Sin duda la biografía mas fiable que conozco es la del Diccionario de autores CLIE, donde se nos dice que Pedro Sala y Villaret nació en Vic (Barcelona) en 1838 y cursó estudios eclesiásticos, ordenándose sacerdote. En Barcelona se licenciará en Derecho y Filosofía y Letras, formando un pequeño circulo eclesiástico liberal y republicano, y colaborando con
El Diluvio, diario republicano en el que escribía bajo seudónimo de Abelardo. Esta militancia republicana, su espíritu liberal y su acatolicismo le traería grandes persecuciones, aunque como en el caso de su obra filosófica mas conocida “
Materia, “Forma y Fuerza”, la hubiese firmado con el seudónimo de Melchor Salvany.
Dice Mario Méndez Bejarano(2) que Menéndez Pelayo considera su obra materialista, aunque reconozca “que da por cimiento a la ciencia la especulación metafísica, pero no menos cierto que en su
Materia, forma y fuerza (1891) se acerca a las conclusiones de Haeckel. Numerosos trabajos, además del citado, consagró a la filosofía, tales cual
Verbo de Dios (1890),
La clave del misterio, Lo absoluto (1912) y sus artículos contra el neoescolasticismo en la
Revista Contemporánea, 1877. No puede dudarse, visto el diseño de su sistema, que la lógica conduce al materialismo sus pasos, mas su fidelidad a la metafísica y su resuelta afirmación de Dios no se compadecen con la tendencia atea de todo materialismo”. “Quizá hubiera acertado clasificando a Sala entre los eclécticos, ya que su libro mereció un elogio de Alejandro Pidal y otro de Suñer y Capdevila. «La materia es la base de todo ser finito».
Don Pedro Sala fue profesor del Instituto de Manresa hasta la caída de la I República y después se iría a Madrid donde deja de ser sacerdote y se dedica al periodismo. Trabaja en traducir y escribir para e periódico liberal
“La Iberia” y en la
“Revista de España” publica artículos con la problemática religiosa de fondo, muy candente en la España liberal. Comienza a visitar, por 1884, la Iglesia Reformada de Beneficencia y se convierte, teniendo el ministerio de la palabra y posteriormente va como pastor a la misión de Bóveda de Toro en Zamora, aunque yo la misión de la IERE que conocía era de la Villaescusa que está muy cerca de Bóveda de Toro.
En 1890 publica su obra teológica mas importante “
El Verbo de Dios” Dice Méndez Bajarano que “en la teodicea admite los dogmas fundamentales del cristianismo, o sea la Trinidad, la distinción entre Dios y el mundo, la Encarnación, la Gracia, para cerrar su excursión de Haeckel a Cristo, con estas palabras de Sala: «Esto es la religión cristiana, ni más ni menos. Todo lo que no sea esto, son añadiduras humanas». En realidad, el Sr. Sala era un protestante. Bien lo evidencia la serie de folletos titulados
¿Los místicos españoles son protestantes?, editados por la comunidad evangélica de Madrid. Aunque los folletos no llevan nombre de autor, se descubrió el Sr. Sala al firmar la contestación a la
Revista Carmelitana de Segovia, que había calificado sus afirmaciones de «disparates y ridiculeces»”. Según la editorial CLIE que lo tiene publicado “se trata de una cristología integral que, rompiendo los parámetros que limitan el valor universal de Cristo y ligándolo a una cultura determinada, presenta la significación universal del Evangelio que afecta a todas las esferas de la vida”
Por 1901 regresa a Barcelona primero como redactor y posteriormente como director del periódico “
El Diluvio” escribiendo la “Crónica diaria” y aunque ya no ejerce como predicador, no deja de asistir a los cultos evangélicos en Barcelona. Hasta su muerte en 1916, a los 78 años de edad, tendrá tiempo para animar a Unamuno a que abrace una idea de Dios menos sentimental y desde la razón y la fe, además de publicar
“La clave del misterio” “Lo absoluto” (1912)
Su entierro fue oficiado conforme al rito de la Iglesia Reformada Episcopal por el pastor de Sabadell, Antonio Estruch y se le dio sepultura en el Cementerio civil.
(1) Según Jean Pierre Bastian en Le lien maçonnique des dirigeants protestants espagnols, 1868-1939 Sala y Villaret, Pedro, (?-1916), P., IERE, Mantuana No. 1 (GONE), Madrid, Deuxième Surveillant, Gr. 32 en 1894.
(2) Mario Méndez Bejarano, Historia de la filosofía en España Madrid [1927], páginas 481-490
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