El General Juan Labrador Sánchez

"Sirvió con lealtad y murió con honor"

Hemos citado al General Juan Labrador en esta Unión Cristiana de Jóvenes de San Fernando y su actividad. Tanto en El Ferrol como aquí en San Fernando, su servicio y entusiasmo merecen una destacada reseña. Destacamos la exaltada reseña de “El Heraldo” como reflejo de la admiración hacia el General. Decía: 

• “Al escribir estas líneas, y aunque pasadas unas semanas, la indescriptible impresión recibida por la muerte de nuestro entrañable amigo y entusiasta evangélico don Juan Labrador, perdura en nuestros corazones.  Difícilmente podremos con la pluma plasmar nuestro dolor ni hallaremos las palabras que expresen nuestro sentimiento que van más allá de las frases corrientes necrológicas estereotipadas por el periodismo, y es que el dolor es mudo cuando la sinceridad lo abona como sentimiento del alma". 

DATOS BIOGRÁFICOS

• Nuestro querido amigo nació en Puerto Real el 10 de marzo de 1855. A los diez y seis años comenzó a vivir con el producto de su trabajo como carpintero de Rivera. A los 18 años ingresó en la Escuela de Condestables de Artillería de la Armada , sufriendo tres meses de prisión con motivo de la revolución cantonal habida en Cádiz en 1873. Terminados los dos años de estudios reglamentarios en la Escuela, obtuvo mayor nota en aplicación que los otros 34 compañeros, ocupando el primer lugar en el escalafón. Marchó voluntariamente a Cuba regresando enfermo a su patria donde más tarde contrajo matrimonio. Tras no pocos esfuerzos y una preparación eficiente, ingresó en la Academia. Cursó fácilmente el primer año, más por no asistir a la función religiosa de Santa Bárbara, patrona de los artilleros, y por ser católicos acérrimos tanto el Director como el General de Artillería, comenzó a sufrir las consecuencias, clasificando su aplicación y aprovechamiento con notas pésimas. Fue tan injustamente perseguido, que nuestro biografiado se vio obligado a pedir su separación de la Academia, pero no se le concedió, sino que fue calificado de insubordinado: se le arrestó e incomunicó, sin derecho a nombrar defensor, y se le juzgó y procesó mediante Consejo de guerra ante el que tenía derecho a ser defendido, en vez de ser juzgado por el Consejo disciplinario presidido por el Director y vocales de la Academia. 


• El Consejo acordó la expulsión de D. Juan Labrador.     . 


• Durante su injusto arresto, tuvo lugar el nacimiento de un hijo suyo no autorizándosele para visitarlo, a pesar de haber solicitado el permiso y hallarse la Academia a diez minutos de su domicilio. El Pastor Don Ángel Blanco le visitó varias veces, confortando al mártir del Evangelio y denunciando el atropello cometido en un vibrante artículo publicado en “El Mensajero Cristiano” de Sevilla, con el titulo “Atropello ultramontano”, que llamó poderosamente la atención pública. 


• El Gobierno, previo informe, desaprobó lo propuesto por el Consejo y el Sr. Labrador pudo continuar asistiendo a las clases respectivas, no obstante, tuvo que repetir el segundo curso y terminar el plan de estudios a los 57 meses en vez de a los 48, como hubiera ocurrido de no ser el Sr. Labrador un convencido protestante. Sufrió con tal motivo quebrantos y disgustos sin fin. 

Revista el Heraldo

SU PRIMER TRIUNFO

• El Sr. Labrador continuó sus estudios y ganó brillantemente el segundo y tercer curso. En el cuarto obtuvo el numero primero en todas las asignaturas, siendo propuesto por el nuevo Director Don Cecilio Pujazón, como el alumno más aventajado para la Cruz de Mérito Naval. En los 58 meses que permaneció el Sr, Labrador en la Academia, le nacieron cinco hijos y murieron tres, pues tuvo catorce en los quince primeros años de matrimonio. Los evangélicos de San Fernando le auxiliaron varias veces, con lo que  pudo adquirir el costoso equipo de oficial. El último hijo que perdió, murió en Melilla, en Julio de 1909, después de un terrible combate en los días de los barrancos, y a pesar de ser un oficial valiente no le, concedieron la laureada por ser hijo de un protestante, no obstante, a dos oficiales que murieron en el mismo combate sin tantos méritos, les concedieron dicha cruz. 

