Famosos que se acercan a Jesús

En las últimas semanas, algunas de las figuras ‘pop’ más influyentes han coincidido a la hora de narrar su acercamiento personal a la fe cristiana.

Kanye West, uno de los raperos clave de los últimos 20 años, lleva algunas semanas organizando encuentros dominicales de alabanza, y ha dado a entender que “Jesus Is King” será el título de su próximo álbum. Su mujer, la estrella de Instagram y los reality show Kim Kardashian, iba más allá y explicaba en televisión que el músico “ha nacido de nuevo (…) ha sido salvado por Jesús”.

El artista del reguetón Almighty ha explicado su conversión a la fe bíblica en un videoclip junto al cristiano Redimi2. Presenta su testimonio, responde a preguntas sobre su cambio radical de vida, e incluso ora por la conversión de otras estrellas del mundo musical latino.

Justin Bieber ya hace más tiempo que habla en redes sociales de su confianza en Jesús. El cantante se bautizó en 2014 con la iglesia Hillsong de Nueva York, y desde entonces ha ido dando pasos en una fe de la que habla con la misma naturalidad que de sus problemas con la ansiedad. Hailey Baldwin, modelo y actriz, y él se casaron en 2018 y quieren vivir su matrimonio con un enfoque claramente cristiano.

También Brad Pitt, que fue criado en una “estricta y limpia familia cristiana”, acaba de abrirse sobre el tema de la espiritualidad. El actor dice que pese a que “me identifiqué como ateo durante un tiempo, en realidad nunca lo fui”. El actor, que ha reconocido su lucha con la depresión, dice que está volviendo a algún tipo de “fe”.

NUESTRA REACCIÓN COMO CRISTIANOS

Entre el público cristiano, todas estas frases en entrevistas, redes sociales o canciones crean debate. ¿Es la supuesta fe de estos famosos realmente sincera? ¿Tienen algún interés en mostrarse como gente espiritual? ¿A qué tipo de iglesia asisten? Y, ¿qué es lo que realmente creen sobre Jesús y la Biblia?

Pero la conversación también la podemos trasladar a los medios de comunicación con una perspectiva cristiana, como el nuestro. ¿Cómo informar?  

Se nos ocurren dos principios a tener en cuenta a la hora de tratar estas historias.

- Precaución. Hoy todo es información instantánea y hay poco tiempo para el análisis o la mesura. La tentación al ver a un famoso que habla de Jesús es convertirlo inmediatamente en un ejemplo a seguir. Es fácil obviar la realidad de que toda persona pasa por un proceso, y que la madurez cristiana necesita tiempo y buen acompañamiento.

Como medios con una cosmovisión cristiana, es clave no ‘subir a los altares’ a aquellos que expresan algún tipo de búsqueda espiritual. Darles un status especial sólo ayuda a poner más peso sobre sus hombros. Las altas expectativas a menudo dan paso a la confusión cuando la nueva fe termina por no ser ni tan clara, ni tan fuerte como parecía al principio.

En este sentido, tiene sentido enfocarnos quizás más en cristianos con una trayectoria más larga, personas con actitudes y compromiso cristiano públicos demostrados. Una de las tareas pendientes es encontrar más testimonios personales de personas que integran bien su fe, su trabajo y su vida pública.

- Gracia. Frente al error de idealizar al famoso, está el otro extremo: descartar como poco creíbles o incoherentes las declaraciones de cualquier personaje público que se plantea una nueva fe en Jesús. El escepticismo se comprende después de ver a futbolistas que no demuestran en el campo y fuera de él la fe que dicen profesar. O cuando un músico con un historial de machismo y estilo de vida obscenamente lujoso sale a dar “toda la gloria a Dios” a la hora de recoger un Grammy.

Sin embargo, ¿tenemos derecho a descartar la sinceridad del interés en Jesús de estas personas? ¿Juzgaríamos igual a una persona que se acerca por primera vez a la iglesia de nuestro barrio? Y, ¿no es cada cristiano – sea cual sea su madurez espiritual – un ejemplo de cuán difícil es ser coherente con la fe que profesamos?

Una de las cosas que destaca de Jesús cuando leemos los evangelios es que nadie tiene la puerta cerrada a un encuentro con Él. Haber puesto en orden la propia vida no es un prerrequisito que Cristo nos exige para acercarnos a su persona.

De hecho, cuando denegamos a un famoso la posibilidad de comenzar un camino con Jesús, nos asemejamos a los habitantes de Jericó que no podían aceptar que Jesús se metiera en casa del cobrador de impuestos Zaqueo. O a los que dudaban que la mujer pecadora que derramó su carísimo perfume sobre los pies de Jesús fuera sincera. “Si Jesús supiera quién es esta persona y la vida que lleva…”, parece que decimos en nuestro interior.

UNA CONVERSACIÓN PÚBLICA ESPERANZADORA

En resumen, ¿tienen derecho los influencers a expresar sus ideas sobre la fe cristiana? Sí, claro. ¿Ayuda esto a comenzar conversaciones públicas sobre la fe? Claramente, sí. ¿Es cada persona que menciona el nombre de Dios un seguidor auténtico de Jesús? Evidentemente, no.

Pero como medio de comunicación que busca construir puentes con la sociedad, no podemos ignorar los interesantes viajes personales de algunas figuras públicas, porque representan una realidad más profunda de una sociedad que, perdida en el actual supermercado de las ideas, busca el sentido real de la vida. Gloria a Dios si alguno de estos famosos se encuentra, de verdad, con Jesús.