Las diversas presiones están llevando a los ministerios cristianos a pensar en nuevas maneras de impactar la vida diaria de las personas.
La historia reciente de Venezuela representa el desarrollo de una tragedia fáustica. Una nación con recursos inmensos, cuyo pueblo ha vivido como si la fiesta no tuviera fin, se encuentra ahora con algunos de los problemas más complicados que puede tener un país.
Hay lecciones importantes para aprender aquí, al pasar Venezuela de ser una nación de gran riqueza a una de aún mayor desesperanza.
En 1976, partí de Venezuela para estudiar teología en Toronto, inspirado a dedicar mi vida a la evangelización mundial luego de escuchar al ex colaborador de Lausana René Padilla en Caracas. Nunca volví a vivir a mi país de origen. Mientras trabajé en más de 60 países, casi nunca me encontré con un venezolano que vivía fuera del país; es decir, hasta el último par de años.
DESCENSO AL CAOS
Después de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela experimentó un auge económico sin precedentes. La riqueza petrolera creó un nuevo entorno en el cual el dinero fluía libremente, y la nación se modernizó rápidamente. Al mismo tiempo, en todos los niveles de la sociedad prevaleció una sensación de tranquilidad y despreocupación. Resultaba más barato importar la mayoría de los alimentos que cultivarlos y procesarlos localmente, a pesar de la abundancia de tierras productivas.
En 1999, el populista de izquierda Hugo Chávez se convirtió en presidente con un amplio apoyo, ofreciendo promesas de justicia social y distribución equitativa de la riqueza. Al principio, abordó problemas importantes como la vivienda, la educación y el cuidado de la salud, pero pronto se dedicó a construir su propio “sueño bolivariano”. Desarrolló el ejército mientras advertía acerca de una inminente invasión “yanqui”. Los proyectos de infraestructura fracasaron y resultaron ser terreno fértil para la corrupción generalizada.
En 2008, el precio del petróleo se desplomó. Las promesas de Chávez comenzaron a revelar una falta de planificación coherente, y fue incapaz de llevar al país a su verdadero potencial. Murió inesperadamente en 2013.
Chávez, como muchos venezolanos, seguía una mezcla de espiritismo y catolicismo (en ese orden). Realizó un ritual exhumando los huesos del libertador Simón Bolívar a través de lo cual buscaba reclamar su espíritu y su poder. Ahora los funcionarios hablan abiertamente de Chávez como si estuviera vivo. Es venerado, y su imagen es colocada en altares, a menudo al lado o por encima de Jesucristo.
Su sucesor elegido a dedo, Nicolás Maduro, tomó el poder. Bajo su administración, el país ha degenerado en un caos al parecer interminable. Maduro ha respondido a la miríada de problemas que enfrenta endureciendo su posición autoritaria y reprimiendo cualquier tipo de protesta. En mayo, llevó a cabo unas elecciones muy controvertidas en las que la mayoría de la población se negó a votar a pesar de los incentivos que les ofrecía. Pero Maduro lo tomó como su mandato.
ÉXODO
La mayoría de los venezolanos están ahora “fundidos”, ya que básicamente solo intentan sobrevivir, y se ha producido un éxodo sin precedentes. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre 2015 y 2017 salieron del país 1,642,442 personas.[1]
Parten desesperados porque el suministro de alimentos ha colapsado. El gobierno ha reducido las importaciones en un 75 por ciento, escogiendo usar en cambio sus divisas para pagar la deuda nacional. Dado que los medicamentos también han sido importados tradicionalmente, los recortes han limitado severamente su disponibilidad. Venezuela se encuentra en medio de una crisis médica. El VIH/SIDA, la malaria, el dengue y otras enfermedades están en aumento. Al mismo tiempo, ha habido una explosión de violencia criminal que ha dado lugar a tasas de homicidio muy superiores a las de Bagdad y Kabul, junto con un crecimiento alarmante de casos de trata con fines sexuales.
HACER EL BIEN AFUERA O ADENTRO
Al igual que yo, los venezolanos de la diáspora se han encontrado en una nueva situación en la que nuestra cultura, inventiva y humor han hecho aportes interesantes a nuestros nuevos países de residencia. Por ejemplo:
Abogados, arquitectos y economistas se encuentran vendiendo ropa en mercados de Lima, trabajando como niñeras limpiando casas en Santiago de Chile y en restaurantes en Bogotá.
