Todo el mundo tiene un precio

La actriz Melanie Griffith es la que se encarga del papel de ficción de una mujer que quiere llegar hasta lo más alto, y para eso no duda en hacer lo que sea necesario,
tal y como le explica al personaje masculino del film, Harrison Ford, cuando
le conoce en un bar.

Es una versión moderna, corregida y aumentada de aquel dicho que todos hemos escuchado alguna vez: “El fin justifica los medios”.

“Los negocios son los negocios” es una frase que mucha gente repite a lo largo del día, y que la gran mayoría de las personas creen como una verdad más grande que cualquiera de las que se pueden escuchar.

“Poderoso caballero es don dinero” decía el poeta español, y no es para menos. Desgraciadamente para nuestra sociedad, se puede asegurar que todo el mundo tiene un precio, y que el dinero es lo que mueve a la gran mayoría de las personas a hacer algo o no hacerlo, depende del lado dónde tengamos más interés (interés económico, claro).

Lo que en la práctica estamos viviendo es que en el mundo de los negocios, uno puede hacer cualquier cosa, vivir de cualquier manera, seguir cualquier ética, (o mejor dicho, falta de ética) sin que nadie pueda decir nada, al fin y al cabo, el que logra tener más cosas es el que gana.

Aunque sean cosas sin ningún valor.

La vida es muy diferente a todo eso. La persona más feliz
que ha existido en la historia de la humanidad, no tenía ni siquiera dónde dormir. Escogió nacer con los pobres y vivir rodeado de ellos. Nunca se preocupó por su posición ni su dinero, e incluso el poco que podía tener para vivir cada día, lo dejaba para que otra persona lo administrase.

Fue el mismo Señor Jesús el que nos enseñó a vivir de una manera libre. Sin que ninguna posesión nos amargue la vida. Porque no hay nadie tan pobre como aquel que sólo tiene dinero.

Si Dios mismo dice que el amor a lo material es la raíz de todos los males*, deberíamos parar y pensar en qué estamos poniendo el objetivo de nuestra vida. Puede que muchos problemas nos estén llegando de esa manera.

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* “La raíz de todos los males es el amor al dinero” 1 Timoteo 6:10