VALIOSOS SERVICIOS EN LA ARMADA

• Prestó grandes servicios en el Arsenal de la Carraca durante la guerra de 1893 ganando una Cruz de Mérito naval. En 1887 embarcó de profesor de la Escuela de Artillería de Mar, y durante la guerra con los Estados Unidos, prestó valiosísimos servicios como segundo Jefe de Brigada Torpedista, con riesgo muchas veces de su prpìa vida durante el famoso bloqueo del morro ganando una Cruz Roja de Mérito Naval con mil quinientas pesetas anuales hasta el ascenso a Comandante. “por su intachable conducta” se le concedió la Placa de San Hermenegildo, que se concede a los treinta y cinco años de servicio. El Sr. Labrador colaboró muchas veces en la “Revista General de la Marina” sumando sus trabajos más de cien páginas. Inventó también varios aparatos que se utilizaron en el servicio, por cuyos trabajos solamente le dieron las gracias.

SU PROCESO

• "El 26 de abril de 1913, el entonces Coronel Labrador recibió la orden para presidir un Consejo de Guerra para juzgar a un marinero. Por ser evangélico, manifestó que asistiría a la lectura y fallo de la causa, pero no a la Misa del Espíritu Santo que precedía en la Marina a los Consejos de Guerra como obligatoria para -inspirar- a los jueces (dicho acto estaba ya suprimido en el Ejército), fundando su decisión irrevocable en la R. Q. de Enero de 1913, que dispensa a la Misa al que declara no ser católico, lo que declaró en su día el Sr. Labrador en una instancia dirigida al ex-rey que originó la R. O. de 3 de Marzo de 1913, sin olvidar, que posteriormente a la fecha del hecho que motivó el proceso, se publicó en el Diario oficial número 116 de 1913, un R. D. de 28 de Mayo, en el que expresó el mismo ex rey, que no había razón para que subsista la misa en la marina, proponiendo a las Cortes su supresión. Igualmente el Presidente del Consejo (mayo 1913), manifestó en pleno Parlamento, que el Coronel Labrador había hecho uso de un perfecto derecho negándose a asistir a la misa por cuyo motivo se le ha procesado» . 


• A pesar de haber demostrado el defensor, Coronel Reyes, la inocencia del Coronel Labrador, el Fiscal don José González pidió para el pundonoroso Coronel Protestante la pena de “seis años de prisión militar” menor y suspensión de empleo durante ese tiempo. El Consejo que presidió el Almirante O. Enrique Sostoa, sentenció al Coronel Labrador a “seis meses y un día de prisión militar “ menor, "sin derecho a interpelar al Tribunal Supremo pudiendo solamente solicitar el indulto que lo hizo su esposa, ya que él se negó a solicitarlo por no considerarse reo de delito alguno. 

EL INDULTO

• El entonces jefe del Estado, aconsejado por el Tribunal Supremo e influenciado por elevadas personalidades evangélicas de los países protestantes; la opinión de la prensa extranjera y liberal de España, el mensaje de los “mil”  que firmado en “Anselm” el 4 de enero se remitió al ilustre Coronel Labrador como protesta al atentado contra la libertad de conciencia en pleno siglo XX en un país que alardea de civilizado y la indignación de Europa, todo ello influyó sensiblemente en el ánimo de los más altos poderes para que se concediese el indulto al hombre que no había cometido delito alguno. Y así fue y el Coronel Labrador pudo dejar enfermo la prisión para juntarse con su familia y recuperar sus fuerzas perdidas. Se destacaron por sus enérgicas campañas periodísticas en pro de la causa de nuestro biografiado la “Revista Cristiana” “EL Cristiano” “La Luz” y  nuestra Revista (El Heraldo”) que no se olvidó del valiente Coronel Labrador ni en los postreros momentos de su vida, ni se olvidará jamás.


