Protestantismo en Valencia

Al comenzar a narrar las circunstancias de las primeras congregaciones en esta región no podemos olvidar las antiguas disputas de Graydon con el Jefe político de Valencia en 1837 y tampoco la actividad de Miguel Trigo Bustamante que en 1872 llega comisionado por el Comité de Neuchâtel ⁽ⁱ⁾. El primero, James N. Graydon, que se había instalado en Barcelona, se hace visible en Valencia, al enfrentarse desde el periódico “El Constitucional” ⁽ⁱⁱ⁾ con el jefe político cuyo nombre no se cita. La cuestión resumida la da el mismo periódico en este párrafo:

Vengamos pues al jefe político de Valencia. Este funcionario se ha negado, según parece, a permitir la introducción de unos 500 ejemplares de una segunda edición de la sagrada Escritura publicada en Barcelona. Prescindiremos de los pormenores del hecho, como también del influjo que puede haber tenido en él el clero, no menos que de la chocante anomalía de que no se permita en Valencia lo que es lícito en Barcelona. La negativa del Sr. Jefe político es, a nuestro juicio, anticonstitucional. En Barcelona se ha publicado un libro, con arreglo a las formalidades de la ley vigente; este libro tiene circulación libre por toda España, y si su publicación es un delito, no lo debe decidir el jefe político. La Constitución, que el Sr. jefe político de Valencia habrá sin duda jurado guardar y hacer guardar, cumplir y ejecutar en todas sus partes, dice en el segundo de sus artículos que, la calificación de los delitos de imprenta corresponde exclusivamente a los jurados: de consiguiente, si no ha precedido declaración del jurado, como creemos, el Sr. Jefe político se ha propasado a una calificación que no le incumbe.

Según Máximo García Ruiz ⁽ⁱⁱⁱ⁾ “el 5 agosto de1866, aún antes de conocerse en esta ciudad la muerte de Matamoros, se reunió en la vivienda de cierto John Bol el “Secretariado del Comité de Evangelización en el Reino de Valencia. El Comité, en el que el mismo Bol era presidente y Félix Gallac secretario, quería dirigirse a Matamoros para conseguir ayuda para difundir las Escrituras, para la educación de adultos y “para la publicación de un periódico que, aunque sometido a la legislación vigente, debía ser un eco y una defensa del protestantismo”. Así mismo en 1871 aparece en Valencia un predicador “Jaume Martí i Miquel” según lo nombra Joseph Ll. Carod Rovira y Claudio Gutiérrez Marín dice que existen vestigios de la presencia en Valencia de Jaime Martí Miquel, quien trata de abrir obra evangélica en la ciudad del Turia”. La revista España Evangélica , en el artículo sobre la muerte de Juan Uhr “In Memoriam”.  Señala esta iniciativa:

“Allá por el año 1871 predicaba el Evangelio, en Valencia, don Jaime Martí Miquel, y su obra no debía ser pequeña ni estéril, porque por entonces envió una protesta a Madrid, firmada por buen número de creyentes” ^(iv)

No hemos podido reconocer a este predicador que bien pudiera ser el escritor y periodista español, nacido en Villajoyosa (Alicante) y fallecido en Madrid. Menéndez Pelayo cita a Jaime Martí-Miquel, marqués de Benzú, como uno de los que abjuraron del protestantismo y que había sido pastor en Lavapiés. Dos años más tarde, en una pensión de Serranos de la ciudad del Turia, intenta establecer obra también el aragonés Miguel Trigo Bustamante y, poco tiempo después, Benito Martín Ruiz.

Miguel Trigo había sido un hombre destacado del protestantismo español desde sus prisiones al lado de Matamoros a quien defenderá en todo momento frente a las calumnias. Su actividad en el exilio  de Orán como en Francia fue importante, pero su dinamismo en la fundación de iglesias queda reflejado en Málaga, Granada y Cartagena. Por su mala salud, dejó de pastorear la congregación de Cartagena que pasó a manos del pastor Felipe Orejón. Llega a Valencia en mayo de 1872 un año después de la predicación del Evangelio por parte de Jaime Martí Miquel. Se instala en una pensión y celebra reuniones de estudio bíblico donde asisten más de treinta personas. Extiende su obra a pueblos cercanos y en junio y julio de 1873 recorrió todo el valle del Guadalquivir en viaje evangelístico. En un Teatro de Teruel, ciudad en la que había vivido 33 años antes, se celebró una discusión pública que las autoridades interrumpen antes de sacar conclusiones.

Al llegar a Valencia hay una sublevación carlista y Trigo estuvo a punto de ser fusilado, acusado de espionaje. La oposición ejercida por el cardenal arzobispo de Valencia le complicó más la vida obligándole a suspender los cultos y los creyentes suizos de Neuchàtel creyeron oportuno su traslado a Madrid a las órdenes de Federico Fliedner. Llegó a la capital en enero de 1875. Dice Jesús Millán que en caso de haber quedado algunos creyentes se habrían unido al grupo inicial de  Haglund que llega a Valencia en 1885. Una nota de Vicente Mateu explica la situación de dificultad en la penetración del protestantismo en Valencia:

… pero este primer intento de evangelización en Valencia fue abandonado por motivo, sin duda, de las muchas dificultades creadas por el fanatismo católico romano. Pasaron doce años más; hacía ya diez y seis que podía  anunciarse el Evangelio puro en España, y Valencia no era evangelizada aún á pesar de ser la tercera capital de España por el número de habitantes”.

