La dignidad humana en ‘Solo pienso en ti’

Serán muy pocos los que no hayan escuchado alguna vez la canción de Víctor Manuel Solo pienso en ti. Es una de esas composiciones musicales que no deja indiferente a nadie.

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La letra y la música se acompasan de un modo muy emotivo. Al mismo tiempo, es tan sencilla que todos podemos tatarearla sin problemas. Solo pienso en ti forma parte de la memoria colectiva de todos los que vivimos la Transición, a finales de los años 70 del siglo pasado.

Realizada por la productora toledana Alhaja Films junto a 39 Escalones Films y apoyada por CMMedia y el Gobierno de Castilla-La Mancha, la última película del director alcazareño Hugo de la Riva titulada así, Solo pienso en ti, recupera la emotiva historia detrás de esta canción y desvela las razones de su permanente impacto.

Hace pocos días tuve la ocasión de verla en Alcázar de San Juan junto con su director, en el entorno de las Jornadas de Cine que organiza el Ateneo de esta ciudad manchega.

Ninguno de los numerosos asistentes a esta presentación, pudimos contener las lágrimas y los aplausos después de la proyección. Solo pienso en ti ha aparecido ya en varios lugares de nuestra geografía, desde Toledo, en el Festival Internacional del Cine y la Palabra, CiBRA, hasta el Festival de Cine de Málaga de 2025, pasando por Madrid, Barcelona y Gijón.

En la confección de esta obra, Hugo de la Riva ha estado acompañado de un magnifico equipo, entre ellos Ana Liébana como guionista, Raúl Galván en la música, la fotografía de David Cortázar y con Gabriel Castaño como productor.

El alcazareño ha contado con la desinteresada colaboración del mismo Víctor Manuel, y algunos de sus amigos como Inaki Gabilondo, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos.

Su película nos ha proporcionado un inolvidable documental sobre la historia real de dos personas Mari Luz Castro y Antonio Roldán, a los cuales podemos ver en la cinta. Solo pienso en ti nos narra así la vida de esta pareja de personas con discapacidad:

Ella fue a nacer

En una fría sala de hospital

Cuando vio la luz

Su frente se quebró como cristal

Porque entre los dedos, a su padre

Como un pez se le escurrió

Hace un mes cumplió los 26

Solo pienso en ti

Hey, solo pienso en ti

Juntos, de la mano, se les ve por el jardín

No puede haber nadie en este mundo tan feliz

Hey, solo pienso en ti

Él nació de pie

Le fueron a parir entre algodón

Su padre pensó

Que aquello era un castigo del Señor

Le buscó un lugar para olvidarlo y siendo niño le internó

Pronto cumplirá los 33

Solo pienso en ti

Hey, solo pienso en ti

Juntos, de la mano, se les ve por el jardín

No puede haber nadie en este mundo tan feliz

Hey, solo pienso en ti

En el comedor

Les sientan separados a comer

Si se miran bien

Les corren mil hormigas por los pies

Ella le regala alguna flor y él le dibuja en un papel

Algo parecido a un corazón

Solo pienso en ti

Hey, solo pienso en ti

Juntos, de la mano, se les ve por el jardín

No puede haber nadie en este mundo tan feliz

Hey, solo pienso en ti

Hey, solo pienso en ti

Juntos, de la mano, se les ve por el jardín

No puede haber nadie en este mundo tan feliz

Hey, solo pienso en ti

Sobre la recepción de esta su obra más reciente, Hugo de la Riva afirma que “la sensación en todos los sitios es muy positiva … llegar al corazón no es fácil y creo que con este documental hemos podido tocarlo”.

Por su parte, Víctor Manuel afirma que: “se han encontrado materiales inéditos que yo mismo desconocía … yo estoy feliz por la utilidad de la canción tantos años después … es como un regalo que me han hecho en el que yo he intervenido poquísimo y el resultado es espléndido”.

La película entreteje la vida musical de Víctor Manuel con la extraordinaria obra del doctor en Medicina y Cirugía, Juan Pérez Marín, fundador de PROMI una asociación de Cabra, que fue pionera en la lucha por la dignidad de las personas con discapacidad con la fundación de una Residencia para personas con necesidades especiales en esta localidad cordobesa.

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Al mismo tiempo, aparecen otras tramas que enlazan muy bien con las dos principales. Algunos de los responsables actuales de PROMI aparecen igualmente en la película: Juan Antonio Pérez Benítez, presidente de la Fundación, Plácido Carrasco Manzano, su gerente; Manuel Buil Baena, el director sociosanitario; y Manuela Lanzuela Sánchez, trabajadora social de la entidad.

