Las actividades misioneras de Gould y Lawrence se centralizaron en Madrid, aunque siempre tuvieron una visión de expandirse por toda España.
LA ASAMBLEA DE HERMANOS DE CHAMBERÍ
La última de las iglesias fundadas el siglo pasado fue la Asamblea de Hermanos de Chamberí (1888), hoy situada en la calle de Trafalgar 32, y que contó también con otra escuela infantil e incluso con un aula nocturna para alfabetizar a los obreros de los alrededores. Ya por 1863 recorren España, junto a Roberto Chapman, dos nuevos discípulos Guillermo Gould y Jorge Lawrence, tres pioneros de los Hermanos. En Mallorca, Chapman visitó al ingeniero Guillermo Greene, amigo de Manuel Matamoros a quien biografió, quienes habían formado una congregación en Palma de Mallorca anterior a la obra metodista, y que en 1875 ya contaba con cuarenta miembros. Chapman fallecería en 1902.
“Tan pronto como pasamos la frontera”(1868), -añade Gould-, “notamos el profundo cambio operado en la gente (…) Ahora, al anunciar la salvación en Cristo y al distribuir porciones del Evangelio, todos deseaban oír con la mayor atención. Cuando llegué a Madrid, supe que el hermano Lawrence había logrado alquilar, en una calle céntrica, una tienda con amplio escaparate donde podía distribuir y vender los Evangelios a precios ínfimos…” Se supo más tarde que era una sombrerería, sita en la Carrera de San Jerónimo, frente al Parlamento. Allí, un fanático disparó su pistola contra Lawrence, pero el Señor protegió a su siervo. Cuando la proclamación de la Regencia, la comitiva oficial pasó a escasos metros del puesto evangélico y oyó proclamar –con voz clara y potente– las Buenas Noticias del auténtico Cristo; pudiendo leer los grandes textos bíblicos expuestos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito…” “Arrepentíos, y creed al Evangelio”. “porque hay un Dios; asimismo un Mediador entre Dios y los hombres: Jesús-Cristo hombre”. (i)
Las actividades misioneras de Gould y Lawrence se centralizaron en Madrid, aunque siempre tuvieron una visión de expandirse por toda España. La enseñanza es una prioridad, además de dar a conocer la Palabra de Dios, dado el nivel de analfabetismo que rondaba el 80%. Era necesario que el pueblo aprendiera a leer y escribir, siendo un hecho reconocido por Isabel Valcarcel (ii) que “los protestantes trajeron a España la pedagogía moderna de sus respectivos países, escandalizándose del sistema casi medieval de nuestras escuelas. En un país con mayoría de población analfabeta, estas escuelas protestantes no sólo contribuyeron a paliar el “déficit de plazas escolares” –secularmente atrasado–sino que brillaron con luz propia”
Con el decidido apoyo del colportor José Ríos y del músico, himnólogo y potente predicador Mateo Cosidó, Gould y Lawrence no desaprovecharon ocasión alguna de testificar. Durante una gran manifestación republicana y aprovechando la concurrencia, en hora y media pudieron vender (siempre sin el menor afán de lucro) más de tres mil evangelios, 2.500 epístolas paulinas, más unas decenas de Biblias y nuevos Testamentos; repartiendo además unos 7.000 folletos de evangelización. Estos se titulaban, verbigracia: “Carta a un amigo sobre la Redención” / “Reflexiones sobre la Eternidad” / “Un Salvador para ti” / etc (iii).
Jorge Lawrence se trasladó a Barcelona en noviembre de 1869 para proseguir allí los trabajos de evangelización iniciados anteriormente. En cuanto a Gould, siempre secundado por Ríos y Cosidó, decidió abrir dos locales en Madrid. Uno, ubicado en la calle Amaniel, servía para las escuelas durante la semana y de sala de evangelización los domingos. El otro local o “Sala Evangélica de la Paz”, con capacidad para 400 oyentes, se inauguró el día de Reyes de 1870, poco después de que Guillermo Greene llegase de Mallorca. Viendo las necesidades espirituales de la capital, Greene dejó su carrera de ingeniero para consagrarse plenamente a la Obra del Señor. En la primavera del mismo año, se añadió al primitivo grupo de “hermanos” madrileños el ex-sacerdote Tristán Medina. Su poderoso verbo (que contrastaba los errores de Roma con el sencillo Evangelio de Cristo) atraía –varias veces a la semana– a centenares de oyentes; unos con auténtica inquietud espiritual, otros interesados tan sólo por la polémica.
