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Noa Alarcón
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“La sexualidad nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos”

Silvia Pérez es sexóloga y cristiana. En esta entrevista responde algunas cuestiones sobre un tema que sigue siendo tabú en muchas iglesias evangélicas.

PREFERIRíA NO HACERLO AUTOR Noa Alarcón Melchor 09 DE ABRIL DE 2015 20:35 h
Silvia Pérez Martínez, sexóloga Silvia Pérez Martínez.

Silvia Pérez es cristiana. Y sexóloga. Y sí, estas dos cosas juntas son posibles. Desde hace tiempo trabaja en Madrid para ofrecer terapia de pareja, talleres de educación sexual y consejería desde un punto de vista sano, fresco y bíblico de la sexualidad. Me puse en contacto con ella hace unas semanas por medio de su página web (conociendonos.es, que recomiendo a todo el mundo, porque se aprende mucho) para tratar el tema de las semejanzas de la literatura romántica y la pornografía, pero al final nos dimos cuenta de que teníamos tantas cosas de las que hablar que era mucho más interesante ofrecer esta entrevista/conversación de sobremesa que aquí transcribimos, y dejar que cada uno accediese libremente a todas las ideas y conceptos que estuvimos tratando.



 



Lo primero era preguntar un poco por ti y cómo llegaste a interesarte por este tema viniendo de un trasfondo cristiano, y que nos expliques en qué consiste tu trabajo.



Soy educadora social y por diferentes asuntos, trabajos, ministerios… empecé a percibir que desde la iglesia solo se atiende a las parejas a nivel de conflictos de comunicación, convivencia, etc., y de manera poco igualitaria, un poco sexista. Es decir: las mujeres son de una manera, los hombres son de otra, y punto. Si te sales de ese esquema en ocasiones incluso te condenan. Se ve raro… incluso la propia persona se ve rara a sí misma, porque al ver que no encaja en el modo en que le dicen que debe ser un hombre o una mujer, deja de pedir ayuda. Por otro lado, si se encontraba un problema a nivel sexual concretamente, no a nivel de comunicación o de relación sino una disfunción eréctil, una falta de deseo… no se trataba. Y pasaba que los cristianos no se atrevían a acudir a profesionales de la sexualidad que no fueran cristianos porque, lógicamente, no comparten su visión. Por eso me pareció muy necesario formarme en esta área.



Por otro lado, trabajando también con jóvenes y adolescentes (y por mi propia experiencia personal de adolescente) me di cuenta de que el tema de la sexualidad ha estado siempre muy mal entendido dentro de la iglesia. Es decir: sexo es igual a pecado, por ende, igual a prohibición, y ya está. Se crea mucho rechazo y mucha confusión en los adolescentes en lugar de hablar desde la positividad, explicando, dando opciones. Ante la prohibición, es mejor la educación.



 



Esa frase está muy bien. ¿Por qué que dentro de las iglesias la sexualidad es un tema tan delicado, tan poco accesible a la educación, mientras que fuera de la iglesia es tan omnipresente?



Es complejo, sobre todo porque hay un silencio brutal. Creo que en la iglesia hay este control por miedo. Es un área que pertenece a lo íntimo y digamos que, con buena o mala intención, es una medida de control. También ha sido un área que pertenece a lo oculto y al vivir en un mundo caído se ha corrompido, a pesar de que el sexo es una de las mejores cosas que ha creado Dios, que hasta da vida, para que nos hagamos una idea de lo importante que es. Dios podría haber hecho que nos reprodujésemos de cualquier manera y sin embargo eligió el sexo. Y como vivimos en un mundo caído, eso tan maravilloso tiende a desvirtuarse. Pasa lo mismo con la música, que también es algo maravilloso y estupendo y a veces también se usa para destruir. Ahí está el reguetón (Risas).



 



Tienes toda la razón.



También arrastramos una tradición en la que el cuerpo se entiende como algo pecaminoso, a pesar de que la Biblia no lo entiende así; y es muy difícil cambiarlo de golpe. Son generaciones y generaciones de tradición. Poco a poco se está cambiando, pero es un proceso. Las tradiciones son complicadas de cambiar.



 



¿Y fuera de las iglesias?



