Cuando Don Quijote se encontraba en su lecho de muerte después de haber recobrado el juicio, cuando ya no era más el Caballero de la Triste Figura, sino Alonso Quijano el Bueno, dijo al grupo de personas que estaban contemplando su agonía: «Señores, vámonos poco a poco, que en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño».
Así nos vamos de esta tierra. Unos, poco a poco; otros, bruscamente, inesperadamente. El salmista dice: nuestros días pasan, y «volamos»~. He ahí la gran verdad de la vida. Volamos. Podemos tardar más o menos, pero llegará un día en que todos volaremos. Es una verdad que nadie puede negar, y también un misterio que no todo el mundo tiene resuelto. De que volamos no hay duda. Lo importante es saber hacia dónde volamos, dónde va nuestra alma cuando todo acabe en la tierra que pisamos. La Biblia es clara: se terminan nuestros días y volamos. ¿Hacia dónde?
Si le preguntáis a un budista os dirá que voláis hacia la reencamaci6n en un animal o en otra persona.
Si le preguntáis a un espiritista os dirá algo parecido: que voláis hacia un más allá indefinido desde donde podréis seguir comunicándoos con el más acá.
Si le preguntáis a un judío os dirá que voláis hacia el paraíso hebreo, si es que habéis cumplido con la ley de Moisés.
Si le preguntáis a un musulmán os dirá que voláis hacia un cielo sensual donde viviréis entre ríos de leche, si es que habéis sido fieles a las leyes de Mahoma.
Si le preguntáis a un católico os dirá que voláis hacia el infierno si no habéis cumplido con la Iglesia, o hacia un imaginado purgatorio de donde podréis salir solamente después de haber pagado en la tierra muchas misas. Si morís en gracia de Dios, según la Iglesia católica, también podéis volar al cielo.
La Biblia dice eso, que somos cortados de esta tierra y volamos.
Volvemos a preguntar: ¿Hacia dónde? ¿Qué hay más allá de la tumba, después de que el cuerpo baje a la tierra?
Los materialistas dicen: después de la tumba no hay nada, porque todo en el hombre es materia y la materia desaparece.
Los racionalistas dicen: después de la tumba no hay nada, porque mi raz6n no admite la existencia de otros mundos.
Los ateos dicen: después de la tumba no hay nada, porque Dios es un mito inventado por las religiones.
Pero Cristo se enfrenta a todos: a budistas, espiritistas, judíos, mahometanos, católicos, materialistas, racionalistas; se enfrenta a los ateos y les dice:
«En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros». He aquí la solución del misterio que rodea la muerte. Después de la tumba hay un Padre, un Dios, un cielo, unas moradas para el creyente. Y Cristo, que no miente, agrega: «Si así no fuera», es decir, si no hubiera Padre, ni cielo, ni moradas, ni nada de nada, yo os lo hubiera dicho. EI Maestro no puede engañarnos jamás.
Salomón dice que hay tiempo de nacer y tiempo de morir, pero no dice que hay tiempo de vivir.
EI período que va desde la cuna a la tumba es tan corto que ni siquiera lo menciona. Precisamente por ello hemos de aprovechar al máximo todos los minutos de la existencia.
Rabindranath Tagore cuenta la siguiente leyenda:
«Cruzando el desierto, un viajero vio a un árabe sentado al pie de una palmera. A poca distancia reposaban sus camellos, pesadamente cargados con objetos de gran valor. Aproximándose, el viajero inquirió:
- Parecéis muy preocupado, ¿puedo ayudaros en algo?
- ¡Ay! -respondió el árabe-, estoy muy afligido porque acabo de perder la más preciosa de todas las joyas.
- ¿Que joya era esa? -preguntó el viajero
- Era una joya-respondió el otro- como no volverá a hacerse otra. Estaba tallada en un pedazo de piedra de la vida y había sido hecha en el taller del tiempo. Adonábanla veinticuatro diamantes, alrededor de los cuales se agrupaban sesenta más pequeños. Ya veis que tengo razón al decir que joya igual no podrá producirse jamás.
- A fe mía -dijo el viajero- vuestra joya debería ser preciosa. Pero ¿no creéis que con mucho dinero puede hacerse otra análoga?
- La joya perdida era un día, y un día que se pierde no vuelve a encontrarse jamás».
Si quieres comentar o