Tener el control

Estamos en el mes de Junio del año 1965. Vale, ya sé que quizás no habías nacido todavía, pero hay una historia que merece la pena que sepas.

Bob Dylan comienza a grabar en el estudio una de sus canciones más emblemáticas “Like a rolling stone”. Bob quiso ponerle un poco de sonido de órgano en la canción, y en el estudio estaba Al Koper, que sabía bastante de música, pero tenía muy poca idea en cuanto a tocar el órgano, pero Bob le convenció para que grabara la canción. El único problema es que Al no sabía qué acorde iba tocando Bob, así que tenía que esperar sólo un momento a que Bob tocase la guitarra, y entonces, en cuanto veía el acorde, él lo tocaba en el órgano. Lo que podía parecer un disparate musical, porque el cambio de acorde en el órgano siempre iba uno o dos segundos por detrás de la guitarra, se convirtió en un sonido característico de muchas canciones de Bob Dylan en el futuro. Todo por “culpa” de alguien que no podía tocar bien.

¿Sabes cuál es uno de los mayores problemas en nuestra vida? No permitimos que nada se nos escape de las manos. Queremos controlarlo todo, que todo fluya de una manera perfecta. No nos damos cuenta de que nadie es perfecto, y que en muchas ocasiones una pequeña equivocación puede salvar cosas más valiosas.

Todos tenemos que aprender a rectificar, a perdonar, a dejar de controlar todas las cosas y todas las personas. Es mejor una pequeña ilusión rota, que una vida rota. Es mucho mejor reconocer que hemos hecho algo mal, que perder una amistad. Es muchísimo más importante ceder unos segundos (¡o unas horas!) que perder a nuestra familia.

Las relaciones más difíciles las tienen aquellas personas que jamás quieren arriesgar nada, que no permiten tocar nada, que sólo buscan personas perfectas, amistades perfectas, familias perfectas, vidas perfectas... situaciones perfectamente controladas en todo momento. Todo entra en la racionalidad de su mente, y para todo tienen una respuesta. Nada escapa a su control, aunque no quieran reconocerlo, todo está en su lugar, ordenado. Todo es perfecto.

Y todo acaba derrumbándose por momentos, porque quien quiere controlar todo, acaba teniendo todas las cosas en unas manos muy imperfectas y débiles: las suyas.

No quiere decir que vayamos por la vida equivocándonos, sino que tenemos que aprender a vivir con nuestras imperfecciones y las de los demás; aprender a soportar lo que nosotros hacemos mal y lo que otros hacen mal; aprender a soñar teniendo en cuenta nuestras limitaciones.

De una vez por todas debemos construir nuestro futuro con errores corregidos. Porque todos los tenemos, sin ninguna duda.