La obra era más que prometedora, mayormente al alquilar Greene (en enero de 1871) un tercer local, sito en la calle Calatrava, nº 25, que había servido de salón de baile. Pero, antes de finalizar 1870, Gould y luego Cosidó fueron llamados a la presencia del Señor y, 18 meses más tarde, Greene se marchó de Madrid. Antes, entregó tanto la “Sala Evangélica de la Paz” como el local de la calle Calatrava a la Comisión Central de la “Unión Evangélica Española”, obra dirigida por el misionero alemán Fritz Fliedner.
El establecimiento de los Hermanos en el barrio de Chamberí, se debe a la estancia de Carlos Faithfull, que llegó aquí en el otoño de 1872 y vivió en el barrio “extramuros” de Chamberí. Allí, con la colaboración del colportor José Ríos, abrió unas escuelas y un local evangélico en la actual calle de Eloy Gonzalo, nº 10. Muy pronto, dos antiguos alumnos de Spurgeon (que Lawrence había traído a España) vinieron para ayudar en la Obra de Chamberí. Eran Tomás Blamire y su sobrino Jaime P. Wigstone, que pocos años más tarde iniciarían el trabajo pionero de las Asambleas en Galicia. Mientras tanto, ambos estuvieron evangelizando al aire libre en los pueblos limítrofes de Getafe, Valdemoro, Barajas, Chamartín y Fuencarral. Para situar mejor las cosas, tengamos en cuenta que –cuando Faithfull llegó– la Villa y Corte contaba con 300.000 habitantes , diez iglesias evangélicas con un total de 3.240 miembros y 9 escuelas diarias con más de 450 alumnos en total.
Este ambiente evangelístico fue el que conoció el joven periodista canario que sería el gran escritor Benito Pérez Galdós. Supo plasmar en sus novelas los “anabaptistas” de Lavapiés, los presbiterianos de las Peñuelas o los Hermanos que cita en “Fortunata y Jacinta” y “Tristana”. Al hablar de la maestra de inglés de Tristana, Galdós dice que era una misionera que “ejerció en la capilla evangélica” de Chamberí.
De Madrid partían muchas campañas evangelísticas a pueblos como Juncos y Azaña (Toledo), Torrelaguna.
El local de la calle Trafalgar (Barrio de Chamberí) es un símbolo para las Asambleas de Hermanos. Fue comprado un amplio solar en 1896, impulsado por la acción del veterano Carlos Faithfull. Este misionero supo vitalizar la obra escolar en la calle Eloy Gonzalo y el barrio Las Pozas como la “misión evangélica de Chamberí”. Con la compra del solar se asentaba la obra evitando las continuas mudanzas debidas a presiones eclesiásticas. A Carlos Faithfull le sucedió el misionero Tomás Rhodes, recién casado con Amelia Plummer. Durante 30 años, pastorearon la asamblea en C/ Trafalgar, abriendo nuevos campos de evangelización en el suburbio madrileño de Tetuán de las Victorias (hoy Barrio de Tetuán), en el pueblo de Chinchón y en diversos puntos del Valle del Tiétar (Ávila). A partir de 1920, vinieron a colaborar nuevos pioneros de Dios: Arturo Chappell y Ernesto Trenchard. El primero llegó en 1926 a la capital de España, tras seis años de duro trabajo en Orense; Trenchard estaba ya en Madrid, ocupándose del grupo de jóvenes e intentando interesarles en un estudio más completo de la Biblia. En 1929, ambos jóvenes misioneros fundaron la revista “El Joven Cristiano”. En sus 20 páginas mensuales (¡a 25 céntimos el ejemplar!) aparecieron no sólo buenos estudios bíblicos de Edmundo Woodford o Tomás Rhodes, sino las primeras poesías de Mariano San León y la prosa de Santos García Rituerto, Gabriel Sánchez, Sagrario Bartolí o Audelino González Villa.
