La Unión de Jóvenes de San Fernando tenía exiguos recursos, pero a pesar de ello sus proyectos y desafíos fueron dignos de admiración.
Retomando nuestra historia referida a Cádiz y a Abraham Ben Oliel, en 1875 le sucederá en San Fernando Ángel Blanco Fernández (1839+1894), ex sacerdote y profesor católico burgalés, que es considerado por la comunidad evangélica isleña como "el primer pastor de la iglesia", puesto que constituyó el primer Consejo de Ancianos y organizó la iglesia.
Este Consejo de Ancianos estaba compuesto por 12 miembros con tres comisiones: Justicia, Caridad y Administración. En este tiempo se incrementa el número de miembros activos de la comunidad y bajo la dirección administrativa de D. Ángel, se acometen diversas obras para el arreglo y la mejora del templo, como fue el dotarlo de luz de gas en 1880 y la adquisición de elementos para el culto como el armoniun, que es el que se usa actualmente, adquirido en 1877 por la no pequeña cantidad de 3.400 reales.
Es de destacar, que ante su insistencia, el Consistorio municipal no tiene más remedio que acometer las obras de reparación y el adecentamiento del cementerio civil que en aquellos tiempos estaba reservado para las personas no pertenecientes a la religión católica y para los suicidas. Este Pastor, para mí el verdadero creador de la Iglesia Evangélica de San Fernando, murió tras larga enfermedad y con sólo 55 años de vida, el 25 de abril de 1894 –dirá Jesús Jaén Serrano. Tras veinte años de pastorado en San Fernando dejó huella imperecedera, conservándose una foto con una larga barba blanca, una frente limpia y una mirada noble.
Este autor no deja de resaltar también la obra de su hijo Miguel Blanco Ferrer(i), que fue pastor de la IEE, asesinado en San Fernando (Cádiz), el 9 de Octubre de 1936, -según el historiador Paul Preston- por negarse a ser bautizado. A su muerte se cerró el templo y se suspendieron los cultos y la escuela, siendo un hecho muy doloroso para su congregación. Sin embargo el domingo 2 de septiembre de 1945 se realiza la reapertura del templo al público.
Destacar en San Fernando también las Uniones Cristianas de Jóvenes que penetran en España paralelamente a las congregaciones y escuelas evangélicas nacidas tras la Constitución de 1869, desarrollando una gran actividad. En el archivo de la Iglesia Evangélica de "El Buen Pastor" (en adelante AlEEEBP), de San Fernando, caja nº 15, se conservan ejemplares de "A las Uniones Cristianas de España", circular manuscrita y litografiada publicada intermitentemente por Francisco Albricias entre 1879 y 1890, que informaba de las "Uniones" en España y el extranjero. Para España da noticias de "Uniones" en Zaragoza, Jerez de la Frontera, Valladolid, Oviedo, Cádiz, Huelva, etc. Según Claudio Gutiérrez Marín(ii) las Uniones de Jóvenes estaban establecidas fundamentalmente en las grandes urbes como Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, hallándose dentro de la organización muchos jóvenes católicos, a pesar de vivir estos organismos en pleno contacto con las Iglesias Reformadas y sus pastores.
LA UNIÓN CRISTIANA DE JÓVENES DE SAN FERNANDO
Sabemos por Menéndez Pelayo que en 1873 las autoridades municipales hicieron cerrar la capilla de la Iglesia del Buen Pastor. El 15 de febrero de 1875 se nombró una nueva Junta Evangélica para regir su reorganización. La "Unión de Jóvenes" se fundará el 27 de septiembre del mismo año de 1875, en los locales de la Iglesia, en la calle de San Bernardo nº 55.
En febrero de 1878 la composición de la junta directiva ya está delimitada, y queda comprendida por los siguientes cargos: Presidente, Secretario, Tesorero, Bibliotecario, sub-Bibliotecario y dos Vocales. Los nuevos socios eran presentados por dos socios antiguos, pasando por un periodo de prueba, hasta que en acto público se firmaban los estatutos y recibía la “Carta de miembro”. La edad para ser socio en la Unión Cristiana de Jóvenes estaba comprendida entre los 15 hasta los 30 años. Los miembros activos en San Fernando nunca pasaron de los 30, según la relación de las actas.
