Basket: las medidas de Indiana

En ella se narra la historia del primer campeonato nacional conseguido por la Universidad de Indiana.

Para ellos, haber llegado a la final era algo casi impensable (la primera vez en su historia); así que cuando pisaron el gran Palacio de Deportes, todos los jugadores estaban bastante asustados.

El entrenador llevó consigo un metro, y le hizo medir la distancia desde el suelo a la canasta a sus jugadores“3 metros y cinco centímetros” le dijeron. El les contestó “exactamente igual que en la cancha de nuestra Universidad. Lo mismo hizo con las áreas, las líneas etc. para que sus jugadores se dieran cuenta que todo era igual que en el lugar en el que estaban acostumbrados a jugar, así que podían jugar como siempre y ganar. Y ganaron.

Los sentimientos se contagian.Es una ley humana universal que lo que tenemos a nuestro alrededor acaba entrando dentro de nuestro corazón. Una persona pacífica, hace más pacíficos a los que tiene cerca, una persona enfadada acaba por sacar de quicio a todos.

Una persona quejosa, convierte a sus amigos en un coro de quejosos. Una persona que agradece enseña a los demás a ser felices. Un solo cobarde puede bastar par arruinar el buen día de los demás. Un “desanimador” hace caer derrotados a los demás, aún antes de comenzar el día.

Todos tenemos siempre la posibilidad de escoger lo que queremos ser, lo que permitimos que salga de nuestro corazón. Siempre podemos decidir si vamos a ayudar o a estorbar.

Si hoy no es uno de nuestros mejores días, es mejor que nos quedemos callados, puede que otros nos ayuden a seguir adelante.

Si somos nosotros los elegidos para animar y alentar, debemos hacerlo con todo nuestro esfuerzo. Merece la pena luchar por lo que anhela nuestro corazón: Al final lo podemos conseguir o no, pero al menos dormiremos tranquilos por haber puesto en la vida toda nuestra ilusión y por haber luchado con entusiasmo.

Porque siempre es mejor vivir con una ilusión, aunque fracasemos, que morir en el aburrimiento del cínico realismo.Es mejor poner todo nuestro corazón en lo que creemos que debemos hacer, que estar midiendo los pasos de nuestra alma para que nadie crea que somos tontos. Todo el mundo sabe que sólo los que luchan pueden conseguir una victoria, aunque tengan que fracasar muchas veces.

Y cuando el ánimo falta, hay que recordar aquello de que “Espero al Señor con toda el alma”*

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* Salmo 130:5