La lluvia que cae

La película Up in the air (Dirigida por Jason Reitman, 2009, titulada “Amor sin escalas” en español), estaba basada en una novela con el mismo título de Walter Kirn. El protagonista jugaba a no emocionarse ni comprometerse con nadie, simplemente ganar dinero, tiempo, comodidad, vivir aislado de todos para ser más “feliz”, etc. Al final se da cuenta de que las relaciones son las que dan sentido a la vida, cuando alguien a quién realmente quiere, le habla de la misma manera que él hablaba a los demás. Se ve delante de un espejo y reconoce que la vida se le ha ido.  

Pocas veces nos paramos a pensar en cuanto a lo que es importante. Nos gusta conocer muchas cosas, saber, viajar, ganar, pasarlo bien, etc... pero en ese “no parar” olvidamos que lo más trascendental es la vida misma, porque es la fuente de todo. Sin vida no podríamos hacer nada.

Supongo que creerás que es muy obvio lo que acabo de decir, pero a veces lo damos por supuesto, y nos creemos con derecho a quejarnos y a reclamar. No somos capaces de reconocer que el presente es un regalo: precisamente esa palabra “presente” tiene también ese significado. ¿Recuerdas que en la escuela decíamos “presente” cuando nos llamaban por nuestro nombre? (Claro, depende de los años que tengas…) Así que la primera lección para nosotros es agradecer ese regalo y dejar de vivir permanentemente en el pasado o, ¡pensando sólo en el futuro!

Sólo conseguimos disfrutar de la vida cuando aprendemos lo que es el contentamiento, algo de lo que no solemos hablar mucho: descansar cuando todo está bien, sentirnos felices, abrazar, agradecer, dibujar una sonrisa en el rostro, no preocuparnos por lo que nos falta, no querer siempre algo más, contentarnos con lo que estamos viviendo… Debemos aprender que la ambición suele ser enemiga del contentamiento; aunque eso no quiere decir que no deseemos mejorar, sino que ese “más” que queremos jamás debe impedirnos disfrutar de lo que ya tenemos ¡Porque ese es el error en el que caen muchas personas!

El contentamiento puede llegar a ser nuestro mejor amigo. Si le tratamos bien y se queda en nuestra casa, suele traer consigo a sus hermanos tranquilidad, confianza, felicidad, paz y buen humor. Además, el contentamiento se lleva de maravilla con la buena salud, así que de repente, tenemos nuestro hogar lleno de amigos con los que merece la pena disfrutar. Incluso cuando aparece el sufrimiento, el contentamiento suele susurrarnos al oído que nosotros somos más importantes que lo que está ocurriendo, y que quién nos creó sabrá cuidarnos de la mejor manera posible.

La Biblia expresa la belleza del día a día con una imagen bellísima: la de la suave lluvia. Cuando vemos como el agua lo empapa todo y hace fructificar la tierra, comprendemos lo que Dios quiere hacer dentro de cada uno de nosotros: “Es tiempo de buscar al Señor, hasta que El venga y traiga lluvia de salvación sobre vosotros” (Oseas 10:12).Mojándolo todo, llenándolo todo de serenidad y paz. Enseñándonos a disfrutar en todo momento. Así es la lluvia de Dios.