenían el proyecto de invertir en Bolsa (una cosa de adultos), pero que tras haber reflexionado, han encontrado más juicioso invertir en el Reino de Dios. Se da la casualidad de que una conversación con uno de mis amigos les ha conducido hasta mí… en resumen, me prestaron 100.000 francos suizos.- (unos 80.000 euros) diciéndome:
- Tienes 40 años para devolvérnoslos.
Vuelvo al banco pero esta vez no paso por la ventanilla, voy a llamar directamente a la puerta del director (¡al fin y al cabo, es lo mismo que hago cuando oro, me dirijo directamente a Dios y no a un intermediario!).
Y me dijo que sí que me prestaría el resto.
Hoy vivo en esa casa con mi pequeña familia. La creatividad y el buen humor rebosan por todas partes. Cavando en el sótano, he descubierto un cartel “iglesia evangélica”. Los que pusieron las primeras piedras de esa vivienda (en el año 1800) tenían el proyect de hacer allí una iglesia, un lugar de culto y de calor humano. Todos los propietarios que hubo allí desde su fundación han sido siempre siervos de Dios.
He conservado el interior tal cual, transformando el púlpito (una cosa para predicar), en mesa para dibujar y los grandes ventanales en regaderas de luz. Las plantas exóticas al igual que los dibujos han invadido todas las paredes.
Alabado sea el Rey de reyes, el Banquero de banqueros; sus sendas son asombrosas para sus siervos más humildes que se dejan dirigir por Él, tiene compasión de ellos y les bendice a su tiempo.
En esos mismos tiempos (nada que ver, pero bueno…): ¡¡¡Willy Grunch (mi personaje de cómic) gana el primer premio del festival de la historieta cristiana de Angulema!!! (el Hollywood de los cómics)
Un profeta (que pasa por allí) me anuncia:
“Ve, te enviaré a naciones lejanas…”
Y ¡Bum! ¡En los días que siguen me invitan a hablar por primera vez en España y Estados Unidos!
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
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José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
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