Anoche quedaste durmiendo en el Hotel Las Tunas. Bien. Despierta. Desayuna. Saca el coche del aparcamiento y abandona el Hotel. Gira a la derecha y casi inmediatamente a la derecha de nuevo. Pasa frente al Hospital General Ernesto Che Guevara y te incorporas a la carretera central,
camino de Bayamo. Unos cinco kilómetros después encuentras una bifurcación. La vía que sigue recta lleva a Holguín. La que gira a la derecha, a Bayamo. Has de conducir 139 kilómetros. Hazlo con precaución. La carretera está en obras en algunos tramos.
Fin del viaje. Estás a 841 kilómetros de La Habana. Ahí tienes Bayamo, capital de la provincia de Granma. El nombre le viene del yate en el que Fidel Castro y otros revolucionarios, entre ellos su hermano Raul y el Che Guevara, viajaron desde Méjico a Cuba para iniciar la revolución que tres años después puso fin al régimen del dictador Batista. En algún otro capítulo te he hablado de esto. Y lo haré en otros posteriores.
Bayamo fue fundada en noviembre de 1513 por Diego Velázquez, siendo la segunda ciudad después de Baracoa. Le puso por nombre San Salvador de Bayamo. Da la impresión que los colonizadores españoles llevaban en sus alforjas un ejemplar del santoral católico, porque cada ciudad que fundaban le endosaban el nombre de un santo o, como en este caso, el de Jesús Salvador. A La Habana la llamaron por primer nombre San Cristóbal.
Bayamo fue la primera ciudad revolucionaria de Cuba. El 10 de octubre de 1868, 30 años antes de la independencia de la isla, se inició aquí el proceso revolucionario, liderado por Carlos Manuel de Céspedes, Máximo Gómez, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte y Calixto García, entre otros. Meses después, ante la llegada inminente del Ejército español, los habitantes de la ciudad decidieron prenderle fuego antes que entregarla intacta al enemigo. “Cuando llegaron las tropas españolas –dice Antonio García Checa- sólo encontraron cenizas humeantes. Por el valor y patriotismo de sus habitantes, Bayamo fue declarada Monumento Nacional”.
En su MORFOLOGIA DE LA HISTORIA DEL MUNDO el escritor alemán Oswald Spengler dice que “la Historia visible es expresión, signo y alma hecha forma”. De acuerdo, pero la Historia puede llegar a cansar. No quiero que esto ocurra contigo, de forma que cierro esta división y nos vamos a pasear.
Es obligado iniciar el recorrido en la Plaza de la Revolución, también conocida como Parque Céspedes. Frente a la plaza se yergue el Museo Casa Natal del héroe local. Antes me entretuve con la Historia, ahora he de hacerlo con la biografía. Se impone. Carlos Manuel de Céspedes nació en Bayamo el año 1818 y murió en la Sierra Maestra en 1874. Estudió en las Universidades de La Habana, en Madrid y Barcelona. En 1844 regresó a Cuba. En octubre de 1868, siendo propietario de una hacienda en Manzanillo, dio libertad a los esclavos que trabajaban en ella y declaró la guerra a España. En Méjico fue “el grito de Dolores”, en Cuba fue “el grito de Yara”, pueblo situado en la provincia de Granma, que dio origen a la primera guerra de independencia de Cuba.
Como apunté en el capítulo anterior, los diputados revolucionarios que en Guáimaro escribieron la primera constitución de la nueva patria, eligieron a Céspedes como presidente. De aquí que sea conocido hasta el día de hoy como “padre de la patria”.
Ya sé, ya sé que hoy estoy hablando mucho. Como buen guía, trato de explicarte cosas que tal vez no sepas y te interese conocer.
Te dejo en la Casa Museo Manuel de Céspedes.
Aquí encontrarás una colección de objetos que pertenecieron al padre de la patria, a su esposa y a sus hijos. En su planta alta hay otra colección: arte del siglo XIX. Esta Casa Museo fue declarada Monumento Nacional en octubre de 1978.
