Para alcanzar la Fe

1. Para alcanzar la Fe no te ates a un cometa ni finjas estar vivo. Solamente debes estar sediento de asombros y depositar el Verbo en el centro de tu ser.

2. Como otra miseria; así la corrupción que avanza con las fauces abiertas.

3. Afirma con la verdad de tu palabra, sin armas en las manos.

4. Cristo mío, ayúdame, ya no soporto oír las monsergas de quiénes dicen haber bebido el vino de tus llagas. Están como embalsamados ante el dolor de los ángeles involuntarios, de los nuevos crucificados, de los errantes que llegan. Cristo mío, hablan de la vida, pero se la niegan a los que sólo les queda la muerte.

5. Entregar el corazón no es extraño, si te llega el Amor.

6. Sobre ti establecerán silencios y maquinaciones si osas desnudar burdas patrañas o la febril voracidad de los capos.

7. Permite que en todo tu ser palpiten las emociones enlistadas por el cerebro. Así el alma leerá tu pensamiento y la sangre trotará a más velocidad para que consigas superar los tropiezos del mañana.

8. Pon el pan en las manos desbastadas: así llegarás al altar del corazón.

9. Este tiempo es de mucho ruido. Y, qué duda cabe, propicio para los vocingleros.

10. ¡Ay del pobre que se enriquece y olvida atender a los de su condición primera! ¡Ay del rico que lo pierde todo: comprobará en su carne cómo los que creía suyos ya no atienden sus llamadas!

11. Para ser escudero de Sus afanes, pruébale tu bondad.

12. Ya estuviste en el fondo de los vicios: no necesitas más reprimendas ni amables dentelladas. Así como el mar devuelve las botellas, así el Evangelio de Cristo es un sol que alumbra el regreso.

13. Bordea al que te cree un extraviado. No tiene ni idea.

14. A cada dos pasos detente para borrar tus huellas. Te parecerá inusual, pero recuerda que sólo así acelerarás el lento cicatrizar de las heridas.

15. Por algún extraño mecanismo compensatorio, las limitaciones suelen estimular la creación.

16. La rapiña de los encumbrados se avista en el espesor del albañal. Su rastro de fechorías viene de la estolidez: como ayer, como siempre. Se hacen gobernantes y ya parecen carne de presidio: trágico destino para pueblos saqueados, para niños con hambre… Luego, tales padres de la patria, no serán nadie y, agazapados, tratarán de huir con el botín. ¡Pobres seres que creyeron ser impunes!

17. Miras el camino, escribes en el granito: haces lo correcto. Pero procura también percibir la intensidad de lo no visible.

18. Que el tuyo no sea un corazón lleno de polvo.

19. De todo ten misericordia: también del sufrir de tus fervorosos detractores.

20. Abrazo al Cristo histórico porque su bondad es vivientemente divina. Y no espero más milagros que el llegar a cumplir su sagrada encomienda: estar con y para los demás; sin excepciones, sin excusas...