De la numerosa y prometedora asamblea de Chamberí salieron tres evangelistas españoles, dedicados a pleno tiempo: en 1922, Cecilio Fernández (primero en el valle del Tietar y luego en Galicia); cinco años más tarde: Francisco Fernández García (colaborador de Trenchard en Piedralaves y Arenas de San Pedro); y en 1933 Gabriel Sánchez, quien sería asesinado en Navarres de Enmedio (Segovia) por unos nacionalistas católicos, en Julio de 1936. Fallecido Tomas Rhodes (1 de Mayo de 1940), ocupó el pastorado Juan Biffen quien vino a Madrid junto con su esposa Margarita desde Gijón donde habían permanecido desde 1921 a 1937. La necesidad de un nuevo local debido al mal estado del anterior y la situación política, condujeron a la construcción de un nuevo edificio en la Calle de Trafalgar, 32 que consistiría en un bloque de siete plantas destinado a viviendas de alquiler que albergaría en su interior y en la planta baja, de forma un tanto disimulada, el local de cultos que permanece hasta la actualidad.
LA PRIMERA IGLESIA EVANGÉLICA PENTECOSTAL
La primera Iglesia Evangélica Pentecostal tuvo su local en la calle de Tortosa 3, al lado de la Estación del AVE, desde que en 1928 Antonio Rodríguez Ben y varios misioneros suecos establecieran allí un centro de testimonio evangélico. Ya en 1927 el misionero Sven Johansson de las Iglesias evangélicas pentecostales de Suecia, llega a Gijón y tras unos meses, se traslada a Madrid, donde empieza una obra pionera junto con el pastor español Antonio Rodríguez Ben. La obra comenzó, primero en un local en el castizo barrio de Lavapiés, en pleno centro del Madrid antiguo. Poco tiempo después, se trasladaron a un local en la calle Tortosa nº 3.
El 26 de Septiembre de 1933, se comunica al entonces Ministro de Justicia, la constitución de la nueva iglesia, conforme al ordenamiento legal con el nombre de Iglesia Evangélica Independiente, con lugares de culto en Gijón y en Madrid quedando como presidente el hermano Antonio Rodríguez Ben. El primer bautismo se celebró el 7 de Junio de 1931 en la calle de Tortosa, 3. El año 1936, el local de cultos fue incautado por las juventudes socialistas, quienes lo utilizaron durante la guerra como botiquín. Acabada la contienda civil, el local fue devuelto a la iglesia con gran deterioro de los enseres.
El pastor Antonio Rodríguez, compró una pequeña casa que utilizó como vivienda y más adelante como lugar de cultos, en la zona sur de Madrid, concretamente en Carabanchel, calle de Fernando Díaz de Mendoza, 3. Hasta 1949 no fue concedido el permiso de poder celebrar cultos en la calle Tortosa.
Antonio Rodríguez Ben (1895-1981) había nacido en Jove (Lugo” y se había convertido en Francia en 1917, a estar en contacto con los Bautistas y el Ejército de Salvación. Se bautizaría cuando tenía 28 años en 1923. Fallecería en Cullera (Valencia) el 28 de marzo de 1981. Cuando llegaron los Wahlsten a Gijón asistiría a la Iglesia y al lado tanto de estos como con Sven Johansson y los Stalberg posteriormente realizó una obra muy fructífera. En Gijón al lado de Maximina y sus hijas, junto con Consuelo y Hermerinda, entre otros, nacería una congregación nunca muy numerosa, pero grande en fe y amor. Una hija de Maximina, María Teresa, se casaría con Miguel Rionda, que fue anciano, responsable de la Iglesia del Llano (Prendes Pando) en Gijón.
Antonio Rodríguez era un hombre perseverante e incansable. Fundó la primera Iglesia Pentecostal en Madrid, Barcelona y Lérida, pero nunca abandonó la Obra de Gijón. Cuando en 1927 el misionero Sven Johansson llega a Gijón, y después de unos meses de entrenamiento, se traslada a Madrid para empezar Obra. Antonio Rodríguez va con él y la joven misionera Gunhild Gustavsson, que también había estado en Gijón. Sven o don Juan, como era más conocido, era un hombre persistente y animador. Enviado y subvencionado por las iglesias suecas Smirna de Gutenburgo, Filadelfia de Jonkping y Betania de Nyhem, abrió un local en la Calle Tortosa, 3 del barrio de Lavapiés de Madrid. A su lado, Antonio Rodríguez Ben, colaboró afanosamente. Por los veranos hacían visitas los hermanos de Madrid, a los de Gijón en señal de una más que hermandad.
En 1933 el Ministerio de Justicia comunica la aceptación de la constitución de la Iglesia Pentecostal, bajo el nombre de "Iglesia Evangélica Independiente", quedando como presidente de la misma, Antonio Rodríguez Ben.
