Sobre Dina y la violación

Leo con estupor el artículo del escritor J.A. Monroy, titulado "Dina" en donde, a mi parecer, hace un blanqueamiento y naturalización de algo tan horrible como es una violación. Cuando una llega al final del escrito, todo es maravilloso. Una violada que se enamora de su violador y llegamos a entender el amor de Dios en este acto tan deleznable. 

Se olvida el Sr. Monroy, que en el contexto histórico en donde vivió Dina, las mujeres no podían decidir ni siquiera enamorarse, la violan y la honra la pierden sus hermanos. Ella no es dueña de su vida, ni de su cuerpo, así que no sé cómo puede interpretar que se queda con su violador de manera voluntaria. Dina no tiene más remedio que esperar a que los hombres digan a dónde va, qué tendrá que hacer y quién se acostará con ella, Dina, no decide nada.

Pero como no puedo extenderme terminaré mi queja, diciendo, que pido perdón en nombre de los/las creyentes evangélicos, en los cuales me incluyo, a todas las mujeres que han sido violadas y que les han quedado las heridas para siempre (conozco algún caso de hermanas en Cristo), y dejar claro que ninguna mujer evangélica que yo conozca aprobaría este articulo y sé que a muchos hombres evangélicos también les repugnaría.

Paseaba ayer por mi barrio y me fijé en una pequeña concentración de feministas que estaban haciendo un homenaje floral en la estatua de una joven que ahora tendría mi edad, (61 años), y que fue apuñalada por su novio, y me dije: ¡Dios, mío, si estas chicas leyeran este artículo, creerían que los evangélicos somos unos sicópatas! Luego, nos preguntaremos por qué los y las jóvenes con cierta preparación intelectual "huyen" de nuestras iglesias, entre otras cosas por interpretaciones bíblicas como ésta del Sr. Monroy.

Lamento también la cantidad de visualizaciones que ha tenido este artículo. Temo que muchos jóvenes varones que por miedo a perder sus privilegios como hombres y a la igualdad, están tomando actitudes ultraconservadoras, y votan a partidos que siempre han perseguido a los evangélicos en España. Que estos jóvenes varones, decía, crean de verdad que violar "no tiene tanta importancia". ¡No es así! La violación a cualquier mujer, madre, hija, esposa o prostituta, deja unas secuelas dramáticas el resto de la vida.

Las mujeres no estamos en el mundo para servir a los hombres cafés, comidas, cuidados y sexo, y si acaso nos negáramos, pues se nos obliga y en paz. Tenemos nuestra propia vida y nuestras propias decisiones con las que honrar a Dios.

El Señor Jesucristo, con su ejemplo, nos mostró el camino, cuando dijo que María había escogido "la buena parte", es decir, aprender junto a los hombres. También cuando añadió a su grupo de discípulos mujeres, y la iglesia primitiva en Europa se abrió camino con Lidia, y tantas y tantas mujeres que abrieron sus casas y dieron sus vidas para que el Evangelio corriera.

Un poco de respeto a nuestras vidas y a nuestros cuerpos. ¡No se llega al amor de Dios por medio de una violación! ¡Por favor! ¿Cómo han podido publicar una cosa semejante?

Lola Sánchez. IEB Valencia - Quart