Para mí ha sido un hito histórico. El discurso del Prof. Villacañas, brillante en la forma y extraordinario en el contenido, me ha parecido un curso acelerado de recuperación de la memoria histórica del pueblo protestante en España y un acto de justicia. Es como si de pronto un potente foco de luz se proyectara sobre la Historia.

Me he emocionado al pensar en todos nuestros ancestros, dese el siglo XV hasta nuestros padres y abuelos, que dieron su vida en la lucha por la Verdad del Evangelio. ¡Cuánto les habría gustado vivir este momento! Ellos sembraron con lágrimas, y ahora nosotros podemos segar con regocijo (Salmo 126:5).

Hubiera querido que el reloj se parara para disfrutar mucho más de un momento histórico que, estoy seguro, traerá bendición al pueblo evangélico en España. Muchas gracias a todos los que lo han hecho posible.  

Discurso

En nombre de la Alianza Evangélica Española y la Fundación RZ para el Diálogo entre Fe y Cultura es un honor para mí iniciar este acto en su parte más solemne: la entrega del Premio Unamuno al Profesor José Luis Villacañas. 

Los protestantes en la Historia de España hemos sido –y somos todavía- grandes ignorados. Ignorados en el doble sentido de la palabra ignorar: 

• No saber: somos unos desconocidos 


• No querer saber: somos silenciados (o calumniados)  

En este contexto  la obra del Prof. Villacañas viene como agua fresca en tierra árida.

Por ello me complace representar a la Fundación RZ y a la Alianza Evangélica Española en este acto organizado por Protestante Digital. Apoyamos cálidamente este premio porque refleja los principios esenciales  de ambas entidades: “el diálogo entre fe y cultura” y “la defensa y extensión de los valores del Evangelio” (el primer lema de la AEE).

Pero no queremos sólo dejar de ser ignorados. Queremos también dar, aportar. Alguien ha dicho que si la Reforma Protestante hubiese arraigado en España, la Hª de nuestro país habría sido muy distinta, para bien. Aunque somos una comunidad minoritaria, el pueblo protestante tiene mucho que aportar a nuestra sociedad. Lo tenía en el siglo XVI, cuando se le impidió hacerlo, y lo tenemos hoy. Nos preocupan los mismos problemas sociales, morales y éticos, y tenemos las mismas necesidades: de justicia, de rectitud moral, de integridad, de paz y de esperanza. 

Permítaseme poner tres ejemplos de esta fecunda aportación en valores ético. No es casualidad que los países con un índice de corrupción más bajo y con democracias más sólidas sean aquellos que están impregnados de los valores éticos protestantes. Y tampoco es casualidad que el país donde nació la Reforma, Alemania, nos marca hoy un ejemplo de capacidad de diálogo y de consenso con su largo gobierno de “Grosse Koalition”. La Gran Coalición es imposible en países donde aún prima el espíritu de la Inquisición (“ciudadanos buenos”, los que piensan como yo, versus “ciudadanos malos”, los que piensan diferente). Este espíritu, por desgracia aún muy arraigado en nuestro país, en vez de llevar a la gran coalición genera la “gran crispación”. Y qué diremos de la histórica reconciliación en Sudáfrica donde los cristianos protestantes (en especial líderes como Desmond Tutú) jugaron un papel absolutamente decisivo.

“Los hombres gritan para no oírse” dijo Unamuno. Esto es justamente lo que queremos evitar porque el diálogo no es un campo de batalla, sino un campo de cultivo. La esencia de la Alianza Evangélica Española y de la Fundación RZ es hacer puentes entre la sociedad y nuestra comunidad. Queremos ser “pontífices” –hacedores de puentes. Y ahí es donde Protestante Digital, un medio vinculado a la AEE, ha jugado y juega un papel clave. Es una herramienta estratégica en esta labor de puente. 

Nuestro reto no es pequeño. Fue muy bien definido por uno de los gigantes del periodismo cristiano del siglo XX, Carl F. Henry: “Hemos de confrontar al mundo ahora con una ética que le haga temblar y con una dinámica (un poder) que le de esperanza”.

[destacate]La obra de Villacañas construye puentes vitales para la convivencia y el diálogo[/destacate]Concluyo. Prof. Villacañas, tenemos una enorme deuda de gratitud con usted. Su obra y su persona han venido a construir uno de estos puentes vitales para la convivencia y el diálogo. Ha contribuido de forma muy importante a que la sociedad española no siga ignorándonos –no ser desconocidos ni silenciados- y que pueda beneficiarse de nuestro rico patrimonio, en esencia, de los valores encarnados por Jesús. Son valores que transforman vidas y comunidades, valores que llevan a derribar muros y a promover el encuentro auténtico entre personas. 

Este premio es sólo un símbolo de nuestra más profunda gratitud. Muchas gracias, profesor Villacañas, por ser “amigo de los protestantes”, pero sobre todo muchas gracias por su búsqueda incesante de la verdad y de la justicia.