Misioneros suecos en Valencia

Nils Johan Bengtson

Bengtson es el más joven de los cuatro misioneros suecos que llegan a Valencia. Su nombre era Nicolás para los españoles. Nacido en Suecia el 16 de mayo de 1882, se convierte a los 19 años y a los 24 siente el llamado misionero e ingresa en el Seminario de Estocolmo preparándose y formánose para servir en la obra. En 1909 es enviado a Valencia que celebra la Exposición Regional con el fin de reforzar la obra y culminar la fase de adaptación. Dos años después regresa a Suecia y conoce a Elena M. Jergren, joven comprometida con las misiones con la que contrae matrimonio.

Regresan a Valencia y colaboran con Uhr, dedicándose a la enseñanza y la predicación, tanto en la capital como en los pueblos. Tienen dos hijos que se relacionan mucho con la familia de los Haglund. Ante la división de la iglesia en 1920 la Misión Sueca pone a Bengtson al frente de la iglesia recién formada, logrando ser un buen conciliador y volver a unir a las dos congregaciones. Dos años más tarde es nombrado director de publicaciones y del Instituto Teológico Bautista en Barcelona, así como tesorero de la Unión Evangélica Bautista Española. Para realizar este trabajo, marcha a vivir a Barcelona, ingresando como miembro de la iglesia bautista La Bona Nova, colaborando en la predicación y como organista.

El Eco de la Verdad

Se ocupó Bengtson de la promoción de la literatura evangélica, editando en 1923 “El Mensajero Bautista” que sustituía al Eco de la Verdad suspendido desde hacía varios años.  Ya en 1922 el Dr. Everett Gill, , había convocado una reunión nacional de obreros bautistas, dando lugar a la organización de la UNIÓN EVANGÉLICA BAUTISTA ESPAÑOLA. ("El Mensajero Bautista", nº 1, Enero/1923). Everett Gill, era el misionero representante de la Convención Bautista del Sur de Estados Unidos, y  de la Junta de Misiones Foráneas de la Convención Bautista del Sur de los EE.UU. (Foreign Mission Board, FMB), comprometida en ayudar a la obra bautista de España, que ahora sustituía a los bautistas de Suecia que habían llevado a cabo la obra anteriormente.

“Se dan los primeros pasos para formar un comité ejecutivo central, organizar un departamento de publicaciones y fundar una escuela de teología. El propósito es unificar a los bautistas españoles, dándoles una cohesión estructural. Nicolás Bengtson y Ambrosio Celma (que realizaría la función de Secretario-Ejecutivo) son empleados para este fin. Una escuela, llamada Instituto Bautista, es abierta en Barcelona con siete estudiantes. La enseñanza está a cargo de los citados Everett Gill, Ambrosio Celma, Nicolás Bengtson y también de Percy Buffard.

Tres años más tarde llega a España Vernon Leroy David, quien se hace cargo del Instituto Teológico Bautista (Seminario). Otra casa fue alquilada y empezó su cuarto curso con 14 estudiantes. Dicho Director comentaba: "Nuestro propósito es desarrollar un buen número de predicadores laicos... hasta que tengamos ministros preparados". En ese año hay en España 22 Iglesias con 667 miembros” ⁽ⁱ⁾ . También se inauguró en Barcelona el Seminario Teológico Bautista -en realidad, Instituto Teológico Bautista-, que comenzó su andadura con siete estudiantes. La facultad estaba compuesta por Nils Bengston, Ambrosio Celma, Everett Gill y Percy Buffard, fundador de la Misión Cristiana Española, con sede en Valdepeñas (Ciudad Real). Vincent Leroy David, misionero del F.M.B., llega a España como director del Seminario Bautista. En 1926, en el cuarto año de su existencia, el seminario contaba con catorce estudiantes y, dos años después, con diez. En este momento la facultad de profesores estaba formada por Vincent L. David, su esposa, Nils Bengston y Emilio Mora. Se impartían dos tipos de estudios: uno para preparación de pastores y otro para preparación de laicos, con el objeto de que atendieran los puntos de misión.

