Cuando hablamos u oramos por la persecución, ¿estamos reflejando la ética bíblica y lo mejor de la tradición cristiana?
Lee la primera parte de este artículo aquí.
Riesgo 3: una parcialidad que no es crítica
Está muy relacionada con el riesgo 2, ya que no solo se exagera en exceso la persecución en la literatura activista, si no que muestra una parcialidad que no es crítica y una credulidad hacia ciertos grupos favorecidos (es decir, hacia organizaciones cristianas y cristianos perseguidos).
Durante el tiempo que serví en la oficina de Libertad Religiosa Internacional aprendí a ser muy circunspecto a la hora de invitar a compañeros del departamento estatal a encuentros que había acordado con organizaciones activistas creyentes. En demasiadas ocasiones los activistas presentaban una imagen totalmente parcial, anecdótica, no comprobada, anticuada, sensacionalista o influenciada por ideas políticas concretas. Una de mis compañeras de departamento me dijo claramente queno haría un seguimiento de los informes de persecución a menos que provinieran de una organización secular de derechos humanos conocida, pues no se fiaba de los grupos de libertad religiosa. Esta compañera en concreto estaba muy obcecada yendo en contra de grupos creyentes (tal como le pasa a algunas de las organizaciones de derechos humanos más grandes, quienes proporcionan poca ayuda a los abusos de libertad religiosa), pero en su caso, su preocupación por la credibilidad estaba fundamentada.
Otro tema delicado y que también está relacionado es la credibilidad que otorgamos a las experiencias personales de los perseguidos. Es de vital importancia que escuchemos sus historias, pero también es importante que lo hagamos de forma crítica. Ellos comparten una experiencia personal vívida, sin filtros y de primera mano sobre el sufrimiento a causa de su fe. Sin embargo, sus experiencias también pueden descuidarse, espiritualizarse en exceso y tener unos colores cegadores provocados por el antagonismo al que se han enfrentado. Este es el caso en concreto de los grupos de diáspora en occidente, los cuales tienden a utilizar la defensa de los derechos humanos para seguir librando batallas que ya llevan décadas terminadas. Pocas veces los cristianos occidentales lidian con el tema de cómo los cristianos perseguidos pueden contribuir en el tema de las tensiones sociales y hostilidad con las autoridades. El proyecto Under Caesar’s Sword (Bajo la espada de César), un estudio global de tres años sobre respuestas cristianas a la persecución, reveló que los evangélicos y los pentecostales son los más propensos a sufrir persecución en comparación con otras comunidades cristianas, al menos en parte por su estilo de evangelismo y su postura de oposición contra la sociedad y el gobierno. [8] Por supuesto, oponerse es algo perfectamente válido si está dentro de su derecho de evangelizar y se hace de forma pacífica. No obstante, el informe de política llevado a cabo por el equipo de investigación de Under Caesar’s Sword recomienda que “las iglesias perseguidas deberían evitar ofender de forma innecesaria y de esa forma atraer una persecución evitable”. [9]
Los autores utilizan de forma apropiada la palabra “evitable” en sus informes porque se tiene que ser cauteloso y no caer en la trampa de culpar a la víctima. Eso es precisamente lo que las comunidades religiosas monopolísticas y los gobiernos represivos querrían que hiciéramos. La persecución siempre es culpa del perseguidor, pero una evaluación imparcial siempre es una parte esencial de un riguroso estudio y presentación de los hechos. Tanto los perseguidos como los defensores harían bien de prestar atención a 1ª de Pedro 2:12, que nos enseña lo siguiente: “manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras”. (RVR1960). [10]
Riesgo 4: rechazar la persecución de los que no son cristianos
Algo peor que mostrar una parcialidad injustificada con los cristianos perseguidos es el hecho de ignorar la grave situación de los perseguidos que no son cristianos. Tal como vimos en el primerriesgo, es totalmente adecuado que los cristianos tengan (aunque sin dejar de ser crítico –riesgo 3–) una preocupación especial por los miembros del cuerpo de Cristo. Sin embargo, esta preocupación especial no debería resultar en una falta de preocupación por los que no son creyentes.
He visto que se ha dado un énfasis exagerado de dos maneras principales a la persecución cristiana y que ha habido un rechazo concomitante hacia los no creyentes que sufren. En primer lugar, los cristianos intentan con demasiada frecuencia demostrar que son la comunidad más perseguida del mundo. Quizás es cierto, dado que el cristianismo es la religión más numerosa e internacional. ¿Y qué? Ningún asalto a la libertad de conciencia de una persona es una afrenta a una visión cristiana de la dignidad humana. El énfasis nos puede hacer que perdamos de vista, por ejemplo, que los musulmanes son las principales víctimas del terrorismo islámico y de la represión en países de mayoría religiosa musulmana.