También participan Rafael Pozo Bascón, fundador de la Asociación Paz y Bien, Antonio Roldán Castro, hijo de Antonio y Mariluz y María Roldán Molero, hermana de Antonio.

Resulta impactante el recuerdo que se hace en la cinta de las condiciones de marginación social a las que se sometía a las personas con discapacidad durante aquellos oscuros años.

Víctor Manuel comenta que “Ahora es casi normal que la discapacidad aflore, que se besen y que convivan, pero, no era normal cuando se escribió la canción … la discapacidad antes estaba encerrada con siete llaves … ha cambiado mucho”.

Sin embargo, ha recordado que, aún, “queda mucho trabajo por hacer en aras a esa inclusión real”. Solo pienso en ti sería, pues, uno de los emblemas musicales de la generación que hizo la Transición, ya que representa la ingente recuperación de la dignidad de todo ser humano, incluidas las personas con discapacidad, que tuvo lugar con con la Constitución de 1978.

Recientemente, se procedió a la reforma del artículo 49 de la misma, abandonando términos iniciales como “disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos” y sustituyéndolos por “personas con discapacidad”.

Así queda ahora este artículo después de su reforma en 2024:

1. Las personas con discapacidad ejercen los derechos previstos en este Título en condiciones de libertad e igualdad reales y efectivas. Se regulará por ley la protección especial que sea necesaria para dicho ejercicio.

2. Los poderes públicos impulsarán las políticas que garanticen la plena autonomía personal y la inclusión social de las personas con discapacidad, en entornos universalmente accesibles. Asimismo, fomentarán la participación de sus organizaciones, en los términos que la ley establezca. Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y los menores con discapacidad.

Solo pienso en ti ilustra a la perfección uno de los grandes temas de la Biblia, el de la dignidad de todo ser humano como creado a la imagen y semejanza de Dios, por lo que nada ni nadie puede, en modo alguno, disminuir su dignidad: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”, Génesis 1.26,27.

La dignidad humana se presenta así no como un logro de los más capaces sino como un don divino a todo ser humano, consustancial a su mera existencia como criatura de Dios hecha a su imagen y semejanza.

Del mismo modo, el Señor Jesús mostró durante su ministerio terrenal que todo ser humano tiene dignidad; incluso aquellos que eran los más marginados por la sociedad de su época, como eran las mujeres o los leprosos, entre otros.

Por esto, la fe cristiana no puede sino luchar por el reconocimiento de la dignidad de todo ser humano. Ya sea que hablemos del no nacido, o del menor no acompañado, de las personas con discapacidad, o de los enfermos, todos gozan de esa dignidad humana.

Y es que la historia de la fe cristiana es la de la batalla por la no discriminación del ser humano. Así lo podemos ver en la que se emprendió contra la esclavitud, en la que no solo participaron cristianos evangélicos.

Y, por esto mismo, damos gracias a Dios por el reconocimiento de la dignidad de las personas con discapacidad que ha realizado la sociedad española desde la Transición.

En este sentido, Solo pienso en ti, y en particular la labor de Juan Pérez Marín, me ha recordado una frase del teólogo R.C.Sproul: “El doctor, la enfermera, el personal hospitalario en su conjunto, de hecho todos los que trabajan para aliviar el sufrimiento humano están en la primera línea del frente en el que se lucha por la dignidad humana. Donde se valora a los enfermos, toda la dignidad humana es elevada”.

Pero, incluso la historia misma de la pasión y muerte de Jesús arroja luz sobre la dignidad humana. Y es que el Hijo del Hombre no perdió un ápice de la misma en aquellos momentos culminantes de su ministerio terrenal cuando, maltratado, herido y magullado, dió su vida por nosotros en la cruz del Calvario; como escribe el autor de la Epístola a los Hebreos: “Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos”, Hebreos 2.9.

La vulnerabilidad del Señor, así como su debilidad, no le restaron integridad en modo alguno. Es más, es en esa asumida fragilidad como vino a ser nuestro Salvador.

Es en su estado de humillación en el que, precisamente, podemos admirar su incomparable valor como Aquel “varón de dolores y experimentado en quebranto” que por su muerte redentora ofrece salvación a todo el que cree en El. El es Aquel que, como Cordero inmolado, será entonces así, digno de recibir todo honor y gloria por los siglos de los siglos, Apocalipsis 5.12-14.

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