Un 24 de junio

Su avión cayó sobre otro que intentaba despegar. Más adelante en las investigaciones se descubrió que el piloto del avión tenía un tiro en la nuca y una pistola en la mano: nadie supo lo que ocurrió. El caso es que todos los ocupantes del avión quedaron carbonizados.

"Nadie sabe lo que ocurrió".

Desgraciadamente estas palabras se repiten muchas más veces de las que hubiéramos deseado. Accidentes, muertes, catástrofes,... situaciones que más o menos podían estar controladas, sucumben en un momento ante el fatídico destino del "nadie sabe lo que ocurrió, pero...".

No vamos a hablar del problema del mal en el mundo. Necesitamos mucho más tiempo y espacio del que tenemos aquí. Pero si debemos llegar a una reflexión antes que sea demasiado tarde. Y espero que no sea una reflexión excesivamente pesimista: de todas maneras, tenemos que hacerla ahora, mientras somos jóvenes.

La vida a veces es difícil, dura, incomprensible si me apuráis. Quienes hacen el bien, a veces son los maltratados y los injustos disfrutan de su mal ganada fama de que pueden hacer lo que quieren sin sufrir las consecuencias. Ya sé que no siempre es así, pero en ocasiones, nuestra propia maldad es la base misma de la dureza, la dificultad y la incomprensión de nuestra vida y la de los demás.

Quizás deberíamos revisar los cimientos de nuestra vida. Jesús contó una vez una historia en la cual dos personas construían su casa: uno sobre roca y otro sobre la arena. Lo curioso de la historia es que los problemas, las dificultades, las inundaciones y las catástrofes fueron las mismas para los dos... ¡Pero la casa de uno estaba construida sobre la roca y sobrevivió, la del que estaba construida sobre la arena no pudo soportar absolutamente nada!

A veces cae la lluvia. Y no tres o cuatro gotas precisamente. De no-se-sabe-dónde aparecen problemas y catástrofes que parecen hundirnos... pero ¡debemos afirmarnos en la Roca!*.

No podemos cambiar nuestra existencia ni tampoco la de los demás. No podemos negar la dureza (y a veces crueldad) de la vida. La diferencia no es comprenderlo todo (¿de qué valdría tener respuestas para todo, si seguimos hundidos?), sino vivir firmemente asentados en la Roca.

Desde hoy mismo.

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* Mateo 7:25