Esto lleva a un segundo problema que está relacionado: ver la integración del Islam y el gobierno en muchos países de mayoría musulmana solamente como una preocupación para los cristianos y otras minorías. Un diplomático americano me dijo una vez que la libertad religiosa no es un “problema importante” en Afganistán porque el país es un 99% musulmán, pero como la apostasía y la blasfemia son ofensas capitales, más de un 99% de la población no es libre de cambiar o criticar su religión. Eso es un problema importante. Afganistán nunca se convertirá en una democracia liberal próspera (y seguirá alimentando radicalismo violento) si restringe la libertad humana de una forma tan fundamental(ista).
Hay razones de principios y pragmáticas para que los cristianos defiendan a los que no lo son. En el nivel de principios, la mayoría esenciales, los cristianos tienen que creer que cada ser humano es creado a imagen de Dios. Tal como dijo el Papa Benedicto XVI:
“El derecho a la libertad religiosa está arraigado a la dignidad del ser humano, cuya naturaleza transcendental no se debe ignorar o pasar por alto. Dios creó al hombre y a la mujer a su propia imagen y semejanza (Génesis 1:27). Por eso cada persona está dotada del derecho sagrado de una vida plena, también desde el punto de vista espiritual.” [11]
A nivel pragmático, Benedicto observó que “la libertad religiosa es una auténtica arma por la paz”, y claramente un creciente cuerpo de erudición ha mostrado que la libertad religiosa contribuye a una estabilidad social y armonía. [12] Como Castellio señaló hace cinco siglos, “donde no hay persecución, todo está en paz a pesar de que haya diversidad religiosa”. [13] La defensa de la libertad religiosa cristiana que rechaza a los que no son cristianos es por lo tanto subcristiana y tiene la vista nublada.
Riesgo 5: imitar a los perseguidores de los cristianos
Otra manera de restar credibilidad a nuestra lucha por la libertad religiosa es imitar la retórica de gobiernos oficiales y actores monopolistas no estatales. Normalmente afirman que los cristianos, o al menos ciertos tipos, son los agentes de la influencia extranjera o civilizaciones rivales y que por lo tanto no pueden ser ciudadanos leales, con lo cual no se les puede garantizar el mismo nivel de privilegio social y protección legal. Desafortunadamente, este tipo de argumento lo emplean a menudo políticos cristianos y líderes civiles de la sociedad occidental contra los musulmanes.
En 2009, el congresista estadounidense Trent Franks aportó un ejemplo conmovedor. Franks, el entonces copresidente del equipo internacional de libertad religiosa en elcongreso (International Religious Freedom Taskforce in Congress), pidió que se llevara a cabo una investigación sobre una afirmación completamente falsa que hablaba de una conspiración musulmana de infiltrarse en el gobierno de los Estados Unidos. Este problema ha aumentado significativamente en la era de Trump, donde muchos pastores cristianos y líderes políticos difaman públicamente a los musulmanes y a su fe. La hipocresía no pasa desapercibida. A partir de la creación de un equipo de trabajo por la libertad religiosa para combatir la “persecución” en América, fundado por el departamento de justicia estadounidense, el cómico Stephen Colbert bromeó acerca de este tema y dijo: “Madre mía, con esto la prohibición musulmana está a la vuelta de la esquina”.
En Europa se ha observado una dinámica similar. En Hungría, por ejemplo, en 2016 el gobierno creó un departamento para ayudar a los cristianos perseguidos en Oriente medio incluso en medio del proceso de bloqueo y desprestigio hacia los refugiados musulmanes que huían de una misma inestabilidad y represión. El presidente húngaro Viktor Orban ha llamado “invasores” a los migrantes musulmanes y se ha comprometido a proteger Europa de una inmigración “que es corrosiva”. Para estar seguro de ello, la inmigración (especialmente en la escala que Europa experimentó en los últimos años) genera preguntas difíciles sobre recursos del estado, cohesión social, identidad nacional y otras cuestiones entrelazadas. Las preguntas son más difíciles cuando nos referimos a inmigración de países y comunidades religiosas que no han experimentado libertad religiosa. Crear políticas de inmigración que sean a la vez compasivas y estratégicas requiere un juicio muy prudencial. En cambio, generar miedo y avivar la tensión es algo imprudente y extremadamente peligroso.