Fuera de las iglesias el tema es tan omnipresente por varias razones. Por un lado, porque lo importante es molar. (Risas). A veces se tiene sexo solo para poder contarlo, por estar dentro de lo que se lleva y lo que mola. Por otra parte, porque somos seres que necesitamos vincularnos, a veces no sabemos manejarnos en términos espirituales o emocionales y entonces nos vinculamos de esta manera para sentir una conexión mayor con otro ser humano.



 



Una de las cosas que más me ha interesado de lo que te escuchado decir es esa idea de que la sexualidad sigue siendo la misma aunque nosotros no la entendamos bien, es decir, que las reglas puestas por Dios no cambian aunque sí cambie nuestro concepto socialmente. ¿Cuál es esa visión bíblica de la sexualidad?



Dios nos ha hecho seres sexuados. La sexualidad nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos. Lo dice hasta la OMS (la Organización Mundial de la Salud): que es un aspecto central del ser humano. Lo que ocurre es que pensamos que solo hay sexualidad cuando viene el despertar de las hormonas, en la adolescencia y la pubertad, pero eso no es así: niños, niñas y personas mayores también tienen sexualidad, lo que pasa es que es diferente en cada etapa de la vida. Depende de cómo estés tú físicamente, cómo estés relacionándote con los demás, tu etapa personal a otros niveles de la vida, etc. Es nuestra manera de relacionarnos como seres humanos. Una mirada, una caricia puede ser sexualidad, y es lo que nos diferencia de los animales, y esto me parece maravilloso. Creo que la sexualidad es tan espiritual que es como un punto de luz que Dios ha puesto en nosotros para hacernos ser una creación especial. En lugar de verlo así, lo hemos machacado, ocultado, condenado. Confundimos sexualidad con sexo.



 



Esa confusión comienza muchas veces en la adolescencia, y el tema no se aclara bien hasta el matrimonio.



En realidad tampoco. Aunque no se diga así, sigue existiendo mucho la idea de que la sexualidad dentro del matrimonio es cuadriculada: por la noche, mejor para tener hijos y no te compliques mucho la vida que no es para tanto. Pero ahí está el Cantar de los Cantares, que te habla de prácticas diferentes, de disfrutar con la sexualidad, o sea: el mensaje que Dios nos lanza es que se disfruta con una sexualidad sana y dentro de unos parámetros que él nos da. No por prohibir, sino porque es lo que nos va a hacer bien. Y nos destaca que vamos a disfrutar de la sexualidad mucho más dentro del matrimonio. Porque el nivel de compromiso debe ser equiparable al nivel de intimidad. El matrimonio es el mayor nivel de compromiso entre personas y la relación sexual el mayor grado de intimidad. Eso crea un equilibrio muy bueno: vamos a gozar del sexo a unos niveles más espirituales y emocionales, y por lo tanto mejores.



 



Dices que la sexualidad es mejor cuando se entiende que ha sido creada para los parámetros del matrimonio. Cuando haces talleres y se lo explicas sobre todo a adolescentes y gente joven, principalmente cristianos, ¿ellos lo entienden?



Sí, a mi me encanta. Porque yo no les doy el típico taller de noviazgo, que se lo saben mejor que yo, sino que hago preguntas para que sean ellos mismos quienes acaben viendo el sentido de todo esto. La Biblia no habla exactamente de lo que se puede hacer y lo que no, que siempre te hacen las mismas preguntas: “¿Hasta dónde se puede llegar?”, “¿Qué es pecado?”. Yo siempre les digo que la Biblia habla acerca de cómo tratar a las personas, de cómo relacionarnos, que el sexo va más allá que un cruce entre cuerpos. Habla de que el cuerpo es bueno y la sexualidad es para disfrutarla, que las relaciones sexuales son para el matrimonio por lo que hemos dicho, por igualar el grado de intimidad al del compromiso. Hay un tiempo para cada cosa. Yo les hago preguntas de este tipo: “En tiempos bíblicos, cuando tenían una relación sexual se casaban, ¿por qué creéis que es eso? ¿Qué implicaciones tiene?”. Y lo acaban entendiendo perfectamente, porque comprenden que hemos cambiado el enfoque desde la prohibición a la comprensión.



