1)
La literatura bíblica en lengua castellana tiene en el inglés Stuart Park a uno de sus más hondos y prolíficos representantes. Cierto es que mi valoración está parcializada (siempre soy parcial ante la excelencia), pero también resulta cierta la abrumadora opinión que en tal sentido existe entre los lectores evangélicos (y no evangélicos). Tal amparo de otros no es que me facilite expresar la admiración que tengo hacia su obra y persona. Muchas veces he escrito a contracorriente de las mayorías, muchas veces.
2)
Vindico, pues, su nombre y todo aquello que ha ido destilando en el preciso (y precioso) castellano que aprendió hace casi cincuenta años, cuando en 1964 puso, por vez primera, su corazón en suelo español. Luego, a partir de 1967, el connubio ya fue de un instante eterno que dura hasta hoy (y mañana). Pocos, muy pocos, misioneros llegados de otras tierras y lenguas, han podido entrañar el idioma como Stuart. Pueden llegar a hablar bastante bien, pero el manejo amplio del vocabulario y de la mejor sintaxis no es patrimonio de muchos.
3)
Así pienso ahora que tengo entre manos (y ojos) el último libro (publicado) por este inglés de Valladolid: “El cordón de grana. Historias de mujeres en la narrativa bíblica”(Ediciones Camino Viejo / Andamio, Valladolid, 2013, pp. 281). Desde 1991, año de aparición de su primer libro, sus reflexiones bíblicas no han cesado, máxime estos últimos años, con Ediciones Camino Viejo poniendo sello editorial. He aquí el listado: “Las hijas del canto. Las aves del cielo en la tradición bíblica y en la poesía de José Jiménez Lozano”; “En el valle de sombra. Conversaciones con Sirio”; “Diez historias”; “El camino de Emaús. Parábola y símbolo en la narrativa bíblica”; “El lucero de la mañana. La tumba vacía de Jesús”; “Doce nombres”; “Magníficat. María, la madre del Señor”; Desde el torbellino. Reflexiones sobre el libro de Job”; “Cartas a mis nietos. Acerca de la Biblia”, y este último que ahora mencionamos con evidente temor, pues nada me extrañaría que el “último” en realidad ya esté por salir de imprenta. De Stuart me temo lo mejor: otro libro más (y mejor). Loable el impulso de este escriba cristiano, que intuyo se incrementará, ahora que se ha jubilado de sus trabajos docentes.
4)
¿Cuáles las mujeres (bíblicas) de Stuart Park? Las hay muy conocidas por todos y otras cuyo nombre no nos ha llegado, por el anonimato que les confiere la narración bíblica(La viuda de Sarepta o la ‘mujer importante’ de Sunem). Veinte capítulos sustanciosos y atractivos se contienen en esta Arca que acoge a unas féminas de trascendente andadura (para enseñanza positiva o para advertencia de comportamientos impropios) en los libros del Libro. Allí están los abordajes que Stuart hace desde Eva hasta María, pasando por Sara, Rebeca, Lea y Raquel, Miriam, Débora, Rut, Mical, Abigail, Jezabel, Ester… Y claro, no podía faltar la meretriz Rahab, de cuya historia extrae el título.
5)
No pretendo (no es el lugar) para hacer una reseña pormenorizada de este magnífico volumen. “El cordón de grana” merece un trabajo de mayor enjundia, que pienso dedicarle en otro espacio. Solo pretendo que mi testimonio respecto a su autor sirva de aperitivo para mujeres y hombres (de la invaluable hermandad, fundidos en Cristo, a la pertenecemos), se acerquen a sus páginas, las lean y las porten en sus memorias. Basta solicitar el libro a Publicaciones Andamio.
6)
Pero ello no es óbice para que añada algunas líneas del propio autor: “Llama la atención el hecho de que ninguna de estas mujeres presenta,
a prioiri, un currículum digno del linaje de Jesús, y sin embargo, ellas y no otras son nombradas en la genealogía del Señor. La razón parece clara: el secreto de estas mujeres se encuentra en su valentía y fe, no en su piedad inherente o conocimiento teológico o espiritual. Sin embargo, todas ellas desempeñaron un papel clave en la historia de la venida del Mesías…”.
7)
Me permito atar un cordón de grana en el portal de la casa de Stuart Park. Al escribidor de Preston y de Valladolid lo salvará su fe, no lo dudo, pero también su invaluable trabajo por difundir la obra del Señor. Claro está que su teología se beneficia de una licenciatura en Filología Románica por Cambridge y de un Doctorado por la Universidad de Temple, en Estados Unidos. Pero especialmente su teología se nutre de un salir al mundo, de un acercarse a gente no creyente, de interesarse por el prójimo que está alejado del Cristo vivo que a diario nos vivifica.
Sea El cordón de grana un libro que predomine en la cristiandad de habla castellana, aquende y allende.
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