Antonio estuvo casado dos veces. Viudo de la primera esposa, se casa con Juliana Jiménez de Madrid. Cuando empieza la Guerra Civil del 36, Antonio vuelve a Gijón, para cuidar la Obra y deja en Madrid al joven Antonio Contreras, quien al ser movilizado, muere en la contienda, dejando la obra de Madrid sin pastor. Durante la Guerra estuvo preso y a punto de ser fusilado, salvándole un oficial que había estado en la escuela dominical de pequeño, y que intercedió por él.
Además de Julia y Martin Walsten, que fueron los primeros pentecostales, Gijón albergó, como campo de entrenamiento, a bastantes misioneros, en su mayoría suecos. Una enfermedad de Julia Walsten, hizo que volviesen a Suecia en 1925, regresando en 1927 para permanecer hasta 1933. En 1931 llega el matrimonio Ingrid y Tage Stahlber, que residió en Madrid y Gijón por temporadas. Tage Stahlber, en una carta de 1932 decía que con la República había habido cambios en la vida política, pero ninguna revolución para cambiar los corazones. La actitud de la gente es positiva, y la iglesia va creciendo, sin embargo "en Suecia, jamás podíamos imaginar que el catolicismo fuese tan duro como es en realidad. No tenían temor ni de negociar con los muertos.” Estas frases eran el fiel reflejo de las luchas de poder religioso, que el clero mantenía para no perder sus privilegios. Luchaban por cualquier fallecido, como católico, aunque fuese creyente evangélico. Se procuraba enfrentar a los familiares y apurar los tiempos legales para cualquier entierro o boda.
Dice Branco (iv) , que hubo otro misionero de Suecia de nombre Gunnar Roberstsson, que trabajó durante un tiempo antes de la Guerra, marchándose al Uruguay donde murió en 1945. Todos estos misioneros, estaban siempre ligados a Gijón con continuas idas y venidas, para ayudar en campañas o en bautismos. Los años 32 al 36, fueron años de crecimiento en la Obra de Gijón, viéndose en los bautismos del 33, seis personas bautizadas, repitiéndose bautismos todos los años. Otro de los pioneros en Gijón y Madrid fue el asturiano Valentín González Rodríguez. Era natural de Puente Castro (Oviedo), nacido el 22 de febrero de 1882, casado con Ramona Turreiro, de la Coruña. Ambos se habían convertido en la Argentina, siendo bautizados en Buenos Aires. Valentín era sastre y ayudaba a la extensión del Evangelio en Gijón y en Madrid, recibiendo más tarde ayuda económica de Suecia, para dedicarse a tiempo completo en la Obra.
Llama la atención, en los informes enviados por el nuncio Federico Tedeschini al Secretario de Estado, Pietro Gasparri, sobre la propaganda protestante y los medios para combatirla, que solo informe de dos iglesias en Madrid en 1929 (v). Dice: “Existen en toda España 145 Capillas, 11.227 afiliados a la secta y 78 escuelas con 6.000 alumnos en conjunto. La proporción de afiliados es de uno por cada dos mil, incluidos los de nacionalidad inglesa y alemana que suman un buen número. Los focos principales se hallan en Madrid (2 capillas, 750 afiliados, 10 escuelas con 729 alumnos).” “En algunos puntos como en Madrid tienen algo de beneficencia y hasta han abierto un Instituto Evangélico de Teología para preparar futuros Pastores”.
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(i) Núm. 130 de la revista “Edificación Cristiana” en Noviembre-Diciembre de 1988, con motivo del cumplimiento de los 125 años del establecimiento de las Asambleas de Hermanos en España. Se reproduce concretamente lo escrito por D. Pablo Enrique Le More y D. Juan Solé; Roberto Chapman. Hermano y verdadero amigo de España. Frank Holmes. (Editorial Literatura Bíblica, 1969)
(ii) “Protestantes en España”, por Isabel Valcárcel; en “Historia 16”, nº 111; págs. 106-107).
(iii) Este dato, de haber repartido y vendido en hora y media tantos tratados y biblias, resulta materialmente imposible por lo que suponemos estar mal tomado el apunte, que recojo tal como lo he visto escrito.
(iv) Historia del Movimiento pentecostal en España. Paulo Branco. 1993
(v) El Protestantismo en la España de la II República a la luz de los Informes del Archivo Secreto Vaticano Por José Ramón Hernández Figueiredo. Instituto Teológico Compostelano
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