El 20 de marzo de 1870 fue inaugurada en Zaragoza, calle Coso, 135, la primera capilla protestante, haciéndose cargo de la misma José Eximeno.
Por los años de 1860 ya habían evangelizado Zaragoza, Manuel Matamoros y Antonio Carrasco. El proceso de Matamoros en 1863 hizo más visible el protestantismo, pero no sería hasta 1868 que hay unas ciertas libertades. Así sabemos que por estas fechas de la Revolución J. G. Curie, agente de la Sociedad Bíblica, estableció un depósito de biblias en Zaragoza, con el indudable propósito de que fueran distribuidas.
El 20 de marzo de 1870 fue inaugurada en Zaragoza, calle Coso, 135, la primera capilla protestante, haciéndose cargo de la misma José Eximeno (segundo pastor que fue ordenado en España) (i). Nos descubre este autor, el pastor Julio R. Asensio, que en esta etapa de tolerancia existieron situaciones confusas, pues en las fiestas del Pilar de 1870 figurarían en el programa festivo las actividades protestantes, no sin grandes protestas por parte de la las autoridades de la Iglesia Católica.
“Hacia 1873 la congregación era relativamente muy numerosa, disponía de escuela para niños y niñas y a los cultos asistían alrededor de 700 personas, contando a quienes por una u otra razón la frecuentaban. Pronto, no obstante, se produce un estancamiento y leve retroceso por temor a posibles medidas represivas y a consecuencia de las guerras carlistas de 1872, lo que no impide que en el año 1873 se envíe un escrito a las Cortes contra la esclavitud en las colonias, suscrito por más de 600 personas. La llegada en 1876 del misionero americano Thomas Gulick da un nuevo impulso a la comunidad protestante.
Incrementó la difusión de la biblia, para lo cual contó con la colaboración de dos colportores (distribuidor y vendedor ambulante al servicio de las sociedades bíblicas); abrió una librería, en una de las calles próximas a la Basílica del Pilar, tomando igualmente otras iniciativas que incrementaron la membresía de la comunidad. En ésta realizó una profunda labor evangelizadora y pastoral, dialogando con la gente y explicándoles que una iglesia se compone únicamente de personas verdaderamente convertidas. De esta labor nace una nueva comunidad, más comprometida, más protestante de verdad y no por rechazo del catolicismo u otras maneras de entender la vida. Con el tiempo esta iglesia inauguró un nuevo local de cultos, en la calle San Pablo, al resultar insuficiente la capilla de la calle Coso. También las escuelas se vieron fortalecidas en su labor al contar con los servicios de dos maestros evangélicos. Desde 1880 colaboran en la obra dos jóvenes teólogos, Manuel Carrasco y Segundo Sabio del Valle. Con esta ayuda es posible poner en funcionamiento un colegio para la formación de maestros y predicadores, con lo que se evidencia la incidencia formativa del protestantismo y la necesidad que siente de más hombres y mujeres cualificados.
En 1885 las iglesias que han ido surgiendo en el valle del Ebro o en su prolongación, Santander, Bilbao, San Sebastián, Logroño, Pradejón, Zaragoza y Reus, con sus misiones, forman la Unión Ibero-Evangélica, de tendencia congregacionalista (cada congregación tiene su propia independencia y auto nomía), que existe hasta que en 1899 se reintegran en la Iglesia Cristiana Española, de ámbito nacional, precursora de la actual Iglesia Evangélica Española.
En la década de los 80, ausente Thomas Gulick de Zaragoza, su ayudante Segundo Sabio del Valle se independiza de la iglesia original e inaugura una nueva capilla en la calle de los Tejedores, que existió al menos hasta el año 1887. Por estas fechas tuvieron lugar unas interesantes polémicas entre el obispo Mariano Supervía y el pastor mencionado, que concluyeron con la conversión al protestantismo de uno de los colaboradores del obispo, Lesmes Asenjo, origen de una de las familias claves del protestantismo aragonés.
La comunidad protestante vive momentos difíciles hacia 1885, debido a la epidemia de cólera, la crisis económica, la emigración..., que reducen su membresía y consiguientemente su testimonio y servicio. No pudo ser más espinoso el comienzo del pastorado en Zaragoza de Carlos Araujo Carretero, joven ordenado ese mismo año de 1885 en San Sebastián. Sin embargo, durante su larga estancia en Zaragoza, hasta finales del año 1919 en que fue trasladado a Bilbao, la comunidad protestante disfruta de una estabilidad y desarrollo nunca conocidos. La membresía aumenta paulatinamente y ya a finales de siglo la capilla resulta insuficiente; además, el testimonio evangélico se extiende formándose y manteniéndose pequeñas comunidades en Ejea de los Caballeros, Pinseque, Villamayor, Pina de Ebro, Alfocea, Utebo, Pedrola, Cervera, Zuera, Tauste (donde funcionó una escuela), Lalueza y otros pueblos. Zaragoza llega a convertirse en un centro de irradiación que, cada vez más, abarca todo Aragón, siendo ello posible por la solidez del trabajo en la capital. La labor que se realiza mueve nuevamente a la Sociedad Bíblica a apoyarla y envía a su agente, el pastor Manuel Mayorga, y varios colpoltores, que colaboran eficazmente en la difusión de la Biblia.
La iglesia católica, a finales del XIX ya había aprendido mucho sobre la actividad de los protestantes y no solo se enfrentó a las iglesias y escuelas evangélicas colocando otras enfrente para hacerles la vida imposible sino que copió otras actividades como la de Esfuerzo Cristiano o la Unión Cristiana de Jóvenes creada en 1879. La respuesta católica a las propuestas protestantes vinieron de la mano de la Compañía de Jesús que fomentaba las asociaciones juveniles conocidas como Congregaciones Marianas.
La creación de esta sociedad de Esfuerzo Cristiano tenía el objetivo de estimular a la juventud para el servicio a Cristo y la iglesia. En Zaragoza se celebró la primera convención nacional de Esfuerzo Cristiano en 1900. En 1903 en un informe a la Asamblea de la Iglesia Evangélica Española, se expone por parte del pastor Araujo la imposibilidad de admitir nuevos alumnos por falta de espacio y profesorado, pero además se manifiesta el propósito de crear un pequeño hospital, especialmente para ancianos sin familia que los cuide.
Trasladado Carlos Araujo Carretero a Bilbao a finales de 1919, le sucederán en el pastorado: Domingo Heras (1920-1923); Mauricio Lusa (1923-1930) con su esposa María e hija Elisa que realizan una gran labor en las escuelas. En 1930 pastorea el gran orador y ex capuchino José María Gorría. Son conocidos los debates con los católicos. Murió prematuramente en un sospechoso accidente de automóvil al que le fallaron los frenos. Le sucedió Antonio J. Díaz (1931-1933) y después Benjamín Heras (1933-1950).
La guerra civil trajo mucha preocupación no solo para las iglesias y escuelas que se vieron abocadas al cierre, sino también porque varios pastores de la iglesia de Zaragoza, y bastantes de sus maestros y miembros, habían militado en partidos políticos democráticos y de izquierdas, siendo incluso miembros destacados de la masonería. El protestantismo después de la Guerra Civil tendrá que renacer de sus cenizas una vez más.
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(i) Los protestantes aragoneses. Andalán. Periódico quincenal aragonés N. 394 . Segunda quincena de diciembre de 1983
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