Marilyn y Rockefeller

Pensó en donar un cheque de 1000 dólares para la institución, pero cuando iba a hacerlo, lo pensó mejor y lo rompió... para regalar otro de 10.000 dólares. Sus biógrafos dicen que fue una de las últimas noches que pudo dormir sin somníferos.

Cuando una persona da a otros, es feliz.

Suena completamente diferente a lo que pensamos. Si lo dices unas cuantas veces en un día, hasta pueden pensar que estás un poco “loco”, porque nada es más contrario a lo que la mayoría piensa. Recuerda aquello de “primero yo, después yo, y si queda algo, para mí”. Esa es la filosofía con la que vive la gran mayoría de la gente. Bueno, muy pocos quieren reconocerlo, pero el caso es que es así.

Déjame repetirlo: Cuando alguien da a otros, es feliz.

Demasiada gente vive con problemas porque están siempre preocupados por sí mismos, y no por los demás. Cuando nos enfocamos demasiado en nosotros mismos, sufrimos, cuando nos enfocamos en nuestro pasado, en nuestras dudas, en nuestros errores, en lo que somos nosotros, vamos a llenarnos de ansiedad siempre. No lo dudes.

Ese es uno de los mayores contrastes de la vida: Vivir para dar, o vivir buscando tener más. Un día le preguntaron al famoso Rockefeller, una de las personas más ricas del mundo en su época: “¿Cuánto dinero se necesita para ser feliz?”.

El respondió “sólo un poco más”.

Magnífica respuesta, porque el problema de nuestra ambición es que jamás se sacia. Siempre queremos un poco más. Siempre nos sentimos infelices por lo que nos falta.

La propia publicidad de los medios de comunicación hace que la gente se vuelva insaciable. Te enseñan que tiene mucha más importancia la imagen que el contenido, el “envoltorio” que la esencia, lo exterior es más valioso que el interior. Y todos nos unimos a una enloquecida carrera por tener más apariencia, por construir una mejor imagen, por llenar nuestra casa de “envoltorios” y desnudarla de esencia.

Es lógico que muchas personas no puedan dormir pensando en lo que tienen o en lo que les falta. Pensando en guardar lo que les pertenece, o en buscar dinero para lo que todavía no han logrado tener. Sufren la misma enfermedad ricos y pobres, porque el anhelo de lo que falta nos roba la felicidad de lo que tenemos.

Sólo hay una medicina para ese mal. Sólo una vacuna para encontrar paz y descanso en nuestra vida. Recuerda: Cuando una persona da a otros, es feliz.

Escrito en el muro de un gueto de Varsovia:
Creo en el sol aunque no brille.
Creo en el amor aunque no lo sienta.
Creo en Dios aunque no lo vea.