Yo he tenido conversaciones con chicas que me decían: “A mí siempre me han dicho que tengo que llegar virgen al matrimonio pero nadie me ha explicado por qué”. Y yo misma lo he vivido. Siempre he sido una persona que no aceptaba muy bien las imposiciones, el “esto es así porque sí”; yo quería saber los argumentos. Recuerdo haber ido a mi líder de jóvenes de aquel momento y hacerle la pregunta, que por qué tenía que llegar virgen al matrimonio, que si es mi novio y le quiero, cuál es el problema. Ahora tengo muy buena relación con él (risas), y es una persona estupenda, pero se echó las manos a la cabeza, me dijo que estaba prohibido y punto, y no me dio más explicaciones. En el momento en que hice la pregunta yo no tenía novio, pero si llego a tenerlo a mí esa respuesta no me hubiera servido de nada. Después mi marido y yo decidimos llegar vírgenes al matrimonio, pero porque lo acabamos entendiendo. Hoy me encuentro con muchos chicos y chicas que dicen lo mismo, que cómo es que a ellos nadie les ha explicado nada.



 



Muchas veces se limita a un simple problema de información.



Claro, el ser humano es descubridor por naturaleza, nos gusta saber. Si la información no llega de un lado iremos a buscarla a otro. Si los adolescentes reciben silencio en las iglesias, y en sus casas, y en sus institutos (aunque a veces sí les ofrecen información pero no es la que nosotros creemos), entonces ¿de dónde la sacan? De Internet, de los colegas, y canales que no son buenos. Las iglesias deberíamos ir por delante, la sexualidad es algo tan complejo que define tanto al ser humano que debemos explicarlo.



 



Hay mucha gente que se ha esforzado por intentar entenderlo dentro de las iglesias.



Sí, y de hecho se ha hecho mucho acerca del tema de la educación sexual. Pero creo que se puede profundizar todavía más.



 



Yo recuerdo haber leído libros cristianos sobre este tema que decían cosas como que no hicieras en privado con tu novio o novia nada que no te atrevieras a hacer en público. Esas cosas que provocan un poco de risa y no tienen sentido. Pero conozco a muchas parejas que tuvieron esa clase de educación sexual antes del matrimonio que se han acabado divorciando o, en otros casos, con unos matrimonios llenos de problemas. ¿Crees que tiene que ver con no haber entendido este concepto bíblico de la sexualidad?



Ten en cuenta que el mensaje que se ha recibido tradicionalmente desde la iglesia es como una línea de separación: aquí el noviazgo, aquí el matrimonio. En el noviazgo no puedes hacer absolutamente nada, cuando llegas al matrimonio, a darlo todo. Claro, cortocircuitas. Es normal. Tengo muchísimas parejas con problemas de deseo que, precisamente, es por eso. Llevan cortándose, reprimiéndose, toda la vida, hasta el matrimonio. No digo que haya que empezar a practicar antes de casarse, no me malinterpreten, sino que hay que dar una educación general desde que empezamos. Es un proceso. Y luego la noche de bodas, igual: parece que es lo más importante y luego, a veces, te estampas contra la pared. Porque vienes de prohibición y cohibición, y no somos robots. No hay por qué darlo todo en la noche de bodas, se puede ir tranquilamente, que queda el resto de la vida para probar cosas. También está el tema de la desinhibición. Todo esto tiene mucho que ver con la autoestima, de quererte a ti mismo como persona, así no voy a confundir sexo con amor, y no voy a dar sexo por recibir amor, tampoco.



 



Está tan separado el tema del amor y del sexo que en muchos matrimonios, incluso en los cristianos, se confunde el tema hasta el punto de que se pone en duda la relación si hay algún cambio en los sentimientos o en el deseo sexual. Si a uno de los dos le empieza a atraer otra persona, llegan a la conclusión de que es una razón para terminar con el matrimonio.



Claro, la atracción sexual puede trabajarse, y se debe hacer. El problema es que hay una dicotomía muy fea: por un lado condenamos todo lo que tiene que ver con sexo, y luego nos sorprendemos de que haya infidelidades. No es justificarlo, pero es que si no fomentas todas las áreas con tu pareja, no sale la ecuación. Hay que fijarse en el Cantar del los Cantares, que habla acerca del erotismo con una libertad inusual para lo recatada que era la época.



 



¿Crees que se han utilizado a veces argumentos supuestamente “bíblicos” para cohibir la sana sexualidad?



