Las cuestiones morales relativas al uso de la pornografía se extienden más allá de sus efectos sobre el usuario para incluir sus secuelas sobre otros, en particular los más pobres y desesperados. Por John Steley.
El psicólogo cristiano John Steley ofrece algunas herramientas prácticas para ayudar a aquellos que luchan con el problema de la pornografía. Para una mirada más amplia al sexo, la Biblia y la sociedad, recomendamos nuestro trabajo “Free Sex” Who pays? ["Sexo libre”: ¿Quién paga?]
La pornografía se define como “material impreso o visual que contiene una descripción o exhibición explícita de órganos o actividades sexuales, con el fin de estimular la excitación sexual”.[1] La pornografía puede ser ‘suave’ (sugestiva) o ‘dura’ (explícita).
La pornografía es un problema para muchos hombres y mujeres, tanto casados como solteros, incluyendo a muchos en la iglesia. La gente puede recurrir a la pornografía por curiosidad, por emoción o aventura, o con la esperanza de intimidad. Este es particularmente el caso de las personas que se sienten aisladas, aburridas, cansadas o insatisfechas.
A corto plazo, ver pornografía puede llevar a sentimientos de culpa y vergüenza. También puede ocasionar al usuario imágenes mentales que pueden ser perturbadoras o que pueden distraerlo de otras actividades. A largo plazo puede ser la causa de que el consumidor vea a las personas como objetos en vez de como individuos completos. Estos seres de la ‘vida real’ pueden verse como inadecuados o defectuosos ya que no están a la altura de las imágenes ideales poco realistas producidas por la pornografía. Esto puede causar una dificultad en las relaciones, especialmente en las de naturaleza íntima.
Ver pornografía puede convertirse en una adicción. El que la ve es “recompensado” en forma de estimulación sexual. Cada vez que esto sucede el comportamiento se vuelve más atrincherado. Es imposible decir de antemano cuánta estimulación sexual recibirá el usuario en una ocasión en particular. Por lo tanto, estará expuesto a recompensas de intensidad impredecibles que, según la teoría conductista, serán particularmente difíciles de extinguir.
Algunas personas han descubierto que con el tiempo quieren pornografía más extrema para encontrarla satisfactoria. Ver pornografía puede llevar a otras tentaciones sexuales, ya que el consumidor puede querer participar en la actividad que ha visto en la pantalla.
En algunos países es ilegal ver pornografía. También es un asunto disciplinario en ciertas organizaciones. La pornografía puede presentarse en varias formas, incluyendo imágenes (por ejemplo, en revistas), libros, películas, dibujos animados, grabaciones de sonido, vídeos y videojuegos.
Los que producen pornografía suelen estar motivados por el beneficio financiero. Es importante recordar que pagar por ver pornografía puede apoyar la explotación y el abuso de niños y/o adultos vulnerables. Por lo tanto, las cuestiones morales relativas al uso de la pornografía se extienden más allá de sus efectos sobre el usuario para incluir sus secuelas sobre otros, en particular los más pobres y desesperados.
Hoy en día se accede a la mayoría de la pornografía a través de Internet. A continuación se incluyen algunas medidas que la gente toma para dejar de usar la pornografía de Internet. También hay algunas sugerencias sobre cómo mantener una vida mental “libre de pornografía” después de que haya cesado el acceso online a la misma. Sin embargo, toda la pornografía es un problema, y la mayoría de estos pasos también se aplican para superar el deseo de ver otras formas de semejante material.
Piensa cuidadosamente en los nombres que des para tu programa de rendición de cuentas. Lo ideal sería que fueran personas con las que tuvieras un contacto regular y a las que respetaras. Asegúrate de que las personas que utilizas para tu programa de responsabilidad revisan sus bandejas de entrada a fondo.
Debes tener un programa de rendición de cuentas en cada computadora a la que tengas acceso.
Pregúntate a ti mismo qué necesidad está llenando la pornografía en tu vida. ¿Tienes necesidad de mayor intimidad? ¿Más emoción o aventura? ¿Tienes demasiado tiempo ocioso?
Puede que te encuentres pensando lo siguiente:
- “Sólo un poco no hará ningún daño”.
- “Necesito saber lo que hay ahí fuera para poder informar a los demás”.
- “Todos hacen algo malo. Esto es sólo mi flaqueza particular”.
- “Esto no es lo que más me estimula”.
- “Mirar esto podría ayudar a mi vida sexual”, o algo similar.
Estas son racionalizaciones. Necesitas enfocarte en otra cosa. (Ver Filipenses 4:8)
Si fracasas, no te castigues. Pide perdón a Dios. Tal vez puedas hablar con un amigo de confianza y, entre los dos, efectuar algo provechoso. (Quizás una lista de cosas útiles para hacer y tenerla a mano).
Si pasas, aunque sea un corto tiempo, sin ver pornografía dite a ti mismo: “¡Bien hecho!”
Recuerda: la mayoría de los problemas adictivos no desaparecen fácilmente. Probablemente tendrás que perseverar por algún tiempo, hasta que el momento en que el hecho de no hacer uso de la pornografía de Internet se convierta en un estilo de vida. Anímate regularmente y convéncete a ti mismo que el objetivo vale la pena.
Incluso después de haber dejado de acceder a la pornografía a través de Internet, puedes estar tentado de “reproducir” en tu mente las imágenes que has visto.
Hay un número de cosas que puedes intentar si estás recordando imágenes pornográficas:
“Finalmente, hermanos y hermanas, todo lo que es verdadero, lo que es noble, lo que es correcto, lo que es puro, lo que es encantador, lo que es admirable, si algo es excelente o digno de alabanza, pensad en esas cosas.”
Al igual que con el acceso a la pornografía a través de Internet, es probable que tengas que perseverar durante algún tiempo. Una vez más, date ánimos regularmente y repítete a ti mismo que el objetivo vale la pena.
John Steley es un psicólogo cristiano afincado en Londres con más de 25 años de experiencia. Ofrece asesoramiento y consultoría cristiana. Puede consultar más información en su página web.
Este artículo se publicó por primera vez en la web de Jubilee Centre y se ha reproducido con permiso.
Recomendaciones bibliográficas:
Cusuck, M. J. (2012). Surfing for God. [Surfear para Dios.] Nashville: Thomas Nelson
Struthers, W. (2010). Wired for intimacy: How pornography hijacks the male brain [Conectado para la intimidad: Cómo la pornografía se apodera del cerebro masculino.] Nottingham: PIV.
Chester, T. (1994). Captured by a Better Vision: Living Porn-Free [Capturado por una mejor visión: Vivir sin porno.] Londres:
Notas
[1] Oxford University Press (2013) Diccionarios de Oxford (ver aquí).
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