Puede ser ventajoso desde un punto de vista político, ya que se utiliza un grupo minoritario en Occidente como chivo expiatorio, pero debemos recordar que los cristianos son minoría en 71 países. Les hacemos la vida más difícil a esos cristianos minoritarios cuando nosotros despreciamos a minorías en Occidente. Si queremos libertad religiosa para nosotros y para nuestros hermanos creyentes, debemos extender esa misma cortesía hacia los demás. Citando a Castellio sobre cómo un hombre puede ser ortodoxo en una ciudad y hereje en otra, el experto en libertad religiosa Chris Seiple, afirma: “Todos deberíamos creer en alguna especie ‘regla de oro’, aunque sea porque todos somos una minoría en alguna parte del mundo”. [14]
Riesgo 6: “La persecución es compleja” en Occidente
Hay una tendencia entre los cristianos de Occidente de presentar su propia experiencia de pequeña discriminación legal o marginación social (o, para ser honestos, de pérdida de un relativo privilegio social) como algo similar a la brutal represión que sufren los cristianos en otras partes del mundo. Creo que hay por lo menos tres factores que lo provocan. En primer lugar, la fuerza demográfica y política del cristianismo disminuye de forma innegable en muchos países de Occidente. En segundo lugar, hemos visto emerger lo que algunos escolares califican como una cultura de victimismo en Occidente, donde el estatus no se gana a través de esfuerzo y honor, sino a través de una percibida marginación y opresión. Y en tercer lugar, entre los cristianos de Occidente existe la tentación de querer compartir la estimación de cristianos perseguidos en otras partes del mundo.
Es cierto que los cristianos de Occidente están enfrentándose a problemas preocupantes. Aumentan las presiones sociales y legales, especialmente relacionados con la libertad de mantener y manifestar convicciones cristianas históricas sobre la vida, sexualidad, género y matrimonio. Pero una encuesta llevada a cabo en 2015 mostró que el 70% de los evangélicos blancos en América creen que los cristianos sufren tanta discriminación como otros grupos en los Estados Unidos. [15] Tal como observa Julian Rivers, profesor de jurisprudencia de la Universidad de Bristol, “una regulación administrativa creciente [en Occidente] y un sentimiento general de disonancia cultural puede hacer que se retroalimenten y creen un sentido de persecución que vaya en aumento”. [16]
Entonces, ¿tener la sensación de que hay persecución es lo mismo que ser perseguido? El Antiguo Testamento utiliza la palabra traducida habitualmente como “persecución” (diógimosen griego) para abarcar una gran cantidad de formas de hostilidad. Sin embargo, en el uso contemporáneo, el término “persecución” está muy cargado (aunque no tanto como “genocidio”) en los casos más extremos. Knox Thames, el asesor veterano del departamento estatal sobre minorías religiosas de los Estados Unidos, afirmó en su libro publicado en 2009 que un uso casual del término “persecución” para hacer referencia a cualquier abuso de libertad religiosa “solo hace que restar valor al término y disminuye el impacto cuando se describe una situación real de persecución, lo cual obstaculiza la efectividad del defensor”. [17] El término, advierte Thames, debería reservarse para “la represión de religión más violenta, notoria y extrema”. Con esa medida, los cristianos en realidad no sufren persecución en Occidente. Tal como suele decir el activista por la libertad religiosa Rabbi David Saperstein, sería genial si el desafío más importante para la libertad religiosa de un país fuera que un cristiano conservador tuviera que hacer un pastel para una boda gay”. [18]
Riesgo 7: emplear un lenguaje que aleja a las personas
Este último riesgo es quizás el de menos gravedad en comparación con los otros que se han presentado, pero es importante recordar que debemos utilizar un lenguaje que anime y no que encumbre la lucha contra la persecución. Hay dos puntos importantes que mencionar en este apartado.
En primer lugar, el término que empleamos para expresar nuestra meta (“libertad religiosa”) no gusta a todo el mundo. Yo lo he utilizado a lo largo de este artículo como un recurso práctico porque soy americano (el término tiene unas profundas raíces históricas en los Estados Unidos) y me dirijo a una gran cantidad de lectores cristianos. Pero para evitar la percepción de que solo nos interesa la libertad para los que son religiosos, es útil especialmente en entornos públicos y legales emplear la frase “libertad de religión o conciencia”, la cual se encuentra en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En segundo lugar, tal como señaló Erin Wilson, de la Universidad de Groningen, tanto la frase de “libertad religiosa” como la de “libertad de religión y conciencia” pueden sonar extrañas, incluso amenazantes, para las sociedades no occidentales que enfatizan normas colectivas por encima de los derechos individuales. En tales contextos puede ser más útil emplear conceptos vernáculos como armonía social e igualdad que puedan ser puntos de apoyo contextuales para la libertad religiosa. Incluso en Occidente, hay quien sospecha que la misma palabra “libertad” ha adquirido un tono partidista. Tal como observó el psicólogo social Jonathan Haidt en The Righteous Mind (La mente justa), los conservadores sacralizan la “libertad” mientras que los liberales sacralizan la “igualdad”. Señalé con interés que el gobierno británico hace poco anunció la creación de una iniciativa de 4 años y con un valor de 12 millones de libras, la cual tiene un nombre innovador y con sensibilidad cultural: la coalición por la igualdad religiosa y desarrollo inclusivo (CREID). [19] En un evento de inauguración del programa, un participante señaló que se prefirió “igualdad religiosa” antes que “libertad religiosa” porque la primera cala más en más lugares.