Yo he escuchado argumentos de todo tipo, argumentos sacados totalmente de contexto. La biblia dice que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, quiero decir, el matrimonio debe ser como ese lugar donde estar a salvo, ese lugar de refugio. Dios puso el matrimonio porque esta vida es muy dura en muchos aspectos; la persona que está compartiendo la vida contigo no se puede convertir en una carga más, tiene que ser tu apoyo para luchar. Hay por ahí quien hace predicaciones del tipo “El matrimonio es muy duro”, pero a mí el matrimonio no me parece duro: la vida me parece dura. Pagar facturas es duro, y quedarte sin trabajo, etc. Pero el matrimonio, la persona que yo tengo a mi lado… eso es lo que me ayuda a seguir adelante. Si no, no tiene ningún sentido. Esa visión no coincide con el carácter de Dios que vemos en las Escrituras; casarse no tendría ningún sentido si el matrimonio no fuera bueno. Y hay muchas parejas que siguen casadas porque consideran que el pacto de su matrimonio no debe romperse salvo que haya infidelidad o cosas así, y siguen casados sufriendo. Y eso, en mi opinión, también es pecado, porque no te estás haciendo tratar todo lo bien que Dios te ve. No estoy hablando de divorcio, estoy hablando de que todo se puede arreglar, y para eso hay recursos. Claro, la Biblia no lo pone todo tan claro como nos gustaría porque es un libro de principios, no de métodos. Si estamos hablando de que Dios es amor, y por la Biblia entendemos que el matrimonio refleja un poco eso del carácter de Dios, ¿cómo vamos a conformarnos con un matrimonio en el que estamos sufriendo? No tiene sentido. Por eso yo estoy haciendo esto, para ayudarlos.



 



Desde este punto de vista es mucho más fácil de entender un texto como el de 1 Corintios 6:18, tan a menudo malinterpretado.



Este es un versículo muy interesante. Pablo, cuando habla del cuerpo, habla de él como un lugar santo; es decir, que se puede ver cómo se puede vivir también la espiritualidad a través de la sexualidad. En aquella época el cuerpo se entendía como algo pecaminoso, algo feo, malo, negativo. Y sin embargo, Dios está diciendo a través de Pablo lo importante que es nuestro cuerpo físico. Pero en todos los sentidos, también en la alimentación y la salud. Nuestro cuerpo no tiene nada de malo, es templo del Espíritu Santo, y eso es muy fuerte (risas). Tener relaciones sexuales con otra persona que no corresponde supone no estar respetando eso tan maravilloso. Al entender esto cambia mucho tu forma de relacionarte con los demás y contigo mismo.



Yo entiendo que Dios nos habla de tener buenos pensamientos, de tratar bien a los demás, de buenas prácticas. Por eso estoy totalmente en contra de la pornografía, porque detrás hay gente sufriendo. Por eso me sorprendió tanto el tema del porno cristiano.



 



Sí, eso es brutal, debe ser de broma (Risas).



Yo vi una página de Facebook hace poco que empezaba a decir unas barbaridades que… y efectivamente era de broma. Era como una sátira, efectivamente no era verdad, ¡y menos mal!



 



Yo sí sé que el concepto existe, y que hay gente que lo defiende.



Cuando lo vi yo busqué en Google, así tal cual… y es que a veces lo llevamos todo a un ridículo… y lo que decía era que lo hacía un matrimonio casado, para que no peque, y tratado con más naturalidad. Alucino.



 



Por mucho que intentes justificar eso, y por muy cristiano que sea, ¿con qué cara ves tú luego a esa pareja el domingo en la iglesia?



Es que estás metiendo a más personas en tu matrimonio. Me da igual que lo hagan queriendo o no, no tiene sentido. Con la imaginación estupendísima que tenemos, ¿qué necesidad hay de ver las imágenes explícitas?



 



Claro, yo entiendo que en vez de intentar enfrentarte al problema de una adicción a la pornografía, intentamos rodearlo. ¿Hay muchos cristianos adictos a la pornografía?



