Hablar mal del otro

1. La única declaración de guerra que firmaría: aquella contra la murmuración, contra aquellos que destilan veneno cuando hablan del otro, aún cuando se pretendan preocupados por el blanco de sus chismes y habladurías.

2. Ladran, pues saben que resulta imposible morder tu espíritu.

3. Tu defensa no debe ser zarandear al que malhabla de ti.

4. Quien murmura se ocupa demasiado en perder su tiempo.

5. Avergonzados y cabizbajos pasan aquellos que hasta ayer se mofaban de ti.

6. Es mejor que alguien se disguste por tu forma de ser o de decir las cosas bien claras, que doblegarte por quedar bien.

7. No fomentes la degradación cultural, pues no tardarás en caer en una servidumbre.

8. Misión de todos debe ser reconquistar la Verdad, cada vez más huidiza.

9. Hermosas son las flores de loto. Pero recuerda que no florecen sobre el mármol sino sobre el lodo.

10. ¿Cómo de grande es tu compartir? Cesa tu fervor sólo por acatar rituales y vuélcate hacia tus semejantes.

11.Muchas cosas he visto, pero me llena más lo que he sentido y siento.

12. No te embriagues de altivez: ello sólo es prueba de tu inseguridad.

13. Silenciar la voz disidente es un despropósito en el que incurre toda dictadura. La actual Venezuela es un ejemplo perfecto, pero también sucede más cerca de nosotros, donde menos se piensa.

14. Mi Cielo aquí en la tierra son las Bienaventuranzas.

15. Fracaso: no hay fraude en tal tesitura.

16. Todo tipo de terrorismo abdica de la razón, sea de Estado o religioso.

17. Esta crisis ecológica no se detendrá si antes no se resuelven las desigualdades, lo que implica cambiar de modelos de vida de gente acostumbrada a tenerlo todo y a ostentarlo. Hay sobreconsumo de unos más pudientes, lo que actúa como un espejo para la población con menos recursos: estos no dudan en imitar a quienes marcan la pauta de los modelos de consumo, aunque tengan que delinquir para saciar su apetito consumista.

18. Sosegada vida en completa paz: Cristo ya está en tu corazón.

19. Él nunca dejó de estar con los proscritos.

20. Muchas veces somos Judas, pues nos enceguece la música envolvente de unas monedas o cierta boca plagada de embelesos. Y traicionamos, porque nos faltan algunos centavos de ética.