La crisis ha permitido a otros que han tomado la decisión valiente de quedarse en el país explorar nuevas formas de llevar esperanza a un pueblo maltrecho.
Gustavo Dudamel, el aclamado director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, ha dado a conocer a Venezuela de maneras positivas.
El pastor Ramón Mendoza se mudó primero a Panamá y ahora a la Ciudad de México, y sirve como Director para América Latina de Dynamic Church Planting International.
Al dispersarse nuestro pueblo, surgen nuevas oportunidades para las misiones y para que los venezolanos sean usados por el Señor para bendecir a las naciones.
En nuestra propia familia, ya tenemos miembros que viven en diez países, pero la mayoría aún vive en Venezuela. Algunos han puesto su fe en Jesús, y otros no. Todos deben lidiar con las difíciles realidades cotidianas de simplemente encontrar alimentos y cuidado médico.
Otro ejemplo es Ángel Rafael Arellano, un psicólogo industrial que dejó una carrera influyente y exitosa, y se encuentra ahora en Bogotá buscando establecerse nuevamente. Hay muchas personas como él que necesitan la ayuda y el apoyo de la iglesia local para permitirles hacer aportes vitales a sus nuevos hogares.
Sin embargo, la crisis ha permitido a otros que han tomado la decisión valiente de quedarse en el país explorar nuevas formas de llevar esperanza a un pueblo maltrecho.
Uno de mis muchos primos, el pastor Abihail Lara, sirve en Colonia Tovar. Ve que la situación interna es ahora mucho más compleja de lo que parece desde el exterior. Por ejemplo:
El FMI estima que la inflación es la más alta del mundo, con un 13.000 por ciento este año.[2]
No hay dinero en efectivo, y el gobierno interfiere regularmente el sistema bancario.[3]
La inestabilidad se ha traducido en una inseguridad constante, con 30 por ciento de la población desempleada y alrededor de 87 por ciento viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
ESFUERZOS POR LLEVAR ESPERANZA
Estas presiones están forzando a los ministerios cristianos a pensar en nuevas maneras de impactar la vida diaria de las personas, comenzando por grupos de creyentes que ejemplifican los valores del reino de Dios.
Un modelo que busca vivir esta nueva perspectiva de servicio se está desarrollando en la comunidad del pastor Lara, Colonia Tovar. Nexus, una nueva empresa social involucrada en proyectos agrícolas junto con líderes locales, está cultivando cosechas rápidas y criando pollos y cerdos, con bendiciones sustanciales. La comunidad de creyentes se está expandiendo, demostrando que la ayuda puede venir de dentro del país.
Pero, como muchos se han ido, se necesita entrenar a nuevos líderes con corazones dispuestos a servir de manera integral. Esto llevó al pastor Lara a crear otra entidad, Hagios, un ministerio en línea para la formación teológica[4]:
Hagios equipa a pastores con un llamado para la educación teológica a entrenar a otros sin arrancarlos de sus comunidades, donde sus vecinos los necesitan.
Es el primer programa de formación teológica autóctono venezolano, y llega a varios contextos donde no existen programas de formación tradicionales.
Desde cualquier dispositivo inteligente un pastor o líder puede acceder a la plataforma de Hagios y recibir capacitación sin tener que salir de su casa.
Hagios ha comenzado también un proyecto para desarrollar “comunidades Hagios”, pequeños grupos de alumnos en línea que se encuentran cara a cara para buscar formas de influir en sus entornos sociales y eclesiales.
Entre los expatriados, varias personas han iniciados campañas de recolección de alimentos y artículos de emergencia, y los están enviando en forma privada a Venezuela. El gobierno permite hacerlo al tiempo que rechaza abiertamente las ofertas de ayuda de Estados Unidos y la Unión Europea. Otros pueden enviar fondos desde el exterior para apoyar a sus familias. Las cantidades son bastante significativas.
La contribución de nuestra familia ha sido implementada en asociación con Nexus, la empresa que creó el pastor Lara. Hemos recaudado fondos en los EE.UU. para comprar tierras de primera calidad que están siendo usadas para cultivos rápidos de hortalizas nutritivas. También se han recaudado fondos para construir establos para cerdos y gallineros. Estos productos están siendo usados para alimentar a la comunidad local de creyentes y sus vecinos necesitados. Una parte se vende también en el mercado abierto como una forma de generar ingresos para las semillas, aunque el dinero en efectivo es inútil, ya que las tendencias inflacionarias hacen que los precios suban a diario.