Sí, un porcentaje muy alto, no te quiero ni contar. Colaboro con una página web cristiana [www.jovenes-cristianos.com] donde puedes preguntar de lo que sea, espiritual, o de cualquier otra cosa. La sección de sexualidad me la han dejado a mí, con gente pidiendo oración, ayuda sobre un tema concreto, esas cosas. La gran mayoría está muy dividida entre el tema de la homosexualidad dentro de las iglesias y el enganche a la pornografía. Es muy ridícula la doble moral de condenar todo y no hablar de nada. Hay muchísima gente enganchada, y algo se está haciendo mal. En parte yo creo que esto es porque le dan mucha importancia y no dejan de pensar en el tema. A veces me cuentan chavales que van por la calle, ven a una chica guapa, y se sienten culpables porque creen que al mirarla ya pecan. Se montan una película en su cabeza. Yo les digo que si pasa una chica guapa digan: “Muy bien, Señor, muchas gracias por tus maravillas”, y que sigan adelante. Y ya está. Que no pasa nada. Pero a veces se le da un drama a todo que se acaba en bucle. Para prevenir a otras generaciones, hay que verlo de otra manera. Por ejemplo, al enseñar a los chicos jóvenes a mirar con ojos de respeto a las mujeres, el porno empiezan a verlo de otra manera. Cuando yo les explico lo que hay detrás del porno se quedan sorprendidos.



 



Es lo que hablábamos antes, que no hay información sana. La que te llega es la de la industria que te intenta convencer que está bien, que es otro producto más.



Ya ves, te venden que es lo más maravilloso, que ser pornostar es lo más maravilloso de la vida. Y en realidad lo que hay detrás es trata, drogas, menores, violaciones reales… Hay cada testimonio por ahí… Y tú estás apoyando todo eso cada vez que clicas. Esto no se dice para condenación, sino para tener mentes críticas. Si se prohíbe y ya está, cae en saco roto.



 



¿Hay mujeres enganchadas a la pornografía?



Sí, sí las hay. Hay menos por una cuestión educativa. La sexualidad siempre se ha tratado como un tema solo para hombres, y eso en el caso del porno tiene su parte “positiva” porque las mujeres, en general, no se sienten atraídas. La parte negativa es que luego hay muchas más mujeres con problemas de falta de deseo que hombres. A las mujeres, durante muchas generaciones, siempre se les ha dicho que se guarden, que sean recatadas. A los hombres se les ha vitoreado desde pequeños. El comentario para los chicos, cuando tienes un niño, es “Se las va a llevar de calle”, y cuando tienes una niña “Su padre ya tiene la escopeta cargada”. Las connotaciones son que los chicos son más sexuales que las chicas, cuando eso es totalmente un tema de educación.



 



Con respecto a esto, ¿qué hay de la literatura erótica y romántica?



¿Has leído Crepúsculo?



 



No, la verdad es que no.



Yo me leí solo el primer por no perder una amistad y al final hasta me sirvió para entender esto, porque es erótica adolescente. Te pasas todo el libro diciendo: “Pero, chica, ¡bésalo ya!” (Risas). Es una cosa tan sutil… tan idealizada… Este sexismo no le sienta bien ni a mujeres ni a hombres. A terapia vienen muchos con problemas de disfunción eréctil. Siempre les han dicho que un hombre siente tiene ganas, siempre; o sea, no pueden tener ni un día malo, ni un dolor de cabeza. Siempre están pensando en sexo, y si no hay erección no hay relación sexual. Son mensajes que no te permiten enfrentarte a ningún problema. Y la mujer, por su parte, ante la negativa, empieza a culparse y a pensar que es su culpa, que ella tiene algo malo… ¿De qué estábamos hablando, que nos hemos ido del tema?



 



(Risas) Sí… Yo te quería preguntar acerca de las películas románticas, si esa visión de las relaciones que luego conllevan sexo de alguna manera está tan distorsionada como en la pornografía.



Totalmente. El porno es la idea equivocada de la relación sexual y las historias románticas son la idea equivocada de la relación sentimental. Así, tal cual. Impones estereotipos de género muy rígidos: ellos son altos, guapos, fuertes y con ese puntito de maldad. Mira ese Mario Casas en A tres metros sobre el cielo, ese protagonista de Crepúsculo que se mete en su habitación a verla dormir sin ningún tipo de permiso. Ella le dice diez mil veces que se vaya, pero él no se va. Se achaca a que es un vampiro, pero luego copiamos esas cosas. Quiero decir, que se lleva que te maltraten… no usan la palabra “maltratar”, sino más que bien que se lleva que te dominen un poco, que te controlen el Facebook, el WhatsApp; cuando hablas con adolescentes ves esto y se te cae el alma. Spiderman, por ejemplo, en un “pimpín” hasta que le pica la araña, y entonces le entra ese punto de malote, se vuelve fuerte y guay, y eso hace que la chica que se fije en él, y no antes. Ellas son todas altas, guapas, delgadas, estupendas, y comen donuts sin que les afecte (risas) y necesitan a un chico en su vida. O sea: te venden la idea falsa de que todo el mundo necesita a alguien en su vida o si no, no estamos completos. Esto, desde las películas de Disney. La Bella Durmiente se casa con 16 años con un tipo al que solo ha visto una vez en la vida, y Bella, en La Bella y la Bestia, se enamora de su secuestrador. Se podrían analizar todos los clásicos de Disney y se vería el mismo patrón. Ahora parece que están cambiando un poco [en películas como Brave o Frozen, donde no hay ningún príncipe azul]. Siempre nos venden la idea de que tiene que venir un hombre a salvarte, a rescatarte. Como dice una amiga mía: «A mí el único hombre que me ha salvado es Jesús, y déjate de rollos» (Risas). Siempre muestras relaciones idealizadas, sin tardes aburridas ni silencios incómodos. Y en cuando a la sexualidad muestran la más absoluta complicidad desde el minuto cero.