• Entre los evangélicos y otro españoles que son sus plumas y buena voluntad, contribuyeren enormemente a fomentar un ambiente de justicia en favor del Coronel Labrador, podemos citar los señores siguientes: Don G. Summers. Don F. Oviedo, Don C. Tornos, Don Juan Bautista Cabrera. Don T. Fliedner, Don A. Uraujo, Don G. Douglás, Don C. Araujo, Don C. Drees, Don E. Lindegaerd, Don S. Ramírez, Don .E, Thomson, Don V. M. Rosado, Don M. de Vargas, Don F.Soto, Don M, Ortega, Don J. Chesterman, Don B. White, Don E. Payne, Don E. Turral, Don F, País, Don M, Jordán, Don Genaro Ares y otros amigos. 


• Además. se distinguieron en sus campañas “EI liberal" de Madrid, “El País” “El Radical”, “España Nueva” y “La Correspondencia de España-. La prensa cubana y de otros países particularmente de Inglaterra, publicaron extensos artículos sobre el famoso proceso que nos arrastró a los tiempos medievales colocándonos en un plano de inferioridad a Turquía. 


• Debemos hacer constar a la vez, que abogados eminentes como Don Melquiades Álvarez, Diputado a Cortes, y Don Emilio Menéndez Pallarés se prestaron para ser defensores, ofreciéndose la Alianza Evangélica de Inglaterra y otras entidades evangélicas de España a abonar todos los gastos que ocasionara la defensa. 


• Antes de terminar este relato interesantísimo, debe recordarse, que a pesar de haber sido en su día indultado, no lo fue con todos los pronunciamientos favorables; continuó siendo perseguido, pues al solicitar ser incluido entre los aspirantes a la Placa de San Hermenegildo, el Consejo Supremo calificó el hecho del dignísimo Coronel Labrador como “deshonroso” no habiéndose ajustado por lo visto al indulto. a lo prescrito en el artículo 104, del Código Penal de la Marina y Guerra. que claramente dice, que el indulto “extingue la pena por completo y sólo es nulo en  el caso de reincidencias. 


• El indulto, y podemos decirlo bien, alto, no fue mas que un timo dado a la opinión para que sirviera de lenitivo, ya que la negativa de aquel Consejo Supremo de triste recuerde, perjudicó al Coronal Labrador mucho mas que la condena del Consejo de Guerra. 


• La intransigencia clerical, la influencia del Vaticano y las injusticias de sus hombres representativos, escribieron una página negra en la historia de España que los tiempos no podrán borrar. 


• Todo esto ocurrió bajo el régimen degradante de la monárquica borbónica cuando la religión era del Estado y había en España, un “Dios oficial” con su corte oficial para hacer cumplir la voluntad de su Dios todo tolerancia, amor, bondad. misericordia y perdón…

Tumba del General Don Juan Labrador Sánchez

SU MUERTE

• El General Labrador, pundonoroso militar, y uno de los más “grandes prestigios del protestantismo en España”, el hombre todo corazón y corazón henchido de amor, de temperamento delicado, de rostro simpático y de una cultura que envidiaron muchos de sus compañeros, pasó a mejor vida el 16 de Diciembre último pasado (1935), de madrugada, en Puerto Real, (Cádiz). Un ataque inesperado del corazón puso fin a su existencia en pocos minutos. Cerró los ojos sin exhalar ni un suspiro. 


• El sepelio de nuestro estimado amigo constituyó una grandiosa demostración de sentimiento, que por  su importancia ha llamado poderosamente la atención de aquella región. 


• A pesar de hallarse solo al morir y distantes sus familiares, su voluntad fue respetada (cosa no muy corriente en España) y el sepelio fue puramente civil y evangélico.


• El entierro fue apoteósico No se recuerda otro análogo en Puerto Real. Los que conocieron su corazón generoso y compasivo y el venero de bondad que había en el formidable defensor de la libertad y "de la justicia, lloraron al paso del Cadáver. 


• El sepelio de nuestro inolvidable amigo llenó de remoción a toda la población, los momentos fuero~ solemnes. 


• Nos, satisface saber y poder hacer público, que Puerto Real rindió al General Protestante toda la gloria y todo el respeto que su conducta en vida le hizo acreedor. Puerto Real ha rendido un homenaje póstumo .al hombre honrado, a su espíritu de sacrificio tan peculiar en él; al militar dignísimo, honra de la Armada Española cuyo historial de persecución, abnegación y sufrimiento sin precedentes le elevan justamente a la categoría de mártir. Fue un evangélico ¡ejemplo de convencidos!      


