Que tus actos hablen más que tu boca

1. Que tus actos hablen más que tu boca.

2. Releo y anoto el libro “Por qué soy cristiano”, del filósofo José Antonio Marina. También una entrevista, donde argumenta: “El problema del cristianismo es que, como dice Lévi-Strauss, tuvo mala suerte y se vino hacia Occidente, abandonando la tradición oriental de la religión como conducta práctica. Se impregnó de la decadencia del pensamiento griego, un platonismo turulato y enloquecido de conceptos; es decir, desembocó en la fantasía de la gnosis, que tanto gusta a Harold Bloom, pero que, en suma, supone salvarse por el conocimiento y no por la acción, así como con un blindaje de la doctrina, que se va enrevesando…”. Y concluye, estimo, a la manera de Santiago: “Quien obra amorosamente se injerta en Dios”.

3. Ante la certeza de Cristo, ancho es el asombro.

4. Algunos son devorados por sus propias máscaras.

5. Tú, cristiano de todas partes, busca tu origen en el Sermón de la Montaña.

6. Sea la verdad como un Rayo.

7. ¿Te imponen un gusto, unas muletillas? Sírvete tú mismo, saborea la ingesta y pronuncia tu parecer: sea en un remanso del Jordán o del Tormes.

8. Indagad: es el remedio.

9. Existe una sangre que bombea Gracia para eventuales naufragios: en ella desembocamos los que sabemos de la exuberancia de otra vida.

10. O predicas el perdón sin matices, o te dedicas a opositar para juez y/o político de turno, veleta casi siempre.

11. ¿Desde cuándo el consumo se tornó en sinónimo de felicidad?

12. El Espíritu cogiéndote la oreja, dándote un tirón, por no haber madurado satisfecho.

13. Indaga a tu memoria, que no mienta.

14. Por un camino sin vientos la soledad golpea tu corazón.

15. Eso tan poco que tienes, no lo derroches. Tu última moneda será para el invierno.

16. El tiempo vivido ya está muerto, enfriándose en otros amaneceres, detrás de ninguna puerta.

17. Trigo incesante uniendo a los contrarios, apartándolos de los senos espiritistas, liberándolos del olor a incienso.

18. Sepamos depurar toda información trivial, que, cual lava inagotable, pugne por quemar nuestro entendimiento.

19. Aquí un poeta coreano, de cierto desconocido para la inmensa mayoría, Chong Chi-Yong (1902-1950). Leamos unos versos suyos: “Como el ciervo sediento busca la fuente y bebe de sus aguas,/ así ahora me mojo la frente en la sangre santa de los pies clavados de Cristo.// ¡Oh, oh, abrazo al sol de la nueva alianza!”.

20. Menos mal que ahora muchos piensan que todo es negocio. Por eso dejan en paz a la poesía.