 



Sí, en las novelas románticas eso pasa también mucho.



Es una cosa increíble, acaban en la cama y con orgasmos simultáneos, y sin protección alguna, pero nunca pasada.



 



¡Es verdad! En ningún lado te recuerdan lo de la protección, con lo que nos machacaron a nosotros el tema en la adolescencia. ¿Tanto se les ha olvidado?



Porque te venden que el amor es algo tan perfecto, tan maravilloso, que no te va a pasar nada, no va a haber enfermedades de transmisión sexual, ni embarazos no deseados, porque el amor se encarga de que todo sea estupendo. Si nos dejamos llevar por esto, a ellos les venden chicas cuyo físico no se corresponde, cuanto menos, con la media de la realidad, y dando menos importancia, o ninguna, a si son inteligentes o no, y ellas acaban considerando que si tu chico no te cierra una joyería de dos plantas para regalarte un anillo que tú elijas, es que no te quiere. También se creen muchos tópicos, como lo del “Si me quiere sabrá lo que me gusta, yo no se lo tengo que decir”, cuando ni él ni ella son adivinos, ni tienen por qué serlo. O lo de “El amor no necesita esfuerzo, porque es perfecto”. Y yo les digo: “El amor es perfecto, pero las personas no”. Necesitamos trabajar las relaciones, y eso no le quita romanticismo, ni pasión, ni nada. Le da el abono, las vitaminas para que florezca. También se creen mucho lo de que el amor es inmutable, que no cambia, que tal cual te quiero hoy te querré mañana. De hecho, muchos piensan que es muy romántico acabar de conocerse y casarse.



 



¿Crees que se llega a entender y a enseñar, dentro y fuera de las iglesias, esa visión de cuento de princesas de que el matrimonio es la culminación del amor, una especie de punto final?



Sí, claro que se entiende así. Y además, que lo lógico es que todo el mundo tiene que casarse. Eso también se dice mucho dentro de las iglesias y es casi una herejía, porque la Biblia dice que nosotros somos completos en Cristo. Esa idea platónica de que tenemos que encontrar a nuestra media naranja, que es una persona que Dios ha reservado para ti y te está esperando a que aparezcas, eso también se cree. Tenemos que ser naranjas enteras en Cristo, y buscar a otra naranja entera, y así es como vamos a ser más felices. Yo no estoy para completar a nadie, estoy para complementar, y hacerle la vida más feliz a alguien. Eso es lo bíblico.



A los adolescentes y los jóvenes se les dice mucho lo “Ay, cuando te cases…”, dándolo por hecho. Y así hay muchas frustraciones después, muchos matrimonios acelerados, donde todavía no nos conocemos a nosotros mismos y ya estoy viviendo con otra persona. Cuidado con eso. El mensaje que hay que dar es que cada uno debe ser completo en Cristo y buscar a alguien que también lo sea. Tu pastel debe ser Dios, y tu pareja debe ser la guinda. Si no, estamos cayendo en idolatría.



 



También, con respecto a esa pareja ideal, algo que se suele decir mucho fuera, pero que dentro, al menos hasta hace poco, tampoco había un esfuerzo por desmentir, es el que tu pareja y tú debéis ser sexualmente compatibles para poder llevar adelante la relación. En las películas, en las series, los programas de televisión… Nadie lo pone en duda, por descuido la mayoría de las veces. Pero al final, ¿cómo se supone que vas a encontrar a tu pareja sexualmente compatible si debes llegar virgen al matrimonio?



