La verdad es que cada vez se puede ver más cine japonés y chino en nuestro país, pero no tanto de Corea del Sur. Los aficionados a la cultura oriental habrán visto tal vez alguna película de Kim-Ki-duk (como
Hierro 3), Park Chan-wook (
Oldboy) o Bong Joon-Ho (probablemente
The Host, que tuvo mucha difusión comercial), pero pocos sabrán de un film como
Secret Sunshine, que se estrenó solamente en versión original subtitulada.
La edición en DVD de
Cameo, es una buena oportunidad para acercarse a esta historia intrigante y compleja, que te enfrenta al misterio de la fe y la conversión, con una perplejidad que uno no suele encontrar en las llamadas películas evangélicas.
Es obvio que este no es cine para todos los públicos. Para ver una película oriental siempre hace falta paciencia y curiosidad. Hay además algo característico del cine coreano, que me ha llamado siempre particularmente la atención: su peculiar sentido del humor, que hace que a veces uno no sepa si se encuentra frente a un drama desgarrador o la ironía de una comedia.
Así una brillante película como
Memories of Murder (Crónica de un asesino en serie) de Bong Joon-ho, muestra uno de los cuadros más impresionantes de una búsqueda policial infructuosa, pero muy distinta a la que encontramos en una historia como
Zodiac. Nos enfrenta a la banalidad del mal, pero con unos golpes de humor tan absurdos, que parecen a veces de un corto de
El Gordo y el Flaco.
Algo así ocurre en
Secret Sunshine. En medio de la desolación de este relato, nos encontramos con algo cómico, que nos desorienta, pero que hace extrañamente más profunda su intensidad dramática.
EL DOLOR DE UNA MUJER
La joven viuda Shin-ae, que protagoniza Jeon-Do-yeon (ganadora del premio a la mejor actriz en el festival de Cannes por este papel), lucha con las dificultades de intentar criar sola al pequeño Jun, tras la muerte de su marido en un accidente de tráfico. La mujer decide dejar Seúl, para establecerse en el pequeño pueblo de su marido (Miryang), donde empieza a trabajar como profesora de piano. Allí se encuentra con un mecánico de coches (Song Kang-ho, protagonista de
Memories of Murder y
The Host), que le persigue constantemente, cuando estalla la tragedia de la desaparición de su hijo…
El estilo naturalista del film registra cada detalle de la vida de estos personajes, llevando la interpretación a un límite asombroso. Está rodada cámara al hombro, pero con una imagen precisa, nada nerviosa, lejos del mareo al que nos tienen acostumbrados tantas películas y series de televisión actuales.
El título es paradójico:
La secreta luz del sol. Es una indagación intima sobre un dolor insoportable. Tras ella hay un tormentoso pasado, que flota siempre fuera de campo. Recuerda en eso a recientes películas japonesas, como El bosque de luto de Naomi Kawase o
Still Walking de Hirokazu Kore-eda, que muestran las dificultades de lidiar con la ausencia de un ser querido, pero el film de Lee Chang-dong es recorrido por una rabia sin consuelo. En el centro está el problema de la fe…
EL CONFLICTO DE LA FE
El misterio de la fe es explorado aquí desde diferentes aspectos. Está el problema de la culpa, pero también la futilidad de nuestros esfuerzos para lograr redención. En
Secret sunshine hay toda una reflexión sobre la fe y sus manifestaciones, pero también sobre la dificultad de las relaciones humanas y la profunda soledad en que vivimos.
En la protagonista encontramos la duda, el miedo y la tristeza, pero también la ira desenfrenada de su suegra, la torpeza de su nuevo amigo y la debilidad moral de un hombre que parece que dirige la célula de su iglesia, pero resulta especialmente vulnerable a la tentación sexual…
Sorprende a veces la rapidez y arbitrariedad del comportamiento de esta mujer, pero resulta sin embargo verosímil su oscilación entre el entusiasmo y la apatía, el odio y el perdón, la rutina y la locura. El director nos enfrenta a la fragilidad y la ausencia de respuestas, que marca nuestra vida en este mundo, pero también el efecto sedante de la conversión y el concepto cristiano del perdón.
