Mirar al espejo, no a la ciudad

Una de las canciones más conocidas de ellos era “¡Qué sólo estás!” No sé si recordarás esta parte de la letra:

Si pudiera recordar que estoy buscando, pararía a descansar;
si pudiera mirar más hacia el espejo y menos a la ciudad. (…)
Cuando paso delante de un colegio, y me pongo a recordar
pienso que me estoy volviendo viejo, y mi mente empieza a hablar.

Recordé una y otra vez esas cuatro frases porque creo que hemos dejado atrás la importancia de volver sobre nosotros mismos, de recordar para disfrutar otra vez de las cosas buenas, y aprender lo que no hemos sabido hacer bien.

La trascendencia de repasar el pasado para perdonar a otros y perdonarnos a nosotros mismos, para ver si hay cosas que debemos rectificar, para reconsiderar la opinión que tenemos de algunas personas en nuestra vida... Para agradecer a Dios que podemos disfrutar de la vida ahora, y que El sigue con nosotros.

Si no miramos hacia el pasado recordando la belleza de muchos momentos, no podemos ser felices.

Necesitamos esos momentos. Momentos a solas para escuchar el silencio, para pensar en lo que es importante en nuestra vida, para revisar nuestro pasado y enfocar mejor el presente. Momentos para pensar en la gente que queremos, en las cosas que hemos hecho bien y no tan bien.

Momentos para recordar… Comprender lo que somos, buscarnos a nosotros mismos y no tanto a la apariencia de las cosas. “Mirar más hacia el espejo y menos a la ciudad”

Aunque parezca difícil, (¡todos estamos muy ocupados!) tenemos que encontrar un tiempo para estar a solas, y recordar, para descansar, para comprender lo que estamos buscando, para olvidar tantos estímulos que tenemos alrededor y mirarnos a nosotros mismos. Tiempo para comprender lo que vemos en el espejo, para deshacernos de tantas cosas que la ciudad ha querido poner en nuestra vida.

La próxima vez que tengas un poco de tiempo libre, no enciendas el televisor, no salgas a tomar algo, por no saber qué hacer, no busques en Internet o en el interior de cualquier sustancia, no te deslumbres por las luces de la ciudad ni quedes embelesado en el colorido de lo irreal.

Busca en ti mismo, deja que tu corazón hable, busca la dirección y la meta a la que estás llevando tu vida. Deja que tu mente hable