Sancti Spiritus y el río Yayabo

En el artículo anterior te dije que Trinidad pertenece a la provincia de Sancti Spiritus. Vamos ahora a la capital. En marcha.

Estás a 360 kilómetros de La Habana, el coche que manejas busca el oriente de la isla. Ahora mismo te encuentras exactamente en el centro sur de Cuba, entre Santa Clara y Trinidad, en ruta hacia Ciego de Avila.

Sancti Spiritus es una de las siete ciudades fundadas por los colonizadores españoles en 1514, quienes la nombraron primitivamente “Villa del Espíritu Santo”. Una Real Orden emanada de Madrid le concedió en 1876 el título de “Ciudad Española”, por el número de españoles allí asentados hasta la independencia de la isla en 1898. Cuba y Filipinas se alejaron ese año de España. Pensando en esto, a la generación literaria del 98 –Machado, Unamuno, Valle Inclán, Baroja, Azorín, Ganivet, Benavente y otros, se la llamó “Generación del Desastre”.

Antes de seguir, lee lo que escribieron Tamargo y Riaza sobre la ciudad de Sancti Spiritus: “Está presente en sus estrechas y adoquinadas calles, en el típico y rocoso puente sobre el río Yayabo, en su Iglesia Mayor, en sus techos ennegrecidos por el tiempo, en sus patios interiores, en sus plazuelas. Donde quiera que uno se encuentra, en Sancti Spiritus aparece la historia llena de leyendas y tradiciones…”.

Vamos primero al centro histórico. Callejones estrechos, senderos casi ocultos. Te apasionará viajar por el pasado en esta escena urbana pintoresca. Quinientos años de historia te contemplan. Calles hermosas y sugerentes. Todo el conjunto fue declarado Monumento Nacional. Como ocurre en las ciudades que fundaron los españoles en América, en Filipinas, en Marruecos, en Guinea Ecuatorial, primero fue el templo católico. En Sancti Spiritus se le llama Iglesia Mayor del Espíritu Santo. Originalmente este templo se hizo de madera. En 1680 fue terminado el que ahora existe. Si tú o tu pareja queréis seguir en atmosfera de iglesias católicas, en Sancti Spiritus tenéis otras. Una de relativa importancia es la Iglesia de Jesús Nazareno, en la plazoleta del mismo nombre, al final de la calle Independencia.

No puedes obviar el puente Yayabo, bajo el cual corren las aguas del río de igual nombre, elemento que da sello de identidad a Sancti Spiritus.Fue construido en 1825, todo de piedra de cantería, semejando un puente medieval. La leyenda o la historia cuentan que una mujer que trabajaba a orillas del río inventó una camisa a la que llamó yayabera, en honor al puente. Más tarde devino en guayabera, la prenda típica de los hombres cubanos. Vestido con una guayabera blanca acudió el escritor colombiano Gabriel García Márquez cuando en diciembre de 1982 le concedieron en Suecia el Premio Nobel de Literatura. ¿Has leído CIEN AÑOS DE SOLEDAD? Es el Quijote de la América que se expresa en el idioma de Cervantes.

En 1872 se creó en Yellowstone, Estados Unidos, el primer gran parque nacional. Desde entonces, estos espacios abiertos donde se protege la flora y la fauna existen en todas las ciudades, en su mayoría los dedicados a variedades de plantas y árboles, sin extensiones faunísticas. Son lugares de recreo destinados al servicio público.

En Sancti Spiritus puedes andar o correr por dos de ellos: el Parque Central, rodeado de majestuosas edificaciones, entre ellas el Hotel Plaza y la Biblioteca Central, si bien no creo que tú tengas tiempo para leer. El turista no lee, salvo la guía que lleva en la mano; está de paso para ver cosas y personas. El otro parque, más frondoso, está en la Cordillera de Guamuhaya. Aquí la flora te envuelve. Fíjate en otra belleza, el Salto del río Coburní.

No pienses que voy a dejarte marchar de Sancti Spiritus sin husmear en sus museos. Te presento tres. El Museo de Arte Colonial está en el Centro Histórico. Tiene muebles y porcelanas de origen francés, español y norteamericano. En el número 11 de la calle Céspedes te espera el Museo Provincial. Aquí encuentras piezas de la cultura aborigen, entre otras muchas.

La tercera vez que estuve en Sancti Spiritus, hospedado en el Hotel Plaza, Independencia número 1, estuve indagando sobre un llamado Museo de la Esclavitud, del que había oído hablar. Obtuve pocas noticias, pero lo localicé instalado en la casa natal de Serafín Sánchez Valdivia. Fue el tal Serafín un general que luchó contra los españoles en la guerra de la independencia. Murió en combate en 1896, antes de Cuba libre. Este Museo evoca el pasado oscuro de la esclavitud y la época gloriosa en pos de la independencia de la isla.

¿Algo distinto? Las cuevas que existen en los alrededores de la ciudad. Si tienes tiempo y quieres, acércate a ellas. Por allí están las cuevas de Hornos de Cal y de la Sierra Banaó. Son muy bellas por sus formaciones. En la de Banaó fueron encontrados restos arqueológicos de los antiguos pobladores de la isla. En las de Hornos de Cal habitaron indios antes de que Colón pisara tierra cubana.

No busques playas en la ciudad de Sancti Spiritus. Ya las has tenido, y muy generosas, en su más importante municipio, Trinidad. A cambio, si echas de menos el agua, dirígete al pueblo de Mayajigua, en el municipio de Yaguajay, pocos kilómetros al norte de la capital. Aquí vas a encontrar el balneario San José del Lago. Sus aguas son medicinales. Existe un centro médico que ofrece tratamientos con fango y otros que revitalizan y mejoran tu salud. ¿Por qué no lo intentas?

¿Quieres vivir las fiestas de Sancti Spiritus? Las más importantes tienen lugar en julio, coincidiendo con el Día de Santiago Apóstol (siempre los santos, por todas partes santos y vírgenes). Ni la Cuba supuestamente comunista se libra de la farándula religiosa. Continúo: las fiestas populares de la fecha tienen lugar en diferentes zonas, con parrandas campesinas, mucha música y desfile de carrozas. Si andas por allí en esas fechas, lo pasarás bien.

Concluyo con una anécdota negra. Los Valle Iznago constituían una de las familias ricas residentes en Sancti Spiritus en época de los colonizadores españoles. Aún hoy te muestran allí la rica mansión que construyeron en el siglo XVIII. Una joven de la familia, sin duda caprichosa, pidió al padre un piano. El hombre se trasladó a Nueva York, compró el piano y lo trasladó en barco a Trinidad. Desde aquí a Sancti Spiritus, unos 80 kilómetros, el piano fue trasportado a hombros de esclavos. Cuando llega a su destino, la jovencita que suspiraba por el instrumento musical, dice al padre: “Ese piano no me gusta ni tampoco la música de piano”. Para matarla. Jonathan Swift, escritor satírico inglés del siglo XVIII, dijo que los caprichos de una mujer no están circunscritos a una determinada parte del mundo. Por lo que hemos leído, en aquella Cuba dominada por España también había mujeres caprichosas entre las más ricas, ricas sólo en dinero.