La campanada deportiva que más ruido ha provocado este verano ha sido el fichaje del brasileño Neymar da Silva Santos Junior, de 21 años, por el Futbol Club Barcelona. A Neymar lo han fichado por 57 millones de euros, según la prensa deportiva.
El Barcelona le pagará l0 millones por temporada. Hasta el momento, el brasileño se embolsa 15 millones al año en concepto de publicidad.
Neymar procede de una familia evangélica. Cuando la madre, Nadine, se enteró de su fichaje por el Barcelona, mandó a su hijo una carta en la que, entre otras cosas, decía: “Dios hace las cosas, siempre, cuando más lo necesitamos (?). Oro para que Dios se muestre y esté en el control de tu destino, que puedas ser feliz con tu elección, que te guarde y proteja de todo mal”.
Desde su llegada a Barcelona y su aparición ante los medios, Neymar ha afirmado siempre su condición de evangélico.
Pero…. En un largo artículo que le dedicó el diario EL MUNDO el pasado 1 de junio
en el suplemento LA OTRA CRÓNICA, el periodista puntualizaba: “Evangélico, pero menos”.
Al parecer, el joven Neymar siente una atracción sin freno por las mujeres. Se le atribuyen varias conquistas. La novia que ahora tiene, Bruna Marquezine, a la que conoció en una fiesta en Brasil, cuenta 17 años. El futbolista tiene un niño, David Lucas, “fruto de una noche de sexo con una chica”. Añade el artículo mencionado que sus gastos diarios son excesivos. Tiene un Porsche Panamera, un yate, una mansión y un triplex. A la iglesia en Brasil a la que asiste desde 2008 dona unos 20.000 euros cada año. Habrá que ver qué iglesia evangélica busca ahora en Barcelona.
Desde que a Maradona se le llamó “la mano de Dios” por aquel gol que marcó en 1986 en México valiéndose de ese miembro del cuerpo que dio a Argentina el campeonato del mundo, con relativa frecuencia se ha mezclado a Dios en el deporte y negocio del fútbol. Años después, en 1994, al ganar Argentina a Australia en clasificación para el mundial, la revista EL GRÁFICO, de Buenos Aires, escribió: “ha sido el triunfo de Dios”. El mismo Maradona volvió a las andadas cuando en Israel se refirió al mundial que estaba por jugarse con estas palabras: “Le pido a Dios que durante el mundial sea argentino. Se lo pido de verdad”.
Aquí, en este país futbolero, el señor Manuel Ruiz de Lopera celebró el ascenso del Betis a primera división en 1995 atribuyendo todos los méritos a una imagen de idolatría: “este ascenso ha sido posible merced a la intervención de Jesús del Gran Poder”. Y los jugadores, ¿nada hicieron? ¿Durmieron la siesta cada tarde de partido sobre el césped del campo esperando que la imagen de madera o del material que esté hecha bajara al campo a marcar goles? La superstición no tiene límites.
También los presentadores de Televisión Española se las traen. Cuando el 4 de junio de 1994 el Real Madrid ganó en Coruña, el narrador del partido soltó esta prenda: “Zamorano llamó a las puertas del cielo y el cielo se abrió”. Ya lo sabe el presidente Rajoy: si las puertas del cielo se abrieron para conceder un gol a un solo hombre, podría pedirle que se abrieran de nuevo de par en par para dar trabajo a cinco millones de españoles. Total, a Dios le dan igual los números.
Un periodista tan culto y de tanto prestigio como Raul del Pozo escribió esta frase: “hoy Dios se llama Falcao”. Fue con motivo de haber ganado el Atlético de Madrid a otro Atlético, el de Bilbao.
Cuento todo esto porque Neymar también ha caído en la misma necedad. Cuando llegó a España a finales de mayo declaró a los medios: “elegí el Barcelona por deseo mío, un deseo que salió de mi corazón. Conversé con Dios para que me diese sabiduría y me indicase el camino correcto, por eso elegí el Barcelona”. Ya lo sabe Florentino Pérez. El Real Madrid también quería al jugador brasileño. Pero Dios lo dirigió al Barcelona.
A lo que parece, Dios no es madridista, es culé, es del Barcelona.
¡Cuantas tonterías se dicen! Dios no juega al fútbol con Maradona, ni juega a los dados con Eisntein, ni remueve el puchero de Teresa. Tiene cosas más importantes que hacer. Dios se mueve en lo insondable y lo secreto, en lo profundo y lo escondido (Daniel 2:22). Vive en el arcano y el misterio.
Luis García Berlanga, el gran realizador del cine español, estrenó en 1957 la película tragicómica titulada: LOS JUEVES MILAGRO. La censura de aquella época, según cuenta Berlanga, le ordenó suprimir una escena relacionada con el fútbol. En la torre de la Iglesia del pueblo están el supuesto
santo y otro de los protagonistas. Ambos contemplan un partido de fútbol en el que se halla implicado el equipo del pueblo. El protagonista pide al
santo un milagro, y éste ni corto ni perezoso, utiliza un espejo, ciega al portero contrario y pronuncia gol.
Se realiza el milagro. Todo el pueblo lo cree así. El
santo obrando en nombre y por la gracia de Dios, ha logrado la victoria de los locales. Teresa de Ávila decía que Dios estaba entre los pucheros. Hoy se cree que está incluso en los pies de los jugadores de fútbol, en el balón que rueda, en el resultado del partido, cuando es favorable, naturalmente. Cuando no, el diablo también existe.
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