• Yo creo que los constantes disgustos con propios y extraños le aceleraron la muerte, pues hacía años que estaba enfermo y por un esfuerzo titánico hacia la vida que llevaba, ¡Y pensar que todo lo ha soportado por, haber sido un convencido protestante.! 


• Debemos consignar que al acto del sepelio asistieron muchos Jefes y oficiales de la Marina. y Ejército, numerosas amistades y amigos distinguidos de Cádiz, San Fernando, Puerto Real y Jerez. 


• En representación del Capitán General del Departamento, asistió el Vicealmirante de la Armada, y la familia del finado fue representada por el pariente don José Pérez Labrador.     


• En su testamento dejó dispuesto, el Sr. Labrador que al fallecer, se llamara a los ilustrados Pastores de Jerez y San Fernando, Don Ruiz Valero y Don Miguel Blanco, los cuales pronunciaron elocuentes oraciones fúnebres en la casa del difunto y en el cementerio. Nuestro ilustre amigo recibió sepultura en el Cementerio de Puerto Real. Por expresa voluntad del finado, que odiaba homenajes, no se le hicieron honores Militares. 


• Nuestro amigo ha muerto! Ha muerto como los héroes, al pie del cañón, en lo alto de la muralla, escribiendo hasta pocos días antes de morir mensajes de Libertad y Redención, y repartiendo profusamente por plazas y calles el Evangelio hasta quedar rendido por el cansancio. Tal cantidad de sangre suya, de médula suya, puso en todos sus trabajos el hombre todo corazón, que supo mantener en alto su dignidad y honradez por no tener afortunadamente como muchos un juicio por columna vertebral. 


• ¡Cómo resistió la adversidad! Con qué gallardía defendió las ideas evangélicas y las que creía más justas! Con qué coraje, (él que no tenía fortaleza física) afrontaba la critica, la injurias, la burla! Todo ha terminado para este mártir! Murió apacible. ¡Qué reposo debe haber en su pobre carne quieta y en su corazón destrozado por los sufrimientos físicos y morales! Ha bajado a la tumba sin honores ni beneficios. ¡A muerto pobre! Nos ha dejado con el sosiego del que no tiene nada de que arrepentirse. Así mueren los honrados! Al recordarle en silencio, le honramos honrándonos a nosotros mismos y jamás olvidaremos la memoria del hombre que tantos y tan nobles ejemplos nos prodigó. Nosotros, al evocar hoy conmovidos su recuerdo venerable, enviamos un respetuoso saludo a su hijo Don Juán Labrador; y a la vez la expresión de dolor que también sentimos honradamente. 


• Mientras quede tan sólo uno de los que le conocimos, perdurará su grato recuerdo.


• Hemos querido patentizar en letras de molde su recuerdo entre nosotros, como humilde y modesta, siempre viva. 


• Recojamos como legado para seguir luchando por la Libertad, la igualdad y la fraternidad universal, el bello ejemplo de su vida pura, limpia y amable.


• Sirvió con lealtad y murió con honor.


• Por LUIS LOPEZ-RODRICUEZ MORRAY"

Sobre el General Labrador el historiador José Pizarro Fernández ha publicado un libro titulado “Libertad de creencias en la España Moderna y Contemporánea: el general protestante Juan Labrador Sánchez, recoge el estudio realizado por Pizarro sobre la evolución de creencias desde el siglo XVI hasta nuestros días, centrándose "en las represiones que padecieron judíos, moriscos y, especialmente, los protestantes". El historiador protestante Gabino Fernández en su Reforma y Contrarreforma en Andalucía de 1986, le dedica seis páginas. El General Labrador apareció también en medios extranjeros como Goodly Fellowship: A Centenary Tribute to the Life and Work, el  Record of Christian Work, Volumen 39, el The Missionary Review of the World - Volumen 44, el The Missionary Review - Volumen 44 , el Light & Truth: A Record of Church Reformation Work in Spain, ... o el Roman Catholicism and Freedom .