Vernon Leroy David

Los prometedores comienzos del Seminario Bautista, muy dependiente para su funcionamiento de la ayuda económica norteamericana, se vieron notablemente afectados por la recesión económica en los Estados Unidos durante la década de los veinte, que alcanzó su punto álgido con el "crack" de la Bolsa en 1929.  Las aportaciones del FMB a la obra bautista en España disminuyeron en un 33%, y el Instituto Teológico Bautista de Barcelona tuvo que cerrar sus puertas en 1929.         

En el otoño de 1948 se reabrió el  -ahora sí-  Seminario Bautista en Barcelona con seis estudiantes, después de diecinueve años de paralización de sus actividades.  El nuevo director era el Dr. Jorge Jennings, quien había sido enviado a España por el FMB para incentivar la educación teológica en nuestro país. Las clases se reanudaron en un edificio alquilado en una popular barriada de Barcelona, que servía de centro de estudios y vivienda de estudiantes, pero pronto el seminario pudo disponer de un edificio propio en la calle Camp de la ciudad condal, comprado por el FMB, que en 1957 fue ampliado y modernizado. Para entonces, el seminario contaba con un nuevo director, el Dr. Roy Wyatt.  Las restricciones del régimen franquista a las confesiones no católicas españolas se endurecieron en la década de los cincuenta, pero aún así el seminario continuó con sus actividades.  En la década de los sesenta, sin embargo, el seminario fue cerrado en dos ocasiones por problemas internos (1959-1961 y 1962-1963), pero el hecho más significativo en su breve historia fue su traslado de Barcelona a la ciudad de Alcobendas, en Madrid ⁽ⁱⁱ⁾. 

Durante cuatro años El Mensajero Bautista fue el órgano oficial de la Unión Evangélica Bautista Española (UEBE) y en enero de 1927 volvería a llamarse El Eco de la Verdad, cuyo primer número había aparecido el 6 de enero de 1893, editado y dirigido por Enrique Lund. Como pastor y misionero bautista sueco, E. Lund fue pionero de la obra bautista en España y un gran impulsor de la misma a distintos niveles, entre los que destacó el ministerio de literatura, en ocasiones con pseudónimo de "Arboleda". En este contexto de los misioneros suecos en la obra bautista en España daremos  unas pinceladas sobre su vida.

Enrique Anderson Lund

Después de la marcha definitiva del misionero bautista Knapp en 1876, su gran vacío dejado es ocupado por Enrique A. Lund. En frase de Hughey, de no haber sido por este misionero posiblemente los bautistas habrían desaparecido de España. La obra de Valencia fue impulsada por este misionero que amaba a España y supo ser el mentor de otros misioneros suecos que formaron iglesias bautistas en esta región. Nacido en Dalarma (Suecia) en 1853 se convierte a edad temprana y toma iniciativas de evangelista distribuyendo literatura que paga de su bolsillo. En 1875 estudia en el Seminario Bautista de Estocolmo y al año siguiente marcha a Londres para complementar su formación a sentir el llamado a las misiones extranjeras.

Enrique Anderson Lund

Se interesa por la obra en España por un malagueño llamado Francisco de Paula Preví que se curaba en Londres de una enfermedad de los ojos. Preví conoce el Evangelio en Londres y vuelve a España habiéndole trasmitido a Lund la necesidad de evangelizar España. Lund, Cifré y Preví serán de los primeros en trabajar juntos en Figueras. Fue Lund el hombre providencial que marcó diferencias. Tres años después  fallece Preví a quien el Señor llama a su presencia con 28 años de vida. A pesar de su muerte tan precoz deja en el corazón de Lund su carga por la evangelización de España.

