He estudiado en instituciones donde toda la enseñanza era en árabe y árabes también mis compañeros.
Conozco bastante bien el Corán, cuyas páginas tengo subrayadas con lápices de varios colores. Desde joven me ha interesado la evolución política y religiosa del Islam, que he seguido de cerca.
Por estas y otras razones
yo no aplaudo. No aplaudo las revueltas que están teniendo lugar en países árabes. Todas las dictaduras son execrables, no tengo duda alguna. Pero ¿adónde conducirán esas convulsiones sociales y políticas que han brotado en Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Baréin y, algo más flojas, también en Marruecos? ¿A Gobiernos democráticos? ¡Ojalá!
¿Entienden los países musulmanes la democracia como se vive en Occidente? Error.Este ha sido el principal tropiezo de la política norteamericana en Oriente Medio.
El Islam nació y se expandió mediante una férrea dictadura política y religiosa encarnada en Mahoma y desde entonces esta ha sido su seña de identidad.
Veremos qué ocurre cuando se apague el fuego de las revueltas. Tal vez Europa y Estados Unidos lloren lo que ahora aplauden. Porque a menos que de esos países ahora en crisis política surjan democracias auténticas, el león que acecha agazapado buscando su oportunidad, el integrismo islámico, los talibanes que están en todas partes, tomarán el control de las masas y será peor el remedio que la enfermedad.
Estados Unidos no aprendió de Irán:
provocó la caída de un dictador y entregó el país a otro tipo de dictadura. No aprendió de Afganistán, donde después de la derrota de Rusia entró al país a bombazos indiscriminados y los talibanes están hoy más cerca de la victoria que de la derrota. Como está ocurriendo en Pakistán, en Cachemira y en otros países de la zona.
¿Qué pasó en Irak? Sacar a un dictador de su trono supuso la muerte de 200.000 iraquíes, un millón largo refugiado donde cada cual pudo. 4.200 jóvenes soldados del bloque aliado, principalmente estadounidenses, perdieron la vida en los frentes de batalla, un coste económico de 700.000 millones de euros, el país más antiguo y hermoso de todo el Oriente, la bíblica Mesopotamia, totalmente destruido, la sangre tiñendo las aguas de los míticos y místicos ríos Éufrates y Tigris.
¿Para qué todo eso? Se echó a un dictador y han surgido diez. El país al borde de caer en manos de Al Qaeda. No pasa un día sin que las noticias de las mañanas nos hablen de atentados y de muertos. Occidente no termina de aprender.
Insisto: Permita Dios que me equivoque y España, como todos los demás países occidentales, no tenga que enfrentarse pasado mañana a regímenes del integrismo islámico.
Mientras tanto, el Islam continúa avanzando en Europa, España incluida.Un informe de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia pedía a España que no rechazara la petición para construcción de nuevas mezquitas en nuestro país.
¿Más mezquitas? Según datos del Informe Anual del Observatorio Andalusi en España viven millón y medio de musulmanes, casi todos inmigrantes, ilegales en un alto porcentaje. Las Fuerzas de Seguridad tienen contabilizadas unas mil mezquitas en el país. De ellas, más de cien son radicales, con imanes que predican el odio a los países cristianos y la destrucción de Occidente.
La población musulmana va en aumento. Un informe del estadounidense Pew Forum de Religión y Vida Pública recientemente publicado calcula que para dentro de diez años España tendrá unos dos millones de musulmanes, la mayoría llegados vía inmigración, como hasta ahora.
Esa Comisión Europea que pide a España no negar autorización para la construcción de nuevas mezquitas en el país debería estar mejor informada. Aquí los musulmanes obtienen todas las mezquitas que piden. Hasta se les regalan terrenos para facilitar su construcción.
La Comisión Europea, tan interesada en que los musulmanes que viven en España tengan sus propias mezquitas, debería poner igual interés en que países como Arabia Saudita, Irán, Egipto y otros de confesión musulmana autorizaran en su suelo el mismo número de templos protestantes y católicos que mezquitas hay en España.Eso sería igualdad y democracia. No ocurrirá.
Continuarán los lamentos de xenofobia y racismo. Es la estrategia que han montado en Europa los sabios dirigentes del Islam. Presentarse como demócratas y lamentarse ante la sociedad mundo como víctimas de la intolerancia religiosa, cuando en el mundo de hoy no existe religión más intolerante que la fundada por Mahoma hace catorce siglos.
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