La agricultura nunca ha sido una prioridad en Venezuela. En este momento más personas se está volcando a ella, pero el suelo por lo general es improductivo. Es necesario realizar una reparación considerable de los suelos. Se necesitan desesperadamente tecnologías orgánicas para que esto sea factible.
CÓMO BENDECIR A VENEZUELA
La mejor estrategia para despertar los caminos del reino de Dios en Venezuela es equipar a las personas para suplir necesidades, dando manos y pies al evangelio. No hay duda de que la nación necesita desesperadamente alimentos y ayuda humanitaria. No obstante, mientras satisfacemos las necesidades inmediatas, debemos alentar a los hombres y mujeres de Dios que sufren las mismas adversidades a adquirir una nueva conciencia del servicio y el compromiso de ejemplificar a Jesús en todas las dimensiones de la sociedad, de modo que puedan ser la sal y la luz que anhela Venezuela (Mt 5: 13-15).
Como venezolano, sé que no estoy solo. Hay muchos más que lideran esfuerzos para satisfacer las necesidades desde afuera. Los mejores resultados se están logrando relacionalmente, atrayendo la mínima atención.
Hay mucho trabajo por hacer y necesitamos que la comunidad mundial nos ayude de manera práctica donde sea posible y que ore para que surjan personas de paz. A nivel mundial, debemos hacernos cargo del dolor del pueblo venezolano tanto como compartimos el dolor de la injusticia y la desigualdad en todas partes. Con fervor profético, debemos difundir por todas partes las atrocidades que se están cometiendo en este país. Y, con corazones misericordiosos, trabajemos junto con nuestros hermanos y hermanas venezolanos para llevar una esperanza renovada a su nación.
CÓMO RESPONDER AL POPULISMO
A la luz de la aparición de líderes políticos populistas a nivel mundial, debemos reconocer los escollos y oportunidades para el evangelio. Líderes populistas como Chávez, Evo Morales en Bolivia, Donald Trump en Estados Unidos, Vladimir Putin en Rusia, y también los líderes de Polonia, Hungría, República Checa y, más recientemente, Italia, por lo general terminan enfrentando al pueblo entre sí. Estos líderes han dado una voz a grupos que se sienten marginados e impotentes, pero también buscan usarlos para obtener poder. El resurgimiento del populismo está resucitando demonios que creíamos enterrados al final de la Segunda Guerra Mundial.
Los populistas a menudo achacan los problemas presentes a quienes son fácilmente caricaturizados como la encarnación de los males de la sociedad. Los blancos más fáciles son los inmigrantes, los refugiados y las minorías de todo tipo. Estas personas representan precisamente a las personas que Jesús nos enseñó a cuidar como una demostración de la misericordia y el amor del Padre. Es importante reconocer que a menudo el fracaso de los cristianos en fijar un tono de compasión es lo que ha dejado a la sociedad sin un claro sentido de guía en cuanto a cómo tratar a los demás que están en medio nuestro.
Los líderes populistas ven esa brecha pero, en vez de resolver el problema, lo usan para presentarse como “salvadores”. Nosotros, como pueblo del reino, debemos reconocer que la demagogia del populismo es incapaz de aportar soluciones y, en cambio, solo sirve para polarizar aún más a las sociedades. Debemos arrepentirnos de nuestro pecado de indiferencia y prejuicio, y tratar de abrazar con entusiasmo a quienes son blanco de los populistas.
Los 65 millones de refugiados en todo el mundo representan una oportunidad enorme que debemos acoger y buscar integrar de manera creativa a nuestras comunidades.[5] Al ejemplificar comunidades reconciliadas, podremos contestar las preguntas que nadie más está contestando.
Notas
1. Organización Internacional para las Migraciones, http://robuenosaires.iom.int/sites/default/files/Informes/National_Migration_Trends_Venezuela_in_the_Americas.pdf. ↑
2. International Monetary Fund, http://www.imf.org/en/Countries/VEN. ↑
3. Bloomberg, https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-05-03/venezuela-orders-arrest-of-eleven-executives-from-banesco-bank. ↑
4. Hagios, http://hagios.tk/. ↑
5. Nota del editor: Ver el artículo de Cindy M. Wu “Nosotros también fuimos extranjeros una vez”, en el número de mayo de 2018 del Análisis Mundial de Lausana, https://www.lausanne.org/es/contenido/aml/2018-05-es/nosotros-tambien-fuimos-extranjeros-una-vez ↑
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