Volver a reír

El humorista Chris Rock ha sido la estrella de diferentes comedias de televisión en los últimos años. Hasta este momento, ha ganado tres premios Emmy, y algunos críticos le consideran el hombre más gracioso de Norteamérica. En los monólogos que desarrolla dentro de sus programas de televisión, algunos de sus temas favoritos son los problemas raciales en la sociedad norteamericana, así como las diferencias entre las clases sociales. Un día afirmó: "Me encanta ser famoso, es lo más parecido a ser blanco".

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Un conocido proverbio escocés dice que una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz, ¡Totalmente de acuerdo! Mucho más en un mundo como el nuestro que parece haber perdido la capacidad de sobreponerse a la dictadura de la preocupación. Es curioso, vivimos afanados en cientos de situaciones diferentes, y por si fuera poco, cada día que pasa encontramos algo más por lo que preocuparnos. ¿Sabes lo último? En los últimos años muchas personas están generando situaciones de ansiedad debido a lo que los médicos llaman “miedo a perder información”.

¡Si! Por culpa de las redes sociales, muchos viven agobiados por lo que otros hacen, por ver lo que está pasando en todo momento, por subir fotos y comentarios a sus redes y contestar lo que sus “amigos” les escriben; por estar en “todas partes” y hacer lo mismo que los famosos han hecho, por conocer qué están subiendo tal y cual persona y no perder ni un solo minuto de información. Con eso están perdiendo no solo la felicidad de cada día, sino que se están “subiendo” a una montaña rusa de emociones inventadas que les lleva a ¡sentirse ansiosos y preocupados si no son capaces de verlo todo y contestar a todos!

Mientras tanto, Dios nos recuerda que nos creó para vivir en la despreocupación más absoluta. El Creador diseñó el calendario de su pueblo en base a celebraciones, fiestas, música, familia, cariño y descanso. Él nos regaló el buen humor; nosotros vivimos en la desesperación y la tristeza. 

¡Tenemos que volver a reír! El descanso, la alegría, la despreocupación, el buen humor, el saber disfrutar de cada momento, etc. recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de mejorar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”, dice el antiguo refrán ¡La alegría es salud y terapia al mismo tiempo! 

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Dios quiere que nuestro corazón viva alegre y aprenda a celebrar; no creas que son palabras de éste tu amigo escritor a quién le encanta disfrutar y reír, ¡no! Es la misma palabra de Dios la que nos instruye. Si no me crees a mí, créele a Él, por lo menos: “El corazón gozoso alegra el^] rostro,
pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu.
El corazón inteligente busca conocimiento,
mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
 Todos los días del afligido son malos,
pero el de corazón alegre tiene un banquete continuo” (Proverbios 15:13-15).