Nacido en Alemania en 1948, su madre fue una activista en las marchas contra la guerra del Vietnam. Pero según la biografía de Rich Wiseman (
The Story of A Hold Out) no fue hasta el final de los años setenta que Browne se conciencia de la necesidad de un mayor compromiso social y político. Es a partir del movimiento que hay en los ochenta en contra de las centrales nucleares, que el músico californiano se une a otras figuras militantes del rock como el guitarrista de Bruce Springsteen, Little Steven, en varios discos contra la política norteamericana en Centroamérica. Pero ¿qué derecho tiene este todavía atractivo cantante de pop, a los cincuenta, para hablar de pobreza y marginación, desde su mansión de Hollywood? De ello hablan sus nuevas canciones…
VIVO EN EL MUNDO
Temas como Vivo en el mundo son una sincera confesión de las contradicciones de un activista adinerado como él, que no quiere adormecerse en la apatía, sino vivir en el mundo. Habla de traspasar las barreras, que nosotros mismos nos hemos construido para alejarnos de la realidad. La voz de Browne nos habla así del temor a la hipocresía en un mundo lleno de belleza, pero también de crueldad, donde todavía hay vida en medio de tanta devastación. Y en su voz está el eco de toda una generación.
Browne se vino a España, harto de su país. Ve cómo su
Nación Casino alimenta “el fabulado crisol del mundo libre” con sus juegos, comercio, fama, y medios de comunicación. Acaba sirviendo así a una infraestructura, que ya no nos sirve a nosotros.
Es el sistema de “una nación bajo Jesús, productora de armas”, que muestra las contradicciones de una religión, como la que condena en El rebelde Jesús.
Cuando el grupo irlandés
The Chieftains le pidió una canción para su álbum de Navidad, Browne pensó interpretar un tema tradicional. Pero hablando con un amigo indio de origen maya, éste le sugirió que él mismo escribiera la canción. Su amigo le contó el impacto que había tenido el cristianismo en su cultura. Pensando en ello compuso
El rebelde Jesús.
Utiliza la historia de Jesús en el Templo, tirando las mesas, porque se había convertido en “un nido de ladrones”, y muestra como hemos abusado de la naturaleza, construyendo iglesias de “orgullo y oro”. Contrasta así el romanticismo familiar de la Navidad con nuestra falta de disposición a entregar nuestro tiempo y dinero a aquellos con los que Jesús pasó su vida.
LA NOCHE DENTRO DE MÍ
Hubo una vez un debate en la prensa británica sobre qué estaba mal en el mundo, cuando Chesterton hizo su breve y aguda contribución en una brillante carta al
London Times. Decía: “¿Qué está mal en el mundo? Yo estoy mal”.
Browne ve también su responsabilidad en los problemas de este mundo, en una de sus canciones de su
Cabalgata desnudo de vuelta a casa. Se llama
La noche dentro de mí. Comienza con un ejercicio de auto-reflexión, pero su introspección se extiende pronto a cuestiones que afectan a todas las personas. Browne ha sabido siempre apelar a ese
Everyman de su segundo disco. El artista conecta con la preocupación de todas las personas, que se ven agobiadas por la velocidad y el caos de este mundo.
Esas preguntas son las que siempre le han diferenciado de otros cantautores de su época, como Carole King o James Taylor. El siempre se ha cuestionado su lugar en el mundo. Sus discos clásicos
Tarde para el Cielo y
El Fingidor muestran ese alma confusa, que busca dirección y sentido en la vida. Recorre carreteras y autopistas, intentando llegar a alguna parte. Pero el destino parece que siempre nos elude, y no encontramos la respuesta…
Es la frustración de
Farther On, donde no importa lo alerta que uno esté a lo que ocurre, o lo que intentemos cambiar las cosas, nunca llegamos al Cielo. Lo eterno parece fuera de nuestro alcance. Es la visión sobre la tumba de su amigo de
The Dancer. Pero si Browne teme por el destino de su alma, igualmente le preocupa la perdida del idealismo de su juventud. En
Antes del Diluvio, canta cómo hemos cambiado lo eterno por la moda de un momento. ¿Qué ha pasado con nuestros sueños?
HAMBRE DE CIELO
Sus álbumes a principios de este nuevo milenio,
Mirando al Oriente y
Cabalgando desnudo de vuelta a casa mantienen una cierta protesta social e ira política, pero están llenos también de un
anhelo romántico de búsqueda espiritual. Browne se muestra necesitado espiritualmente, con un hambre que no puede saciar ninguna mansión o banquete. No es el hambre de dinero, poder o entretenimiento, sino “un hambre a la medida de Dios”, que nos recuerda aquella frase de Agustín, por la que todo ser humano tiene un vacío en su alma, que sólo Dios puede llenar.
En
El Fingidor, Browne se preguntaba qué es lo que fue mal. Teníamos grandes ideales en los sesenta, pero parece que nos hemos rendido. Al final de la canción, su voz se convierte en un ruego a cualquiera que le oiga, para orar por ese fingidor.
Sus últimos discos buscan ese aliento espiritual, que le permita vivir en el mundo, sin perder su alma. En
Algunos Puentes parece encontrarlo en la sonrisa de su amada. Se apoya así en el amor al que canta en
Nunca pares, que le da fuerzas cuando está cansado y su “tren se ha descarrilado”. Pero teme perder también ese amor…
El cantante nos invita a no dejar de buscar “el mundo que el amor espera ver”. Pero ¿qué mundo es ése? Es el lugar donde los ángeles bailan.
¿No querrías estar allí? Es el sitio donde “la luz está amaneciendo” en “un brillo dorado”. Su Cielo es “donde el perdón gobierna”.
Browne anhela ese lugar de reconciliación, donde la amargura dé lugar a “la gracia y la simple verdad”. De ese sitio es del que nos habla Jesús en el Evangelio según Juan, capítulo 14. El lugar que ha preparado para aquellos que siguen su camino. Pero para ello hemos de creer en Él, que es “el camino, la verdad y la vida” (v. 6). Yo espero que Browne siga también ese Camino…
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