No deja de llamar la atención que la “Unión de Jóvenes” tuviese preocupaciones como la mutua instrucción de sus miembros en las doctrinas y espíritu del Evangelio, a la vez que en todos aquellos conocimientos que pudieran ser útiles al hombre. El estilo cristiano del mutuo aliento, el amor fraternal y las obras propias de todo cristiano estaban plasmadas en su art. 2. Las reuniones de la “Unión de Jóvenes” era semanales, con clases bíblicas y debates sobre aspectos doctrinales, además de alguna conferencia sobre temas científicos. Cada noche, durante tres días a la semana había clases para la formación de los miembros menos preparados.
Aunque financieramente la Unión de Jóvenes de San Fernando tenía exiguos recursos y en algún caso que está documentado recibió ayuda de la “Unión de Jóvenes” de Edimburgo en 1876, sus proyectos y desafíos fueron dignos de admiración. Según Francisco Albricias, delegado español de la Unión de Jóvenes que asistió al 9º Congreso celebrado en Londres en agosto de 1881, en San Fernando se había colaborado en la organización de congresos provinciales celebrados en Puerto Santa María. También el Fondo apoyaría la publicación de un periódico de las Uniones de España, cristalizando en “El Atalaya” fundado por Francisco Albricias, que salía irregularmente, dejándose de publicar en 1919 en Alicante. El Fondo rescataba un 5% de la recaudación trimestral con el objeto de fundar una escuela que no consta que se llevara a cabo.
Había en San Fernando un Fondo de caridad del que resaltamos las bases siguientes:
"1ª) La colecta de caridad se recogerá en todas las sesiones y servirá para socorrer a los jóvenes transeúntes cristianos.
2a) También servirá para socorrer a los miembros de esta Unión que estando enfermos tuvieren necesidad de ayuda.
3a) Habiendo más de 20 r. se podrá socorrer a un joven transeúnte aunque no sea cristiano."
6ª) Fondo de evangelización, administrado por un vocal, cuyos ingresos provenían del producto de rifas benéficas entre los miembros de la congregación. Su finalidad era "reunir para la obra de la Unión y ayudar a las demás de España".
7º) Fondo para la casa, proyecto frustrado de adquirir un local propio de la Unión”.
Todo esto se proyectaba a pesar de lo modesto de las cantidades recaudadas y si tenemos en cuenta el estado de la sociedad española en los aspectos sociales, culturales y religiosos, la Unión de Jóvenes debía ser un auténtico oasis para los espíritus que querían adelantar o acceder a la educación.
Dicen Pedro Cavada y Esther Vidal(iii) : “La sociedad española de la segunda mitad del siglo XIX era una sociedad primordialmente rural, con un incipiente flujo de población hacia las áreas en vías de industrialización; una sociedad mayoritariamente analfabeta, de lo cual era sensible la sociedad misma y su clase dirigente. Los tímidos intentos de fomentar la enseñanza primaria por parte de los poderes públicos en las primeras décadas del siglo no dieron al parecer el fruto adecuado. En 1857, la Ley Moyano indica en su artículo 106 que "el gobierno fomentará el establecimiento de lecciones de noche y de domingo para los adultos cuya instrucción haya sido descuidada o quieran adelantar en sus estudios". El censo de 20 años más tarde informa que un 72% de la población española era analfabeta, concretándose las cifras de analfabetismo en un 62% para varones y un 81% para mujeres; Diez años después estas cifras sólo varían en décimas más o menos”
Estos autores nos dan más datos de la actividad de la Unión de Jóvenes:
Pero meses más tarde del mismo año " ... el Presidente propuso como necesario para el desarrollo de la Unión, que la misma se prestase a enseñar a leer y a escribir a cuantos lo solicitasen, sin más formalidad que escribir sus nombres en el Registro de la Secretaría", siendo también aprobado por unanimidad.
La "Unión" asumía con cargo al Fondo General los gastos de esta "Escuela de adultos nocturna", dándose cuenta en las actas de gastos efectuados en cabos y cajas de plumas, cuadernos de papel de diversas clases, etc ... Paralelamente, los socios dedicaban parte de sus sesiones a la instrucción, comenzando por clases de Ortografía y ampliándose en marzo de 1880 a la enseñanza de Gramática Castellana, Aritmética y Geografía. El profesorado de estas disciplinas era reclutado entre los mismos socios "que se consideren competentes y con los conocimientos necesarios para enseñar", contando para las clases de Geometría con un prohombre del protestantismo español, Juan Labrador Sánchez, en aquel entonces Condestable-alumno de la Academia de Artillería de la Armada, y que llegaría a alcanzar el grado de General de este Cuerpo. También se contaba con el profesorado de las "Escuelas Cristianas", escuela de enseñanza primaria que la Iglesia sostenía en sus mismos locales.
