No vales para eso

La historia de la humanidad está llena de situaciones que se revelaron ridículas con el paso del tiempo. En el año 1967 Jimmy Hendrix comenzaba su carrera como guitarrista, siendo el telonero en uno de los conciertos del famoso grupo “The Monkees”. Ese día. Jimmy fue abucheado por el público; afortunadamente, aquel fracaso no pudo con él. 

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Todos hemos sufrido muchos rechazos en la vida. No importa la situación en la que nos encontremos ahora, seguro que todavía quedan injusticias guardadas en nuestro corazón porque ¡esos pequeños fracasos nos duelen! Algunos incluso van más allá, se dejan llevar, y terminan creyendo que no valen para aquello en lo que creían. Otros se sumergen en una supuesta inferioridad, y nada puede hacerles olvidar el hecho de que han sido rechazados en alguna situación.

Si ese es tu caso, déjame decirte que no debes desistir: tu valor no se mide por los éxitos o los fracasos. Nuestro honor no está en las palabras que otras personas dicen. Nuestro significado en la vida no depende del dinero que tenemos o las cosas que hemos conseguido. Seguimos siendo valiosos para Dios nuestro Creador… y para muchas más personas de lo que imaginamos: es hora de dejar de escuchar a quienes quieren abuchear nuestra alma.

Si, porque aunque muchos no lo crean, Dios es el que hace la diferencia en nuestra vida, por una sencilla razón: Él jamás nos menosprecia ¡Jamás nos rechaza! No dejes de leer la Biblia porque en ella encontrarás las promesas que Dios quiere recordarte personalmente: “Tu vida brillará más que el sol a mediodía; tus horas más oscuras serán como el amanecer. Tendrás esperanza y podrás vivir confiado; bajo el cuidado de Dios dormirás tranquilo. Nada te asustará cuando descanses” (Job 11:17-19).

Los rechazos no pueden dirigir nuestra vida, ¡los fracasos tampoco! Las derrotas no definen quienes somos. Nuestro valor está muy por encima de todas esas circunstancias; ¡incluso pueden ser buenas para nosotros! Los rechazos, los fracasos, las derrotas, aparecen como buenos compañeros que nos van mostrando lo que no queremos ser. Las personas que nos juzgan por nuestros fracasos o nuestras derrotas no son capaces de ver más allá de lo que hay delante de ellos, porque los ojos del corazón no se fijan en la apariencia. ¡El alma de los verdaderos amigos ve lo que tenemos en nuestro interior!

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Aún en las horas más oscuras, Dios sigue brindándonos su luz. Frente a las palabras más crueles de quienes nos rodean, Dios establece sus promesas para cada uno de nosotros. Contra nuestra propia sensación de sentirnos rechazados o inútiles, el Señor nos regala su amor inquebrantable y nos abraza. ¡Nada puede asustarnos!