Las relaciones sexuales es algo que se aprende con la otra persona, y además se trata de eso. No de si hay conexión, o no hay conexión, por eso existen las terapias de pareja, ¡y por eso funcionan!, porque se puede aprender. Cuando tú encajas con una persona a todos los niveles de la relación, emocional, intelectual (que es muy importante), la sexualidad se alimenta de todos esos parámetros para funcionar. A veces simplemente es una cuestión de técnicas, de desconocimientos. Todo se aprende, cuando estamos en un ambiente de seguridad, como es el matrimonio, muchísimo más. La gente cacarea mucho, y eso es algo que yo estoy descubriendo con los años. La gente vende muchísimo más de lo que realmente es, y luego no tienen relaciones tan estupendas y maravillosas porque la realidad es que es difícil tener relaciones estupendas con desconocidos. No es otra cosa.



 



Te iba a preguntar, para concluir, por algún libro o material que pudieras recomendar a los curiosos o a los que quieran acercarse al tema de la sexualidad desde un punto de vista sano… Pero hasta donde sé, es difícil encontrar un buen libro cristiano al respecto.



Sí, yo recomendaría el libro de Rob Bell Sexo Dios, aunque alrededor del pastor hay mucha polémica y puede que no sea recomendable. Pero es de los pocos que enfocan el tema de la sexualidad en su conjunto, y no solo como lo que se debe hacer, y lo que no se debe hacer, y los hombres son así, y las mujeres así, ya sabes. Pero no pongas luego esto en la entrevista que no me van a invitar a ningún lado…



 



(Risas). No, mujer…



Sí, además lo de la terapia de pareja me gusta porque de verdad que se ven vidas y matrimonios restaurados, gente que se libera de las cosas que no se atrevía a contar a nadie, y ves a Dios utilizando esto para ayudar a las personas. Esto es algo que pertenece a lo privado, y no pasa nada, pero aquí estamos para ayudarnos unos a otros y ayudar a llevar las cargas de los demás. Yo espero que todo esto pueda ser una herramienta de sanar.



 



Silvia Pérez participa habitualmente en el programa Buenas Noticias de TVE. Aquí algunas de sus colaboraciones: A, B, C, D.



Conociéndonos tiene página de Facebook. Gracias especiales a Laura Pérez por el apoyo técnico para poder realizar la entrevista.



 


 

 


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COMENTARIOS

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flash
18/04/2015
22:03 h
4
 
Como católico opino lo siguiente. La sexualidad no es algo puramente biológico, sino que mira a la vez al núcleo íntimo de las personas. El uso de la sexualidad como donación física tiene su verdad y alcanza su pleno significado cuando es expresión de la donación personal del hombre y de la mujer hasta la muerte. La formación a la castidad, en los jóvenes, implica la colaboración de los padres en la formación de otras virtudes como la templanza, la fortaleza y la prudencia.
 
Respondiendo a flash

Alfonso Chíncaro (Perú)
14/04/2015
18:27 h
3
 
Empiezo diciendo que tenía mis reparos acerca del artículo porque entiendo que la palabra "sexología" es un nombre comercial, no es el nombre de una ciencia que estudie la sexualidad humana (aunque he encontrado por internet facultades de sexología en algunas universidades, quién sabe). La entrevista es, definitivamente, otra cosa. Espero que sea mayor el número de iglesias que acepten los criterios y la actitud con las que Silvia Pérez aborda la sexualidad. La nota fue una bendición, gracias
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

EZEQUIEL JOB
11/04/2015
16:40 h
2
 
Gracias, por este tema tan importante, y por las aclaraciones pertinentes que se vierten, la verdad es que los hombres nos apoyamos demasiado en el sexo, si no tenemos "sexo" no somos hombres, sin embargo la autora demuestra que somos hombres y mujeres incluso en nuestra manera de pensar, actitudes, etc., y no solamente por el sexo, Tiene mayor valor si estas opiniones vienen de una mujer como es en este caso. Dios (el Señor Jesús) siga bendiciendo aún mas a la Hna. Noa Alarcón Melchor.
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

leguas
11/04/2015
06:19 h
1
 
Magnífico Silvia. Qué alegría poder disfrutar de alguien que habla claro sobre sexualidad y sexo, a la luz de la Palabra. Esperando tu visita a Mallorca para las conferencias de mayo. Yo ya me he apuntado.
 



 
 
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