Trabajar desde la verdad

Que nuestra vida sea un baluarte de la verdad para competir de acuerdo a las reglas y el honor, buscando siempre lo mejor para todos.

CON OTRO RITMO AUTOR 47/Jaime_Fernandez 31 DE AGOSTO DE 2020 10:00 h

Foto de [link]Julian Tong [/link] en Unsplash.

La corredora Allyson Félix tiene en este momento (2010) en su poder el récord del mundo en 200 metros de atletismo. Fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Pekín 2008. Campeona mundial en los años 2005, 2007 y 2009, siempre habla del Señor Jesús como la fuente de su fortaleza. Todos saben que en los últimos años hubo muchos atletas con problemas con el dopaje, por eso Allyson quiere seguir siempre los buenos consejos de su padre: «Si no trabajamos desde la verdad, las medallas no sirven para nada».

Intentar vivir de una manera justa. Hacer todo lo posible para que nuestra vida sea un baluarte de la verdad y competir de acuerdo a las reglas y el honor, buscando siempre lo mejor para todos. Al final, eso es lo que queda; tarde o temprano la mentira es descubierta y la verdad permanece. Esa es una de las decisiones más importantes de nuestra vida: «No he escondido tu justicia dentro de mi corazón; he proclamado tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado a la gran congregación tu misericordia y tu verdad» (Salmo 40:10).

Puede parecernos muy espiritual y casi imposible de conseguir, pero es mucho más sencillo de lo que aparenta: se trata de descansar en cinco características de Dios. Al hacerlo, no solo las hacemos nuestras, sino que las compartimos con los que nos rodean:

1.- Justicia. Imprescindible, es parte de la esencia de Dios.

2.- Fidelidad. La confianza de que Dios no nos abandona nunca.

3.- Salvación. Dios restaura todas las cosas y comienza con nosotros mismos.

4.- Misericordia. El Señor nos trata muchísimo mejor de lo que merecemos.

5.- Verdad. Jamás nos engaña, ¡todo lo contrario! Nos dice todo lo que necesitamos saber.

Algunos intentan vivir de una manera justa, pero dejando a Dios a un lado. Es un buen intento, digno de ser admirado; pero no sirve de mucho. Tarde o temprano la frustración acabará con sus deseos, porque cuando buscamos la verdad y la justicia necesitamos que todos crean en ella; de otra manera seremos engañados. Y si Dios no está en nuestra vida, ¿quién nos garantiza que la verdad y la justicia triunfen?

En nuestro mundo, una y otra vez los engañadores y falsos son los que terminan ganando. Necesitamos justicia, fidelidad, misericordia, verdad... Necesitamos ser salvos de nosotros mismos, de nuestras injusticias e infidelidades; de nuestras mentiras y nuestro deseo de pasar siempre por encima de los demás a cualquier precio. Solo Dios puede darnos lo que necesitamos porque esas cinco características viven dentro de su corazón. O amas a Dios y disfrutas de su carácter, o pierdes lo mejor de la vida.

No hay término medio. Puedes conformarte con pequeñas dosis de justicia, verdad o fidelidad... pero al final, algún listillo terminará por engañarte. Solo descansando en alguien superior, inmensamente justo e inmensamente misericordioso, podemos estar seguros. Y si ya estás disfrutando de él, ¡no te quedes callado! El mensaje del evangelio no es solo para vivirlo, sino para verbalizarlo también. Recuerda la decisión del escritor de la canción Anunciaré: de que lo hagas y proclames, depende que muchos otros puedan vivir de una manera diferente.

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