Yusuf Ismael fue un luchador turco que durante el año 1897 realizó una gira por diferentes ciudades de los Estados Unidos. Era un luchador impresionante, así que ganó todos sus combates. Al año siguiente volvió a su país, pero su barco naufragó... y él murió ahogado. La verdad es que no quiso salvarse, porque se hundió con los cinturones cargados de todo el oro que había ganado, y que no quiso soltar.
No tenemos demasiado derecho a juzgarle: muchos se han hundido por no querer dejar lo que creían muy importante, en mil maneras diferentes. La ambición y la necedad humana no tienen límites. Y las dos juntas, ¡mucho peor!
Siempre me llamó la atención que en la Biblia,
Dios no dice que el que no cree en Él es ignorante, o incrédulo, o pecador, o incluso ¡malo!... ¡No! La definición del que se aleja de Dios es mucho más llamativa:
"Dice el necio en su corazón: No hay Dios" (Salmo 14:1). Hubiéramos esperado cualquier otra cosa, en primer lugar, porque a nadie le gusta que le llamen "tonto" o "necio".
Pero si nos paramos a pensar un poco, nos damos cuenta que la definición es perfecta.¡Y perdón por cualquier persona que esté leyendo en este momento y defienda que Dios no existe! Digo que es perfecta, porque dar la espalda a Dios es la mayor tontería que podemos hacer en la vida. El es el Creador y la fuente de absolutamente todo lo bueno que conocemos, ¡Si renunciamos a Él, renunciamos a todo!. Si renunciamos a Dios, perdemos el amor, la amistad, la alegría, la fuerza, la bondad, la luz, la gracia, la paz, el juego, la naturaleza, las demás personas... Podemos estar todo el día recordando cosas, porque perdiéndolo a Él, lo perdemos todo. La verdad, eso es ser tonto de remate. (¡Huuy, perdón!)
¡Es que no hay otra manera de explicarlo! Le damos la espalda a la vida, porque El es la fuente de la vida...
Nos hundimos y nos ahogamos con miedo a perder nuestro "oro" sin darnos cuenta que si nos quedamos sin Vida, no sirve de nada lo que tengamos. Decir no a Dios significa querer vivir siempre con lo que no tiene valor, y olvidar lo que realmente lo tiene. Esa es una de las razones por las que casi nadie es "ateo" a la hora de la muerte: cuando la vida se va, no nos sirve de nada todo lo que tenemos en el banco.
La Palabrade Dios es siempre directa. A veces nos pude hacer daño, pero siempre es un daño que cura. Es la gran paradoja de Dios, decirnos la verdad aunque nos duela, para poder vivir en la Verdad que nos da la vida. El que dice que Dios no existe, no es un malvado, ni un enfermo... ni siquiera un pecador. Es, simplemente, un necio.
Imagínate por un momento que la persona a la que más admiras (algún deportista, cantante, escritor, científico, o alguien en tu familia...) te ofreciera una amistad incondicional para siempre y además una vida llena de todo lo que deseas. Imagina que además te asegurase que nunca morirías, y jamás te faltaría nada. Si lo rechazas, ¿cómo crees que te definirían los demás? ¿No dirían todos que eres un necio/a?
Dios te ofrece muchísimo más que eso. El Señor Jesús dio su propia vida por ti. ¿Cómo vas a vivir? ¿Hundiéndote? ¿Renunciando absolutamente a todo lo valioso? ¿Cómo alguien absolutamente necio/a? Te aseguro que yo no quiero vivir así.
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