La periodista Joana Socías lo encontró. El diario EL MUNDO corrió con todos los gastos de su largo viaje hasta Ahora Chudlo, una aldea en el suroeste de Kenia, en el África Ecuatorial. El fenomenal ejemplar humano existe.
Se llama
Akuku Danger, tiene 92 años, mide dos metros y diez centímetros de estatura. Danger (“peligro” en inglés), ha sido toda su vida un peligro para las mujeres. La información suministrada por la periodista que le entrevistó constata que ha tenido 130 esposas, 415 hijos, medio millar de nietos. La última de sus esposas, Josephine, quien contrajo matrimonio con Akuku cuando tenía ella 18 años (ahora tiene 31), estaba embarazada en los primeros días de febrero. Así es, embarazada de un gigante de 92 años.
El caso de este semental romántico, copulador empedernido, ha hecho que algunos medios de comunicación hayan destapado los excesos sexuales de grandes figuras de la humanidad, entre ellas el místico y mítico político hindú Mahatma Gandhi.
La reciente biografía del historiador inglés Jay Adams, titulada GANDHI NAKED AMBITION (“La ambición desnuda de Gandhi”), afirma que el constructor de la India moderna vivía obcecado por el sexo. Su obsesión empezó en 1882, cuando tenía 13 años y su padre le obligó a casarse con Kasturba Kapodia, de su misma edad. Tres años más tarde su padre murió mientras él estaba haciendo el amor con Kasturba.
El largo trabajo en el que el periodista Daniel Postico comenta en el Suplemento CRÓNICA, del diario EL MUNDO, la biografía de Adams, no tiene desperdicio. En comunidades que fundó Gandhi empezó a practicar lo que él denominaba experimentos de la Brahmacharia , que consistía en dormir con mujeres desnudas para aprender a controlar su apetito sexual.
Hallándose en un campamento temporal en la localidad de Srirampur, en una peligrosa región controlada por musulmanes, Gandhi, que entonces tenía 77 años, se hizo llevar a la joven Manu, de 18 años, por la que estaba fascinado. Ambos durmieron desnudos, según el Mahatma, “para aprender a contener su deseo carnal”. Pero su relación con Manu provocó escándalos en todo el país y llegó a poner en juego su reputación como político. Dos de sus más fieles secretarios en la comunidad dimitieron molestos por las prácticas del jefe. Sushila, la mujer que hasta entonces dormía con él, le abandonó por un tiempo, molesta por haberla reemplazado por otra que tenía la mitad de su edad.
A propósito de este incidente, Gandhi escribió una carta a su hijo Manilol, de 54 años, en la que le decía: “No dejes que te afecte el hecho de que duerma con Manu. Dios ha querido ponerme a prueba con este último paso”. Siempre Dios como pretexto de nuestras locuras.
Fuerte, muy fuerte la biografía de Jay Adams. El retrato que hace del venerado político hindú más parece novela inventada que vida real. Describe a Gandhi “como un hombre traumatizado y obsesionado con el sexo”. También cuestiona que “bañarse y acostarse con muchachas desnudas, aunque no las tocara, no se pudiera considerar sexo”.
Cuenta Postico que “el Mahatma se llevaba a la cama mujeres cada vez más jóvenes, hasta que llegó Manu, la que ocuparía los últimos meses de su vida, la que le acompañaba aquel 30 de enero de 1948 en Delhi, cuando el llamado profeta de la paz fue abatido a tiros por un extremista hindú”.
¿Sorprende esta historia? No tiene porqué. Tres mil años antes que Gandhi,
Abisag sunamita, “una joven hermosa” elegida entre todas las muchachas de Israel, dormía con
David para que el anciano rey “entrara en calor”.
Y así ha sido, más o menos, desde que el mundo es mundo. El gozo sexual de hombres mayores con mujeres jóvenes ha sido el camino de la vida. Todo un señor
Fernando el Católico, rey de Castilla, azote de judíos y árabes, espada de la Inquisición, a la muerte de su esposa Isabel I contrae matrimonio con Germana de Foix. Fernando tiene 53 años; Germana 17.
Hay que leer con calma el formidable libro de Paul Johnson titulado simplemente INTELECTUALES, para mejor entender la fascinación que muchachas jóvenes han ejercido en consagrados hombres de las letras, la política, la economía, en todos los tiempos y en todas las latitudes.
Johnson relata los escarceos sexuales de
León Tolstoi con gitanas, cosacas y jóvenes campesinas rusas. “Las jóvenes me han llevado por el mal camino”, decía el famoso escritor en su diario el 25 de junio de 1853. Más tarde escribió de su refugio en Yasraya Polyana: “Recuerdo las noches que pasé allí y la belleza y juventud de Dunyasha. Su cuerpo fuerte y femenino”.
En las 445 páginas de INTELECTUALES abundan los personajes masculinos que consideraban estar exentos a perpetuidad de las reglas normales de conducta sexual y coleccionaban jóvenes mujeres a las que abandonaban pasado un tiempo. No así
Akuku Danger, el africano con quien inicié este artículo. Poseedor de grandes extensiones de tierra, a cada una de sus mujeres daba un trocito, les construía una chabola y les regalaba cuatro vacas. Asimismo se ocupaba de todos sus hijos. En esto se organizaba bien: Pagaba la educación al primero habido con cada mujer y éste debía encargarse de educar a sus hermanos.
Sexo. La historia de la humanidad. Todos seríamos perfectos si no fuéramos hombres y mujeres. Pero desde que Adán descubrió la desnudez de Eva en la aurora de los tiempos, la actividad sexual ha venido dominando nuestra débil naturaleza.
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