CONCLUSIÓN
En este documento he examinado siete riesgos habituales que he visto en el ámbito de la defensa de la libertad religiosa. Siguiendo el ejemplo de Sebastian Castellio, un conocimiento contemporáneo, mi propia experiencia reciente y una enseñanza permanente de las Escrituras, he intentado apuntar hacia una manera más acertada. Mi deseo es que los lectores se involucren de forma más activa, concienciada y efectiva en la defensa de la libertad de religión. Cuando hablamos u oramos por la persecución, ¿reflejamos la ética bíblica y lo mejor de la tradición cristiana? Cuando vemos un artículo en la prensa cristiana sobre la persecución o recibimos un correo electrónico sobre donar económicamente o hacer un llamado a defender algo relacionado con la iglesia perseguida, tendríamos que hacernos la siguiente pregunta: ¿Este artículo o planteamiento exagera el problema o muestra un partidismo innecesario a los cristianos? ¿Desprecia a los que no son cristianos o rechaza su sufrimiento? ¿Evidencia síntomas de una “persecución compleja” o emplea un lenguaje que aleja a las personas? Al reconocer y en última instancia evitar estos riesgos, podemos ser héroes constructivos y productivos por todos los que sufren por causa de sus creencias o conciencia.
Judd Brisdall, director general de Religión y Estudios Internacionales del Instituto Cambridge.
Este artículo se publicó por primera vez en la página web del Jubilee Centre y se le ha concedido permiso para que vuelva a publicarse.
Notas
[8] Daniel Philpott, Thomas Farr, and Timothy Shah, In Response to Persecution: Findings of the Under Caesar’s Sword Project on Global Christian Communities, 41.
[9] Ibid. 48.
[10] Las citas bíblicas pertenecen a la Biblia, Nueva Versión Internacional, a no ser que se especifique lo contrario.
[11] ‘Religious Freedom, The Path to Peace.’ Disponible en: http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/en/messages/peace/documents/hf_ben-xvi_mes_20101208_xliv-world-day-peace.html
[12] Ver, por ejemplo, Brim Grim and Roger Finke, The Price of Freedom Denied: Religious Persecution and Conflict in the Twenty-First Century, Cambridge University Press, 2011.
[13]Concerning Heretics, p.225.
[14] Chris Seiple, ‘The lesson of Lebanon: Can this war-torn nation provide an example for getting along?’ Washington Post, 15 de enero del 2015, washingtonpost.com/national/religion/the-lesson-of-lebanon-can-this-war-torn-nation-provide-an-example-for-getting-along-commentary/2015/01/15/03b86568-9d02-11e4-86a3-1b56f64925f6_story.html?utm_term=.7c90b0a5c98e
[15] Esta respuesta es un 21% más alta que para todos los americanos y un 15% más que la respuesta de los protestantes no blancos. Ver los resultados completos del instituto de investigación de religión pública en prri.org/research/survey-americans-believe-protests-make-country-better-support-decreases-dramatically-protesters-identified-black/#.Vx52APkrJph
[16] Tal como citó Paul Marshall, “Las respuesta de ‘cristianos occidentales’ a negaciones de libertad religiosa” Under Caesar’s Sword: How Christians Respond to Persecution. p. 428.
[17] Knox Thames, Chris Seiple y Amy Rowe, International Religious Freedom Advocacy: A Guide to Organizations, Law, and NGOs, 2009. p.6.
[18] Señalado en la obra de Jacob Lupfer, ‘The Politics of Religious Freedom Under the Trump Administration,’ Religion & Politics, 14 de agosto de 2018.
[19] ‘Government commits £12 million to champion freedom of religion or belief worldwide,’ gov.uk/government/news/government-commits-12-million-to-champion-freedom-of-religion-or-belief-worldwide?fbclid=IwAR2aMOJmhxLTLLICoOgBcrVw2yf8tZMe3GcFQN_h3mFc4wsYWD5yfCVyauM
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