Intentos convertidos

Obviamente hablaba de tiros a canasta intentados y convertidos en dos puntos, pero a nosotros nos hizo pensar en algo más allá. Estamos empezando un año, y con él se han ido muchos intentos, muchas ilusiones, muchas buenas intenciones del 2008... más de trescientos días llenos de glorias y de fracasos, de dudas y certezas, de victorias y derrotas.

Es un momento ideal para reflexionar.

1.- ¿Cuáles han sido tus intentos este pasado año? ¿Cuántos has convertido? ¿Se te ha escapado el tiempo de las manos, o puedes mirar con gratitud todo lo que ha sucedido?, ¿Cuáles eran tus proposiciones de trabajo al principio del año pasado? ¿Las has cumplido? Creo que es bueno que hagamos un examen detenido de nuestros actos, de nuestras relaciones, de nuestra vida espiritual. ¿Nos parecemos más a Jesús, que al principio de este año? ¿Hemos crecido en nuestra relación con Dios, o estamos en una pendiente deslizante cuyo final nos asusta?...

2.- ¿Qué va a ser de ti este nuevo año? En otro artículo hablábamos de que el tiempo se acaba: Cristo va a volver otra vez. ¿Cuál es la influencia que ese hecho tiene en nuestra vida? ¿Cuál va a ser nuestro trabajo para el Señor? ¿Qué haremos para que más personas conozcan a Dios? ¿Qué haremos para ayudar a los que nos rodean...? Vamos a ponemos delante del Señor ahora, individualmente. Vamos a decirle nuestros temores y nuestros deseos: vamos a dejar que Él nos hable, es un momento muy importante en nuestra vida.

3.- He estado pensando en este pasado año, ya terminado, y no puedo menos que llorar de agradecimiento a Dios. ¡Él me ha librado de tantos peligros...! Me ha dado salud, cada uno de los minutos que han pasado me ha protegido, comprendido y amado: no ha habido un solo momento en que pudiese dudar de su cariño. Ha controlado todas las circunstancias de manera que yo pudiese confiar en Él. Me ha dado una familia llena de amor y, por si eso fuese poco, me ha permitido compartir el tiempo de muchos hermanos en la fe. ¡Dios me ha enseñado tantas cosas! No puedo dejar de decirlo, no puedo dejar de darle gracias... los años que han pasado, me han permitido ir conociendo un poco más al Señor, ¡deseo que llegue el día en que pueda estar con Él, cara a cara!

No importa lo que venga por delante, no importan los peligros o las derrotas... Sé que Dios seguirá conmigo para siempre. ¡Soy un hombre feliz! "Danos años de alegría" (Salmo 90:15)