Di Sabatino parece haberse hecho ya toda una carrera en el cine independiente norteamericano. Tras criarse en una iglesia pentecostal de Toronto, estudió en una escuela bíblica, especializándose en la historia de los
hippies que abrazaron la fe cristiana a finales de los años sesenta y principios de los setenta. Su libro sobre la
Gente de Jesús (
Jesus People) es hoy en día la principal obra de referencia académica que se ha hecho sobre este movimiento. El año 2005 presentó en el festival de Newport un documental sobre el evangelista Lonnie Frisbee, que está detrás de dos de las más conocidas iglesias evangélicas de California, la
Capilla Calvario y la
Comunidad Cristiana de la Viña, pero cuyo nombre ha sido olvidado tras descubrirse su homosexualidad, al morir de
SIDA en 1993.
Su compasivo cuadro sobre
Frisbee, Vida y Muerte de un Predicador Hippie, acaba de ser incluido en las lista de “las cien mejores películas espirituales de todos los tiempos”. El largometraje, ahora disponible en
DVD, rehabilita su memoria y nos introduce al apasionante mundo de aquellos
locos por Jesús (Jesus Freaks), que al ser bautizados en las playas de los cañones de California, soñaron una revolución espiritual, al margen de las iglesias establecidas. El movimiento evangélico no tardó en utilizar un lenguaje, que el mundo explotó comercialmente para hacer
posters, camisetas y musicales como
Jesucristo Superstar o
Godspell. Muchos de aquellos jóvenes llegaron a ser miembros de iglesias evangélicas, como parte del movimiento carismático, pero de aquí también nacieron sectas como
Los Niños de Dios o
La Familia Manson.
¿ROCK CRISTIANO?
Las palabras de Lutero a Zwinglio, “¿Por qué el diablo ha de tener la buena música?”, inspiraron a uno de aquellos jóvenes, Larry Norman (1947-2008), a escribir un rock´n´roll. Aunque se había criado con una familia cristiana de San Francisco y acompañaba a menudo a su padre a visitas misioneras en hospitales y prisiones, Larry escuchaba a Elvis Presley y empezó a vestirse como un
hippy, llevando siempre una larga melena rubia. Usaba el lenguaje de los jóvenes,
pero lo hacía para comunicar la fe cristiana. Hablaba de la
Revolución por Jesús y levantaba la mano con el dedo hacia arriba, indicando que sólo hay un camino de salvación…
Hay un cambio entonces en la expresión musical de muchos jóvenes cristianos. En las iglesias tradicionales se cantaban himnos y en el movimiento carismático coros, más breves y melódicos, pero que tenían más que ver con la música popular de generaciones pasadas, que con el ritmo del
rock. El
rock era la música del diablo. No había nada comparable en el mundo cristiano a la música que hizo Larry Norman en los años setenta. Fue por eso siempre controvertido y criticado por todos.
Cuando Larry estaba con el grupo People en los sesenta, fue telonero de los Doors y Jimmi Hendrix, pero para la contracultura de los hijos de las flores era demasiado cristiano. Mientras el mundo evangélico miraba su melena con sospecha y buscaba el nombre de Jesús en sus canciones, que en algunos de sus álbumes ni siquiera aparecía. Es difícil sin embargo encontrar en la música popular una obra tan inspirada por la fe cristiana, como la trilogía que hizo con el productor de los
Beatles, George Martin, para la
Metro. Nos lleva de la Caída (
So Long Ago The Garden, 1972
), al presente (
Only Visiting This Planet, 1973
), anunciando un futuro
(In Another Land, 1976
) que espera con impaciencia, mientras “visita esta planeta”…
¿HISTORIA BÍBLICA?
Nace así el llamado Rock de Jesús con toda una serie de festivales y una industria incipiente con productoras de discos, apoyadas por radios, revistas y giras de conciertos por todo el mundo. Esta comercialización sorprende al principio a músicos como Larry Norman, que no
acabó de encajar del todo en el mundo de la llamada
música cristiana contemporánea. Su carácter inestable le hacía alguien impredecible para el público cristiano. Larry tenía muy pocos amigos e hizo cosas injustificables. Llevó a la fe al músico Randy Stonehill, que ayudó a recuperarse de la droga y se convirtió en su amigo íntimo, pero su relación se rompió cuando Larry se divorcia de su mujer, para casarse con la esposa de Stonehill.
Esta es la historia que narra Di Sabatino en Ángel caído. Tras mostrar su entusiasmo por la creatividad y genialidad de su música, describe el lado oscuro de su carácter. Lo que le fascina de Larry, como le ocurría con Lonnie Frisbee, es cómo Dios le ha podido usar para hacer cosas tan maravillosas y al mismo tiempo tener tan grandes debilidades. Es por eso que subtitula también esta segunda película como “una historia bíblica”. No porque cuente la vida de un personaje de la Escritura, sino porque en su protagonista reconoce la sabiduría y necedad de muchas figuras bíblicas. Si el carisma de Frisbee le hace pensar en la excentricidad de Ezequiel o los milagros de Elías, pero también la fragilidad de Sansón, Larry Norman le recuerda a Jacob y David.
Los documentales de Di Sabatino son tan sugerentes, porque nos presentan las paradojas de la fe, desde una honestidad brutal. Se identifica con sus protagonistas hasta el punto de sentir una compasión profunda por ellos. Y se pregunta con la canción de U2, ¿cómo pudieron hablar la lengua de ángeles y aferrarse a la mano del diablo? Su vida parece trágica, pero es al mismo tiempo reveladora del misterio de la gracia de Dios, que actúa a pesar de todas nuestras miserias.
LA GRACIA DE DIOS
Ángel caído acaba con las emocionantes palabras de perdón de su traicionado amigo Randy Stonehill. “En su brillantez y visión, nos vemos en nuestra necedad y ruina juvenil, porque esta es finalmente una historia de la gracia de Dios”, dice el cantante, que ha recreado para la película los discos que hizo con Larry Norman después de su conversión.
La tentación que muchos tendrán al escuchar esta historia, es pensar que no se trata más que de la falsa profesión de fe de alguien que nunca llegó a ser verdaderamente cristiano. Otros verán aquí el juicio de Dios sobre “la música del diablo”.
Lo perturbador sin embargo de la vida y muerte de hombres como Larry Norman o Lonnie Frisbee, es la posibilidad de que siendo verdaderos creyentes, podamos vivir en semejante contradicción. Esta historia se convierte así en un revulsivo, que te inquieta profundamente, haciéndote abandonar todo terreno cómodo, para enfrentarse a la complejidad de una vida llena de grises…
La historia de Norman y Frisbee nos produce intranquilidad, porque nos enfrenta a nuestros mayores miedos. Sentimos el convencimiento con el que habla Di Sabatino de cómo “podemos hacer grandes cosas, pero somos capaces de la mayor devastación”… Es el terror en definitiva que me producen mis contradicciones, esa lucha interna que me hace sentir pánico ante mis propios errores. Su testimonio me produce por eso un profundo temor, que me hace pensar en las palabras del apóstol:
“El que piensa estar firme, mire que no caiga” (
1 Corintios 10:12).
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