¿Banderas cristianas?

1. No creo en banderas cristianas de uno u otro color: creo en creyentes que practican íntegramente el Evangelio de Cristo, sin chácharas ni contiendas; con el corazón abierto y la mano discreta saliendo del bolsillo.

2. Nadie me apagará tus estrellas. Nadie me contaminará sus oscuridades. Llevo tu radiación inventariándome la vida. Voy contigo, por el cielo de tu boca.

3. Hay que oír mucho para aprender. Pero también se aprende desoyendo.

4. De sol a sol hay que vivir prodigando amor, abrazando la voz de su consuelo para las llagas que en tu inocencia buscarán plantar los días de fuego. Hay que cantar entre los álamos aquello que emociona al ser humano. En tu voz avanzan las respuestas al bronco trotar de la existencia. Hay que sentarse junto al milagro que ante ti a diario se presenta. A veces no observas sus detalles por estar deslizándote entre los afanes. Hay que guardar los restos del plato que dejan los halcones peregrinos. No siempre persiste la bonanza ni vence el mandato del soberbio.

5. La poesía bíblica es para mí una Voz cotidiana.

6. El Cantar de los Cantares se hizo parte de mi respiración.

7. Avívese tu ternura en mi pecho, musa de cálida piel.

8. El olvido sólo tiene un ojo con el que puede ver escombros o pirámides intactas. Por eso se equivoca con frecuencia: pone velos sobre obras memorables y asigna protagonismo a endebles aportes.

9. Detrás del cactus se parapeta quien no prodiga afectos, pero habla, habla y habla…

10. Sumando gritos, los prójimos piden justicia: saben que desde siempre los poderosos suelen padecer sordera.

11. Asumir una conducta próxima al despojamiento, similar a la ética de los hombres del desierto: he ahí el tratar de huir de innúmeras hediondeces.

12. Prolongadísima resonancia de Aquel testimonio que no se desvanece como espuma.

13. ¡Bellísimos pájaros surcando el atardecer, como arpas de los cielos!

14. ¡Cuánta necedad acopian los desbienaventurados!

15. Esperabais tiempos de honra, de bondad soberana. Pero abristeis los ojos y descubristeis las vergüenzas de los que estaban delante. ¡Ay de vosotros, pues os expulsan para seguir perfeccionando sus mañas!

16. Caerás en lo previsto y se helarán tus lamentos en las paredes de la desesperación. Serán días oscuros los que te vendrán. Enrolla tus llantos e ízalos al mástil que demarca los trances amargos. Arriba van enflaqueciendo las derrotas, si se reconocen.

17. ¡Tiempos de prepotencia; tiempos de zozobra!

18. Del sol de tu mirada aún siento el calor que erradica lo gélido. ¡Enfiébrame colapsando este presente! ¡Trasmíteme el tuétano de todo lo que será!

19. Cuando más pretenden enterrar una Obra valiosa es cuando más la resucitan.

20. (Epitafio) Al cielo de abajo llegaste portando el clamor del día primero.