En el intervalo de los diez años que separan a Trigo de Haglund, registra Jesús Millán la presencia de Armstrong, posiblemente Leon B. Armstrong, uno de los pioneros que permaneció en España por más de 35 años, quien llegó a Águilas (Murcia) en el año 1894, lugar donde falleció. Armstrong tiene que salir de Valencia ante las amenazas de dos desconocidos que le obligan a marchar diciéndole: “Usted toma el tren y se vuelve al punto de donde vino. Aquí no queremos verle más”^(v).  En 1883, José Torregrosa, natural de Alcoy, establece congregación en Valencia. Torregrosa parece muy relacionado con Armstrong desde que Torregrosa estuvo preso en Madrid y, en sus memorias, dice que tras su conversión marcha a Figueres llegando en ese mismo año a Valencia: “Al cabo de tres años, tenía una congregación de 40 o 50 miembros… entregó la  congregación a Mr. Haglund”. Sin embargo Jesús Millán hace esta precisión histórica: “Estos datos no se sustentan, ya que cuando llega Haglund en 1885, no encuentra ningún convertido en la ciudad y tarda tres años en bautizar a los cinco primeros creyentes, que añadidos a María López Marcos que viene desde León, al matrimonio Torregrosa y al propio misionero, son los nueve miembros con los cuales comienza la obra bautista en Valencia.

El matrimonio Torregrosa no es mencionado ni en Figueres, ni entre los hermanos responsables de la obra en Valencia. Marcha con su familia a Argentina al año siguiente no teniendo más noticias de ellos en España”.

Carod Rovira ^(vi) nos dice que el alcoyano Josep Torregrossa y Vilaplana comenzó a trabajar en la obra en 1883 teniendo reuniones en su casa, en el número 15 de la plaza de mosén Sorell, donde conoce al joven Vicente Mateu Gil, que aprendía el oficio de sastre y residía en el mismo edificio. Torregrosa, siete años antes, siendo secretario del Ayuntamiento de Alcoy, había sido impactado por el interrogatorio hecho al pastor bautista Jorge Simeón Benoliel, que le llevó a la conversión. Este cambio le llevaría a perder su empleo y tener que instalarse en Barcelona donde conoce al pastor Ricardo P.Cifré, quien organizó la iglesia  de Figueres en 1881 ante la marcha a Suecia de Enrique Lund.

Torregrossa emigrará a América, en 1889, con la mujer, Rosa Vicente Ferrer, y los hijos, Concepción, Milca, Samuel y Moisés, siguiendo la ruta de la emigración económica que tanto diezmó la ya reducida presencia protestante. Primero se estableció en la ciudad argentina de La Plata, donde predicaba en la iglesia metodista local y, seis años después, pasó a Chile, donde será uno de los iconos del metodismo episcopal, inicialmente en Valparaíso y más tarde ya en Santiago, donde fue el primer pastor. Aunque la crisis económica fuerza a muchos creyentes a la emigración hacia Argentina y reduce la iglesia valenciana a sólo diecinueve miembros, el ímpetu religioso no decae y 1893 se inicia la obra evangélica en Alginet.

Entre las curiosidades que aporta Jesús Millán (Valencia evangélica pág 165) es la de un matrimonio de comediantes que se unirá a esta iglesia bautista por 1891. Abelardo Merlo y su esposa Francisca Bort se ganan la vida con sus títeres, actuando por los pueblos de la provincia; de este matrimonio nace Ismael Merlo, el conocido actor de cine, al cual Valencia le dedica una calle años más tarde. Algunos descendientes de ellos han sido fieles creyentes. Y también vemos que además de celebrarse ese mismo año cuatro bautismos, aparece una excomunión por disciplina, reflejo de que era exigida una conducta cristiana, en todos sus miembros, coherente con su fe.

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⁽ⁱ⁾ Le journal de Neuchâtel (1868) daba la noticia de su apoyo en Orán a Miguel Trigo. Evangelización en Argelia. - El Diario de Neuchâtel anunció que funciona en esta ciudad un comité para hacer frente a la evangelización de los españoles en el distrito de Orán. El propósito de este comité es utilizar el trabajo de Miguel Trigo, a quien consagramos al santo ministerio. Antes de recibir a esta persona en  agosto, este compañero de Manuel Matamoros ya había trabajado con éxito durante casi cuatro años, para difundir el Evangelio entre sus muchos compatriotas establecidos en los alrededores de la ciudad de Orán. Le Chrétien évangélique, Volumen 11(1868)

⁽ⁱⁱ⁾ “La Biblia y el jefe político de Valencia”, El Constitucional, número 36, págs. 2 y 3, Barcelona 5 de septiembre de 1837 http://www.filosofia.org/hem/183/8370905.htm

⁽ⁱⁱⁱ⁾ Protestantismo en la Comunidad Valenciana. Máximo García Ruiz. Palabra Viva;  Historia de los bautistas en España. Máximo García Ruiz. 2009

^(iv) Valencia Evangélica. Jesús Millán Martínez. CECVA (Consell Evangèlic Comunitat Valenciana) 2013. Pág. 156

^(v)  Moisés Torregrosa, Cuarenta Años de Lucha (Apuntes Biográficos de la vida y obra del Rvdo. José Torregrosa), Casa de Publicaciones de la Iglesia Metodista Episcopal, Santiago de Chile, 1921 p. 125.

^(vi)  Vicent Mateu i el protestantisme valencià. Joseph Lluis Carod Rovira. El Temps nº 1561, 13-5-2014