EL PROBLEMA DEL PERDÓN
Uno de los momentos más emocionantes de la película es cuando ella visita la prisión donde está encerrado el responsable de la tragedia de la pérdida de su hijo, con la intención de perdonarle. Es un encuentro anunciado, sobre el que se habla y ora, pero que ella misma busca. Y cuando llega el momento del enfrentamiento entre el torturador y la víctima, la sorpresa es que ambos se reconocen en su común fe evangélica. Puesto que el hombre ha sido convertido en la prisión…
Lo extraño es que el hallazgo, lejos de producir alivio, crea una mayor tensión. Su delicado juego de plano-contraplano, muestra una empatía y sensibilidad, que produce una verosimilitud apabullante. La historia nos enfrenta al problema del perdón...
¿Por qué nos cuesta tanto perdonar a otros? Perdonar es algo difícil, humillante y vergonzoso. Resulta emocionalmente agotador. Se puede analizar de muchas maneras psicológicamente, pero espiritualmente se reduce a un principio muy claro en la Escritura: No perdonamos a otros, porque no nos sentimos perdonados.
AMPLIO PERDÓN
La parábola de
Mateo 18:21-34 nos cuenta la historia de dos hombres que tenían una deuda. El primero debía pagar al rey diez mil “talentos”. Como un trabajador no recibía más que un “talento” al día, harían falta veinte años para pagar esa deuda. No estamos hablando por lo tanto de millones, sino de billones…
La amenaza del rey de hacerle esclavo, no podía ser entonces una forma de cobrar la deuda. Ya que tal cantidad, no habría manera que pudiera pagarla. Cuando el hombre pide tiempo, lo que está haciendo es posponer lo inevitable...
¿Qué hizo entonces el rey? Tuvo misericordia de él y le perdonó totalmente. Imagina el alivio y la alegría de este hombre y su familia. ¿Qué ocurriría de repente si el banco nos perdonara la hipoteca? Nos parece algo impensable, pero mucho más es el milagro del perdón…
NADA TRIVIAL
En la parábola, el siervo deja al rey, para ir a ver otro criado, que le debe cien “denarios” (cuatro meses de salario de un trabajador). ¿Qué le va a decir? ¿“El rey me ha perdonado una gran deuda y ahora voy a hacer lo mismo contigo”? ¡No! Le agarra del cuello y le exige que le pague...
La segunda deuda era pequeña, comparada con la primera, pero tampoco era ridícula, como si fuera un “denario”. Es una cantidad significativa, que equivalía a cuatro meses de sueldo. Ya que lo que el Señor nos pide que perdonemos no tiene por qué ser algo trivial. Son verdaderas ofensas, que producen auténtico dolor...
Sin embargo ¿qué podemos pensar de alguien a quien se le ha perdonado tan enorme deuda y no es capaz de perdonar una cantidad más pequeña? Nos parece ingrato y despreciable. Pues eso es lo que hacemos nosotros, cuando rehusamos perdonar a otros…
LO QUE HEMOS RECIBIDO
¿Qué recibimos como creyentes de nuestro Padre celestial? ¡El perdón de todos nuestros pecados! Cosas de las que nos avergonzamos, que nadie sabe, pero que hemos hecho, dicho y pensado. Una deuda de millones, que nunca podríamos saldar...
Todos tenemos problema para perdonar a aquellos que nos hacen daño, sobre todo cuando la ofensa es grave y profundamente dolorosa. Somos humanos, pero eso no es excusa. Si no perdonamos a otros, nuestro Padre no nos perdonará (
Mt. 5:15), dice Jesús.
¿Qué podemos hacer entonces? ¡Piensa en el perdón de Dios! Mira la Cruz, donde su Hijo sufrió tal agonía por nuestros pecados. La Biblia dice que Dios ya no los recuerda más (
Jeremías 31:34). ¿Cómo es eso posible?, ¿puede acaso Él olvidar, si lo sabe todo? Nuestros pecados no pueden ser borrados de su memoria, pero la cuestión es que Él no los tiene en cuenta. Y nosotros debiéramos hacer lo mismo…
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