¿Concluida la visita? Camina hacia la plazoleta anexa frente de la parroquial Mayor. Hoy se llama Plaza del Himno Nacional. Te explico por qué este nombre. Al ser declarada Bayamo primera capital revolucionaria de Cuba, el pueblo se congregó en la Plaza de la Iglesia Mayor. Hubo un desfile, grandes vítores a los vencedores. En un momento dado apareció la división La Bayamesa, comandada por el militar y músico Pedro Figueredo, a quien llamaban Pedrucho. Fue él quien escribió las estrofas del himno que hoy se canta en toda la nación cubana. Para que lo recuerdes te lo escribo aquí. Total, uno o dos folios más en este capítulo no lo van a dañar.
He aquí la letra del himno.
Al combate corred, bayameses,
que la Patria os contempla, orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la Patria es vivir.
En cadenas vivir, es vivir,
en afrenta y oprobios sumidos,
del clarín escuchad el sonido;
¡a las armas, valientes, corred!
No temáis los feroces iberos,
son cobardes, cual todo tirano,
no resisten al bravo cubano.
¡Para siempre su imperio cayó!
¡Cuba libre!, ya España murió,
Su poder y su orgullo, ¿do es ido?
Del clarín escuchad el sonido,
¡a las armas, valientes, corred!
Contemplad nuestras huestes triunfantes,
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyeron vencidos;
por valientes sabremos triunfar.
¡Cuba libre! Podemos gritar,
del cañón al terrible estampido,
del clarín, escuchad el sonido;
¡a las armas, valientes corred!
El escritor francés Pierre Josse dice que la letra de este himno patriótico está inspirada en otro igualmente célebre, La Marsellesa que se canta en Francia.
Continuemos con los memoriales. En la calle Abigail González tienes el parque y el Museo Nico López, donde estuvo el antiguo cuartel de Bayamo, asaltado el 26 de julio de 1953 por jóvenes enviados por Fidel. Ese mismo día Fidel Castro, con otro grupo de jóvenes idealistas, asaltaba el cuartel Moncada, en Santiago de Cuba.
Acércate al número 59 de la calle Maceo, entre Donato Mármol y José Joaquín Palma. Aquí está el Museo Provincial de Granma. Sus cinco salas exponen colecciones artísticas y patrióticas, piezas de excepcional valor, entre ellas el atril y la tapa del violín que utilizó el músico Manuel Muñoz para instrumentar por vez primera el Himno Nacional.
Tres veces me has dicho que tienes hambre. Bien. Hagamos un alto. Tienes dos paladares: El Sagitario, en el 107 de la calle Mármol y el Polinesio, en la calle Parada. En el 167 de General García está el restaurante La Sevillana, el más chic de la ciudad. Puedes comer aquí o en el restaurante del Hotel que te aconsejo para dormir, el Sierra Maestra, en la salida de Bayamo, carretera a Santiago
¿Satisfecho? Sigamos el recorrido. En la calle General Ricardo se encuentra el Museo de Cera. No es el de Londres, desde luego, pero sí único de su tipo en Cuba. Muestra una colección de artistas famosos y personajes populares.
Alrededor de la catedral puedes ver interesantes edificios, entre ellos la Casa de la Nacionalidad Cubana, centro dedicado a la investigación histórica de la isla. Algo lógico, si tenemos en cuenta que Bayamo fue capital de la república insurgente.
Si te interesa poner los pies en una planta histórica y suponiendo que el coche no te canse, podrías conducir 162 kilómetros y acercarte a playa Las Coloradas, en el municipio de Niquero, aún en la provincia de Granma. Allí está Playa Las Coloradas, en el golfo de Guacanabayo. El 2 de diciembre de 1956 a esas playas llegó la expedición embarcada en Méjico, en el yate Granma, al frente de la cual figuraba Fidel Castro para guerrear contra Batista. Los expedicionarios se ocultaron pronto en la Sierra Maestra. La guerra duró tres años, 1956 a 1958. En enero de 1959 los revolucionarios entraron victoriosos en La Habana.
Soy consciente de que te he dado muchos consejos. ¿Aceptas uno más (por ahora)?
No te marches de Bayamo sin cumplir con lo que aquí es tradición. Aparca tu vehículo donde puedas y toma un coche tirado por caballos, uno de esos carruajes que los niños de antes de la guerra civil española llamaban “el cochecito lerén” Pasear por las calles de Bayamo en uno de esos coches, que puedes encontrar alineados en el parque, es una experiencia única. Entiendo que el filósofo llevaba razón. Nada estimula tanto nuestra experiencia como el contacto con otras experiencias fecundas.
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