Super papá

El encuentro

Apenas acabo de tomar mi camino para pasearme por el bosque cuando veo a alguien venir frente a mí. Mi corazón se ilumina cuando reconozco a mi hijo pequeño (quiero tanto a ese pequeñajo)… Sin que necesite decirme nada, ya he leído en su rostro que algo va mal.

- Hola, papá, vengo de un cumpleaños…

- ¡Ay! ya entiendo, no lo has pasado bien…

- ¡Qué no, papá! ¡Lo que pasa es que mi amigo y yo

hemos reñido!

Me siento con él sobre una escalera. Me intereso sinceramente por su historia (con tanta seriedad como si fuera una historia de mayores). No le doy ningún consejo, solo le escucho atentamente.

-… papá, me han puesto una tarea de inglés que es un rollo, tengo que pegar las fotos de cada miembro de mi familia con un texto de presentación y … yo no sé…

- ¡No te preocupes, querido hijo, superpapá está aquí! (¡hay momentos en que me lo creo!)

Vuelvo por el camino, abro mi ordenador y me ocupo de enseñarle bien los pasos a seguir, y él, sentado sobre mis rodillas, de ejecutarlos. Habría sido más rápido hacerlo todo yo mismo, pero no habría aprendido nada y, para ser sincero, me gusta hacer durar esos momentos juntos.

El tiempo que uno pasa con los que ama nunca se pierde (¡Pero siempre se gana!). Acabado el trabajo, nos sentimos tan satisfechos como lo habrían estado dos Vikingos tras una alegre matanza! Y brindamos con un gran vaso de refresco lanzando un varonil: ”¡salud!”.

Principios de otoño

Retomo mi paseo en dirección al bosque. Definitivamente, me encuentro EN una obra maestra del más increíble de los artistas. Los elementos son sus instrumentos, sus rayos de sol multicolores y, estos últimos tiempos… se está soltando! Salpica mil pinturas festivas sobre los árboles, los impulsa a una danza alegre a mi alrededor. Todo sobre un fondo blanco de bruma sutil, desvelando al mismo tiempo su profunda sensibilidad de poeta.

A pesar de sus esfuerzos, no consigue distraerme porque tengo la mente nublada por mis preocupaciones de adulto. Así que opta por otro acercamiento…

El encuentro

Entonces alguien viene frente a mí por el camino. De lejos, ya ha leído en mi rostro que algo no va bien… es el Autor divino en persona:

Super Papá