Medio siglo, cincuenta años justos han pasado de la sacudida emocional que invadió toda Gran Bretaña a principios de 1963 al estallar el llamado escándalo Profumo. John Profumo, entonces ministro de Defensa británico, quedó prendado de la hermosa bailarina de 19 años Christine Keeler. Durante varios meses mantuvieron un tímido romance. El caso adquirió máxima notoriedad al saberse que Christine también había mantenido relaciones sexuales con un agregado de la Embajada de la entonces Unión Soviética en Londres. ¿Pudo haber desvelado la Keeler secretos militares al diplomático ruso? ¿Hubo una trama de sexo, espionaje y poder? ¿Peligró en Gran Bretaña la seguridad del Estado? Profumo dimitió el 1 de junio de 1963 y en su caída arrastró al Gobierno conservador de Harold MacMillan. Christine Keeler fue condenada a nueve meses de cárcel por conspiración.
Un poder nunca hace concesiones excepto cuando se involucra en el sexo, dijo el político francés Alexis Tocqueville en el siglo XIX.
El hombre es una mezcla de fuerza y de debilidad. Fuerte ante el poder, débil ante el sexo. Aquí caen todos los mitos, todas las figuras encumbradas por la Historia sucumben.
El profesor Bhiku Parekh, catedrático de Ciencias Políticas en el Reino Unido y Canadá, uno de los especialistas mundiales en la figura de
Gandhi, cuenta que a partir de la muerte de su esposa el apóstol religioso y nacional de la India “comenzó a dormir con mujeres. Compartió la cama con siete u ocho mujeres diariamente. Entre ellas, una se incorporaría permanentemente al experimento: una bellísima joven de 18 años, Manu, sobrina segunda de Mahatma”.
El 4 de abril de 1968 fue asesinado en Memphis, en el estado norteamericano de Tennessee, el pastor
Martin Luther King, líder del movimiento a favor de mejorar las condiciones de vida de los negros, el hombre que recogió la herencia no violenta del Mahatma Gandhi. Ralph Albernathy, también pastor evangélico, designado para suceder a Luther King, publicó un libro de escándalo titulado AND THE WALLS CAME TRUMBLING DOWN, algo así como LOS MUROS CAYERON CON ESTRUENDO. Dice Albernathy que Luther King “fue un hombre de varias mujeres”. El estaba con Martín Luther en el momento de ser asesinado. En el libro refiere que la noche anterior “estuvo con dos mujeres en un motel de Memphis y discutió con otra”.
Dominique Straus-Khan, francés de origen judío, todavía vivo, llegó a ser un destacado líder del partido socialista en Francia. Dos veces ministro de Gobierno, Director del Fondo Monetario Internacional, cargo que dejó para presentarse a elecciones presidenciales, fue arrestado en Nueva York el 16 de mayo de 2011. Una camarera africana del elegante hotel Sofitel, Nafissataou Diallo, lo denunció por haber intentado violarla mientras le arreglaba la habitación. A raíz de este escándalo surgieron otros. Dos periodistas francesas afirmaron que también ellas habían sufrido intentos de violación. En estos momentos, Strauss-Khan tiene asuntos pendientes con la justicia en la ciudad de Lille, norte de Francia. Está acusado de asistir a orgías con prostitutas.
Por sus vicios privados con mujeres fue también chamuscado el que fuera presidente de Israel,
Moshé Katsav, quien tras defenderse con uñas y dientes terminó condenado por violación.
Con uñas y dientes se defiende en estos días
Silvio Berlusconi, el empresario más poderoso de Italia, tres veces primer ministro entre 1994 y 2011. Está acusado de celebrar orgías sexuales en residencias privadas. Tiene pendientes tres juicios por abuso de poder, corrupción e incitación a la prostitución, en la que se incluye una marroquí entonces menor de edad.
Cuando finalizaba el año 2012 saltó en los medios internacionales el caso Petraeus.
David Petraeus estaba considerado como el general más condecorado de Estados Unidos en tiempos recientes. Distinguido y admirado en el país por haber conseguido poner término honorablemente a la intervención norteamericana en Irak. Aunque pertenecía al partido republicano, opositor el demócrata actualmente en el poder, el presidente Obama le había nombrado Director de la CIA y gozaba de la absoluta confianza presidencial.
Este hombre tan poderoso, general de cuatro estrellas, cayó en las redes del sexo con la modelo y escritora Paula Broadwell, mujer con un curriculum excepcional. Tanto ella como el general estaban casados. Petraeus, obligado a presentar la dimisión, declaró que su relación sexual con Broadwell “no prendió hasta que volvió de Afganistán” y aseguró “que duró sólo unos meses”.
El caso Petraeus ha puesto sobre el tapete los grandes escándalos sexuales protagonizados por presidentes de la poderosa nación norteamericana.
Con motivo de los 150 años de la Guerra Civil estadounidense se ha vuelto a revisar las vidas de quienes presidieron el país, hombres que no fueron de acero, sino de carne y hueso. De los libros publicados recientemente destaca el de Larry Flynt, dueño de la mítica revista HUSTLER. El título lo dice todo: A NATION UNDER SEX (UNA NACIÓN BAJO EL SEXO).
Flynt no deja títere con cabeza. De
Benjamín Franklin dice que ayudó a salvar la Revolución Americana “seduciendo a mujeres francesas”. A
Abraham Lincoln le atribuye una gran pasión por calentar la cama. La esposa de
Roosevelt solicitó el divorcio cuando descubrió las cartas de amor de su marido a su secretaria social. De Lyndon B. Johnson escriben sus biógrafos que “hizo de la infidelidad un hábito, una costumbre sin la que no sabía vivir”.
John Kennedy “se acostó con todas las mujeres que se le pusieron por delante”.
Bill Clinton mantuvo relaciones sexuales con Mónica Lewinsky en el mismo despacho oval de la Casa Blanca, convirtiendo a la joven en la becaria más famosa del planeta. Antes de ser elegido presidente, una cabaretera llamada Gennifer Flowers declaró a los medios que había sido amante de Clinton durante 12 años.
La sexualidad y el poder han dado forma a la política de igual manera que lo ha hecho y sigue haciendo con otros aspectos de la vida.
Si alguien se asombra o se escandaliza por las historias de poder y sexo aquí relatadas, le pido que lea estos textos de la Biblia:
PODER: “Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto” (1º de Reyes 4:21).
SEXO: “El rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras… Tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón…. Inclinaron su corazón tras dioses ajenos” (1º de Reyes 11:3-4).
Sexo y poder, poder y sexo, nada nuevo bajo el sol.
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