Destaca Jesús Millán ⁽ⁱⁱⁱ⁾ que Lund fue el hombre providencial que marcó diferencias y prevaleció su liderazgo. La obra en Figueras es comenzada por Previ y Lund en 1878, quienes habían desembarcado en Galicia y viendo que ya hay obra evangélica deciden ir a otros campos donde ser más eficaces. Aunque hemos considerado a Lund un líder y un hombre que marca diferencias, el mismo Jesús Millán lo considera un hombre con pies de barro, con experiencias de la vida amargas y tragedias que le ayudarán a consolar a otros que estuviesen en su misma situación. En 1889 pierde a su esposa Emilia Bourn a los ocho años de matrimonio al dar a luz a su hija que morirá poco después. Con el corazón roto y aturdido regresa a Suecia donde le fallecen otras dos hijas más que tenía. Restaurado de estos duros golpes vuelve a España con renovado entusiasmo, siendo el impulsor del ministerio de Carlos Haglund al que motiva para venir al campo misionero español. Fallecido Haglund y viniendo la esposa de este para Valencia, la Misión Americana le enviará a Filipinas para comenzar la obra bautista en aquel país.

Su vinculación con la obra de Valencia corresponde mayormente después del fallecimiento de Carlos Haglund donde inicia campañas en los pueblos de Burjasot y Carlet entre otros. Fue elegido pastor interino de Valencia por un breve tiempo hasta la incorporación de Juan Uhr. También al editar la “Revista Homilética” piensa en Valencia y en la persona de Vicente Mateu que será colaborador suyo hasta su fallecimiento.

Según Unamuno, Lund fue un filólogo de primera magnitud y así aparece en el libro de Mc. Intire “Baptist authors”. Dice Jesús Millán:

Impresiona la cantidad y la calidad de su producción literaria, realizada sin los medios modernos con los que hoy contamos. Dedicado a la evangelización y a la formación de obreros, también encuentra tiempo para estudiar con profundidad y editar algunos libros. Primero publica El Evangelista en Barcelona y luego, al marchar a Suecia lo deja en manos de Enrique Payne quien lo continúa. En 1893 inicia la revista que comenzó llamándose El Eco de la Verdad, aunque por razones de libertad y supervivencia cambia varias veces de nombre burlando así a la censura. Así ha llegado hasta nuestros días este tesoro de testimonio y documentación sobre la historia de muchas iglesias  bautistas de España desde final del siglo XIX.

Samuel Escobar cita a McIntire que ha recopilado una lista de la obra literaria realizada por Lund: 171 libros publicados, 22 en sueco, 114 en español, 8 en inglés, 5 en francés, 3 en catalán, 19 en lengua filipina  panayán. Además de 25 traducciones al español del inglés, italiano y francés. Traduce la Biblia íntegra en panayán, el N.T. en Cebuán y los Evangelios y Hechos al Samarengo. Por muchos años su libro Hermenéutica  ha sido referente en esta materia, traducido a varios idiomas, único en su género, hasta que se han editado otros en castellano como el de Samuel Vila y José Mª Martínez, de gran nivel.

Al final de su vida y a pesar de su mala salud, Lund marcha a California con nuevos planes. Su esposa Ana M. Dahlander aparece al lado de Lund en su casa de San Diego y El Eco de marzo de 1933 relata así su fallecimiento:

El día 18 de Enero pasó a mejor vida en su casa de S. Diego (California) el gran misionero, Doctor Enrique Lund, a la edad de 80 años se le llama uno de los más insignes varones que Dios ha tenido en este tiempo. Fue grande como cristiano y como misionero. Su labor empezó en España y de un modo especial en Cataluña y Valencia, donde dejó grupos de creyentes que aún le recuerdan con cariño y gratitud. Y este lejano país (Filipinas)… vino a ser la mayor plataforma para su admirable y gigantesca labor que le ha merecido el título de ‘apóstol de Filipinas’.

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⁽ⁱ⁾ Unión Evangélica Bautista de España.- http://www.uebe.es/definicion.php?opcion=cronologia

⁽ⁱⁱ⁾ Facultad Protestante de Teología. Breve reseña histórica. http://www.ftuebe.es/historia.html

⁽ⁱⁱⁱ⁾ Valencia Evangélica. 125 años de testimonio. Jesús Millán Martínez. CECVA (Consell Evangèlic Comunitat Valenciana) Pluralismo y Convivencia 2013