"Escuela de adultos nocturna" siguió su Guadiana a tenor de las circunstancias, subsistiendo en la documentación de que disponemos hasta 1904. Parece ser que, a pesar de todo la labor de la "Escuela" se amplió a todos los días de la semana, con la excepción de los domingos; al menos así lo refleja el acta del 13 de junio de 1901, donde se establece un cuadro de profesores hasta las vacaciones.
Menéndez Pelayo se queja en su obra del "frenético espíritu irreligioso" de los años 1868 a 1882. Sin embargo, en este contexto de secularización política es donde el protestantismo penetra en España y se arraiga en numerosas ciudades, con unas actitudes propias hacia el hecho religioso y hacia la convivencia dentro de su confesión. En el aspecto religioso y convivencial esta "Unión" exigía a sus miembros activos un compromiso firme, siendo causa de separación de la Sociedad la maledicencia y las faltas de asistencia injustificadas, previo dictamen de la Comisión de Justicia y Caridad (o Beneficencia), constituida en la sesión del 19 de marzo de 1901”.
No deja de admirarnos los modos de mantener la comunión fraternal o la cohesión grupal, que se conseguía al visitar la casa de algún miembro cada domingo. Estas casas, que muchas veces eran de no socios o simpatizantes, solían quedar abiertas y servir más tarde para hacer algún culto y dar estudios bíblicos. En estos casos se comenzaba por dar alguna conferencia por el Presidente y se irían introduciendo estudios o culto de oración.
Sin embargo también había momentos para el ocio y buscar una imagen atractiva del grupo juvenil, estableciendo horas para paseos y excursiones conjuntas. La independencia de la Unión de Jóvenes, respecto a la Congregación y las Escuelas Evangélicas, nos lo describen así estos autores, siempre bien documentados:
Resultaban más regulares, como corporación, las relaciones con las "Escuelas Evangélicas", de donde salía parte del profesorado de la enseñanza nocturna de la "Unión" y con las que se colaboraba todas las Navidades en las fiestas que se organizaban para los niños, encargándose el grupo de la organización material de las fiestas y subvencionando con cargo a su Fondo General y mediante suscripciones específicas el costo de las golosinas, refrescos y premios.
Se organizaban también reuniones conjuntas de los socios de la "Unión", los miembros de la Congregación y los niños de las "Escuelas". De cara al exterior, tenemos documentadas la organización de veladas literarias todos los años, de 1902 a 1905, ocupándose la “unión” de los pormenores de la organización en buena parte de las sesiones, en las que se nombraban comisiones para los distintos trabajos requeridos con tal finalidad. En esas veladas se ofrecía un refrigerio, se recitaban poemas, se daban conferencias, audiciones musicales e incluso sesiones de "Linterna mágica". Esto último no nos debe sorprender, ya que según Rafael Garófano, estudioso del medio cinematográfico en Cádiz,' "la utilización en Cádiz [y su entorno] de Linternas Mágicas, como espectáculo de ferias y veladas, hacía ya muchísimos años que se venía haciendo hasta que en 1896, llegó el cinematógrafo. Pero es a partir de esta época, cuando vemos la supervivencia de este original aparato de proyecciones en diversos usos y en variados locales y circunstancias"
Otro elemento de relación externa de la Sociedad fue la organización en 1881 de una "Sala de lectura de novelas contando con varios periódicos religiosos y políticos y los libros de la Biblioteca". Incidiendo en las relaciones externas, para terminar, en 1899 se propuso en sesión" ... que se alquilase un local a fin de darles lecciones a los jóvenes que a ella concurriesen, con tal carácter que fuese desapareciendo el miedo y recelo de algunos jóvenes en asistir a nuestras reuniones ... se vio con sentimiento que no podía llevarse a cabo tan buena idea por falta de recursos para ello." Mas a pesar de frustrarse este proyecto, la "Unión" contaba con las casas particulares e incluso con un local en las "Callejuelas", alquilado por la Congregación, para sus actividades. Pero nunca llegó a tener un local propio que le permitiera mayor independencia”.
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(i) Lo cita Juan Bautista Vilar y Paul Preston en “El holocausto español" Random House Mondadori 2011
(ii) Historia de La Reforma en España. Claudio Gutiérrez Marín. Casa Unida de Publicaciones. Méjico 1942
(iii) Las minorías religiosas en el siglo XIX: La Unión Cristiana de Jóvenes de San Fernando (Cádiz). Pedro Cavada Martínez y Esther Vidal Rosello
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