Desde los once años, el actor nacido en Omaha (Nebraska, EE.UU.) en 1924, vivía con su abuela en California. Ella tuvo mucha influencia en él, tras la separación de sus padres. Su madre se había convertido en alcohólica, tras quedar huérfana a los dos años y entrar en un caótico matrimonio con un vendedor de insecticidas llamado Brando. Las ausencias de su marido, hacía que la mujer buscara la compañía de otros hombres, mientras él andaba con prostitutas. No podía controlar así a Marlon, que corría salvaje por Omaha, cometiendo una y otra fechoría. Brando sin embargo heredó de ella su amor por el teatro, ya que cuando estaba sobria, llevaba una compañía, donde trabajó Henry Fonda, que fue amante de su madre.
La abuela de Brando pertenecía a una curiosa secta llamada ciencia cristiana (que no hay que confundir con
cienciología, que es mucho más moderna). Antes de llegar a ser actor, Marlon quería ser ministro de esta religión fundada por Mary Baker Eddy, que es una curiosa combinación de la Biblia con la sanidad por medio del esfuerzo mental. La
ciencia cristiana se conoce sobre todo por su negación de la enfermedad, la materia y el mal. Lo que le convierte en uno de los mayores sistemas religiosos de evasión de la realidad que haya podido producir la mente humana...
EXTRAÑA ESPIRITUALIDAD
Aunque Brando se educó con judíos, él era gentil. Su padre era episcopal, pero su abuelo había entrado en la teosofía, estando ya por tres generaciones asociados a esta sociedad fundada en 1875 por Madame Blavatsky.
Su combinación del ocultismo con las religiones orientales, sin duda motivó al actor a interesarse por el esoterismo y la meditación, que practicaba desde los años ochenta. A los dieciséis años, su padre le había mandado a una academia militar, donde le obligaron a asistir a los servicios de la capilla. Se aburría tanto, que una vez decidió participar de la comunión. Y al volver del altar, se sacó el pan de la boca, para estudiarlo, siendo recriminado por ello. Su impresión es que aquello era algo caníbalistico.
En 1943 Brando se va a Nueva York para aprender a actuar, cuando tenía diecinueve años. Allí escribe una carta a sus padres sobre su lectura de la Biblia. Se pregunta qué significa eso de temer a Dios. Su madre se marcha entonces a vivir con sus hijos en un apartamento de Manhattan. Allí tiene una extraña relación con Marlon, que le perdona todos sus excesos, hasta el punto incluso de llegar a dormir juntos.
Todavía mantiene su amistad con un amigo de la infancia, Wally Cox, un cómico con el que parece que tuvo una relación homosexual, durante tanto tiempo que sus cenizas fueron esparcidas en Tahití y el Valle de la Muerte de California, a la vez que las de Brando, aunque había muerto ya hace treinta años. Aunque eso no le impedía tener continúas aventuras con muchas mujeres, como la misma Marilyn Monroe…
Al volver su madre a Libertyville, para reconciliarse con su padre, tuvo una crisis nerviosa durante meses, que le llevó de nuevo a frecuentar los “salones de lectura de la ciencia cristiana”, que es como se les conoce a sus lugares de reunión. Allí sentado, leía durante horas… Fue el comienzo de un período muy difícil de su vida, en el que buscó consuelo en la fe de su abuela.
A raíz sin embargo de su interpretación de una obra del brillante guionista de Hollywood Ben Hecht, sobre la búsqueda de un hogar judío en Oriente Medio, Brando se entusiasma con la causa sionista, a la que dedica mucho dinero y reuniones en varias sinagogas de Nueva York. Años después, sin embargo defendería a los palestinos…
La relación de Brando con la política revolucionaria comienza con su relación con el
Irgun, el movimiento de resistencia judío que trajo al sionismo tantas ideas comunistas. Cuando estaba preparando la película
Queimada en 1968, se interesó por las
Panteras Negras, al conocer a su presidente Eldridge Cleaver, que quince años después se haría mormón. Participó luego en el movimiento por los derechos civiles, uniéndose a las marchas que había por todo el país, apoyando con parte de sus ingresos la
Conferencia de Lideres Cristianos del Sur de Martin Luther King
. En ese sentido Brando siempre ha sido generoso… Ha ayudado a UNICEF y a los indios, hasta el punto de renunciar a su
Oscar por
El Padrino en 1973, en denuncia a la discriminación y pobreza de la población indígena norteamericana.
TRAGEDIA FINAL
Los últimos años de su vida están marcados por la tragedia de su hijo encarcelado por asesinato y el suicidio de su hija. Christian Brando fue condenado a diez años de prisión en 1991 por la muerte del novio de su hermanastra Cheyenne. Al principio del juicio, el actor vendió su mansión para poder pagar la fianza por la libertad provisional de su hijo. Luego vendió hasta la isla de Polinesia, que había comprado en 1966. Un año antes de salir de la cárcel, la hija que Brando tuvo con una actriz de Tahití durante el rodaje de
Rebelión a bordo, se suicida en 1995, ahorcándose en otra mansión que el actor poseía en una isla polinesia. Brando es entonces ingresado en grave estado nervioso en un hospital de Los Angeles.
En el juicio de su hijo, el actor se niega a jurar sobre la Biblia, diciendo que era ateo. Su concepción mágica de la fe parece que no le podía salvar. Cuando hubo un gran debate social en Estados Unidos sobre la violencia juvenil retratada en la película
Salvaje (1950), Brando hizo unas declaraciones en que profesaba su confianza en el ser humano: “A medida que me voy haciendo mayor, me doy cuenta que no hay nadie que sea realmente malo”. Y cita las palabras de Tennessee Williams a Elia Kazan sobre
Un tranvía llamado deseo: “No hay personas buenas o malas, algunos son un poco mejores, otros un poco peores, pero a todos nos influye el mal entendimiento y la malicia, una ceguera ante lo que hay en corazón del otro”….
El problema es que en nuestro corazón no habita el bien. Hay una oscuridad interior, como la que contempla el personaje de Kurtz en
Apocalypse Now (1979), al ver “el horror del corazón de las tinieblas” del que hablaba Conrad, transplantado ahora al Vietnam. La biografía de Brando muestra una vida de promiscuidad y perversión, que revela un total egoísmo. En sus memorias cuenta cómo hace perder a una enferma mental su virginidad, creyendo que él era Jesús y ella María Magdalena, suicidándose ella poco después. En ese libro dice que una de sus fantasías más habituales era violar a una monja. Y una vez lo intentó en un hospital, precisamente con una joven religiosa que le mostró especial atención y cariño...
Brando intentaba relajarse con la meditación, pero cuando miramos a nuestro interior, lo que descubrimos es más de nuestra impotencia y frustración. El actor buscaba el control mental por medio de un aparato de biofeedback, que emite a unos cascos una serie de sonidos, supuestamente en sintonía con nuestra mente. Y en sueños le parecía que hablaba con Dios… Es la trampa por la que muchos buscan la paz dentro de si mismos…
Finalmente se interesó por la genética, confiando que en ella estaría la solución para el problema del hombre…
La respuesta sin embargo no está dentro de nosotros, sino en Aquel que vino a sufrir nuestras contradicciones, sufriendo así el castigo que nosotros merecíamos, para darnos de esa forma la vida que no hay en nosotros. Así “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
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