Ninguna ínfula conviene al que se dice cristiano, y sí demostrar con los ejemplos el cambio de vida, el desinterés por lo propio y la preocupación por los demás.
Ni balances agoreros o triunfalistas, ni poner la lupa en esas promesas más borrosas que las escritas sobre papel mojado. No se fatiguen -ni agobien a los prójimos- con estos cansinos compendios en torno a lo bueno y a lo malo que arrastró el calendario del 2014.
Tampoco, tratándose ya del 2015 que vamos pisando, admitan que los encaramen a podios de cartulina, que los bombardeen con una retahíla de magníficos deseos, de epidérmicas muestras de felicidad o de ramplonas exaltaciones del optimismo, de cosas por hacer que se anotan o expresan aún a sabiendas que nada de ello se conseguirá, especialmente por falta de voluntad, pero también de esfuerzo, de constancia, de querer alcanzar unas metas sin apearse de los sueños o espejismos, o también de la somnolencia más abrumadora, esa que es propia de los indolentes que luego se quejan de su mala suerte, de su incomprendida postura vital…
Ni lo hagan ni se muestren proclives a tanta cantaleta que pulula por doquier, cual magma cuya incandescencia no tarda en su cometido final: ir petrificando nuestra razón apasionada: Los seres humanos somos muy dados al maquillaje, a la puesta en escena, al velamen de lo que realmente se piensa y siente y necesita…
Estamos sitiados por una hipocresía cuasi-sagrada y por un malsano desdén hacia los valores éticos más elementales, hacia al anclaje jurídico que permite la aceptable convivencia en sociedad. Luego sucede lo que todos ya conocemos, pero que hasta poco más de un lustro nos negábamos a reconocer. Suceden las lacras que nos llagan hasta el corazón e hipotecan hasta la vida de nuestros nietos. Y luego están las flatulencias que expiden los encumbrados, pareciera ajenos a la realidad, altivos en su cotilleo y en el papel couché, soberbios por las innúmeras prebendas que reciben por eso de administrar lo público.
El año que dejamos atrás proveyó dulzuras y desgarros para la inmensa mayoría. Y ya está; tan síntesis resulta suficiente a la hora de hacer balance, contabilidad de las pérdidas y ganancias que atañen a cada cual. Otra cosa es el panorama colectivo, próximo al alarido y a la desafección hacia los gobernantes que, ahora, se atreven a destapar los pequeños pecados de quienes amenazan sus feudos. Sus grandes pecados no han merecido ni el atisbo de pedir perdón: siguen con sus prácticas execrables, sus corruptelas cotidianas, unos y otros, banderas van, banderas vienen: la hipocresía reptando, atenazando al cuerpo social, ofreciendo mayores muestras de clientelismo…
De esta situación no nos libramos ni los cristianos. Lo comenté en una entrevista reciente y vuelvo a dejar constancia de ellos: ser cristiano no es estar nombrando a Dios en vano, ni estimarse superior a otros congéneres, máxime si tal cristianismo es cultural, acomodaticio y/o epidérmico. Para situarnos, vale recordar lo dicho por el propio Jesús: “De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios”. Ninguna ínfula conviene al que se dice cristiano, y sí demostrar con los ejemplos el cambio de vida, el desinterés por lo propio y la preocupación por los demás.
El año que dejamos atrás… El nuevo año que vamos pisando… Todo es un triángulo ciego o un fuego de artificio, si no buscamos la más sencilla honestidad, el Amor que se percibe más allá de todo hipócrita palabreo.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
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Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
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