El 18 de mayo de 1980 estaba Ian solo en su casa de Macclesfield, cerca de Manchester. Había pasado un tiempo con sus padres, porque su ahora famosa viuda insistía en el divorcio –aunque en su libro le haga declaraciones de amor eterno–. Curtis miraba en la televisión
Stroszek (1977), una película del director alemán Werner Herzog. Escuchó el disco más introspectivo del cantante Iggy Pop,
The Idiot. Y en algún momento de la noche se ahorcó en la cocina. Tenía veinticuatro años.
Sus compañeros de grupo no daban crédito a la noticia. En tan sólo unos días, Joy Division comenzaba una gira por Estados Unidos. Acababan de dar un concierto en la Universidad de Birmingham. Es cierto que Ian ya se había intentado suicidar en otra ocasión, ingiriendo fármacos, pero creyeron que era un mero gesto para la galería…
AISLAMIENTO
Muchos creen que la tendencia de Curtis a la depresión, se agravó por la epilepsia que le habían diagnosticado –para la que tomaba medicación, aunque parece que no suficiente–, y gustaba imitar bailando con espasmos en el escenario. La verdad es que estaba en medio de una seria crisis matrimonial, a raíz de su relación con una belga llamada Annik Honoré. Quería volver con su esposa, Deborah. Se habían casado cuando él tenía 19 años – y ella 18 –, pero acababan de tener una niña llamada Natalie.
El productor y creador de
Factory, Tony Wilson –que decía que había firmado su contrato con sangre, aunque no hay documento legal alguno–, aseguró después que Annik le había advertido en un tren a Londres dos semanas antes, que estaba aterrorizada porque Ian realmente estaba dispuesto a hacer lo que decía en las canciones de su último disco. Sus letras mostraban una extraña fascinación por la muerte. Eran textos llenos de alienación y aislamiento. Nadie puede escuchar sus palabras, sin sentir una enorme lucha espiritual…
Aislamiento, aislamiento, aislamiento
Madre, lo he intentado, por favor, créeme
Hago todo lo que puedo
Estoy avergonzado de las cosas en las que he estado
Estoy avergonzado de la persona que soy
Aislamiento, aislamiento, aislamiento
ESCUPIR A DIOS
El grupo Joy Division lleva el irónico nombre de la División del Gozo, que usaban las prostitutas de los campos de concentración nazis. Curtis leyó sobre ellas en una novela de 1955, que se llama La Casa de las Muñecas. Sus textos estaban siempre muy influenciados por la literatura. Una canción como Interzone está inspirada por el escritor beat, drogadicto y homosexual, William Burroughs; Atrocity Exhibition por la fantasía de J. G. Ballard; y Colony por el oscuro mundo de Joseph Conrad, que revelaba el poder del horror en el antiguo Congo belga…
El querido Dios, en su sabiduría, te tomó de la mano
Dios, en su sabiduría, te hizo entender
En esta colonia, en esta colonia, en esta colonia
Para el crítico de rock Richard Byrne, “la razón para la actual importancia de Joy Division pueda estar en la repetida cita de Neil Morrow, que conecta al grupo con la fuerza dual del punk (escupitajo) y la oscura espiritualidad existencial (el rostro de Dios)”. Puesto que “en el fondo, más allá de las imágenes extremas y la amarga biografía, hay algo más oscuro en la obra de Sylvia Plath (la poetisa inglesa que también se suicidó) y Ian Curtis, la tremenda impotencia del hombre frente a un universo, en que Dios está ausente del sufrimiento humano y la duda demanda adoración”. Para Byrne, “el valor de las palabras de Curtis para catalogar el sufrimiento y confrontar al creador, es el de escupir en el rostro de Dios”…
LÁGRIMAS EN SUS OJOS
Curtis parecía obsesionado por el horror nazi. Su primer grupo, Warsaw (Varsovia) , utilizaba ambiguas imágenes, como un arrogante tamborilero de las Juventudes Hitlerianas o un soldado alemán encañonando a un niño judío. El grupo que forman sus compañeros tras su muerte, lleva el significativo nombre de New Order (Nuevo Orden) . ¿Era algo neo-nazi?, ¿o todo lo contrario?
He viajado a lo largo y ancho, muchas veces,
¿qué se ve desde allí?
Veo a los santos con sus juguetes
¿Qué se ve desde allí?
Veo todo conocimiento destruido
He viajado a lo ancho y largo de las prisiones de la cruz
¿Qué ves desde allí?
El poder y la gloria del pecado
¿Qué ves desde allí?
La sangre de la cruz en su piel
He viajado a lo ancho y largo de mártires muertos desconocidos
¿Qué ves desde allí?
Veo las lágrimas que lloraron.
Tienen lágrimas en sus ojos.
Lágrimas en sus ojos.
Esta canción Wilderness de su disco Placeres desconocidos de 1979, trata de la difícil cuestión de cómo pudo permitir Dios el Holocausto. Los santos con sus juguetes son los nazis con sus armas; los prisioneros de la cruz son aquellos que fueron encerrados en los campos; Cristo en su piel se refiere al número tatuado en la carne de las víctimas del Holocausto. Curtis se pregunta cómo pudo ocurrir semejante horror.
¿EL AMOR NOS DESGARRARÁ?
El título de la interesante película de Corbijn se inspira en el nombre de una de sus canciones más conocidas She Lost Control (Perdió el control). Más allá de su compleja personalidad y carácter desequilibrado, su figura evoca la fragilidad de una vida insegura e inestable. Todos buscamos amor, pero como constata el más conocido de sus éxitos, parece que el amor nos desgarrará (Love Will Tear Us Apart) . Esta tremenda frase se pega como una lapa a nuestra cabeza, cada vez que evocamos su profunda voz, repitiendo una y otra vez que el amor nos desgarrará de nuevo.
Esta línea aparece en la lápida de su tumba, que robó uno de sus admiradores. Una amarga sentencia que nos habla de una vida desesperada. No hay duda que hay muchas cosas en esta vida que no podemos entender. El horror evocado por las canciones de Curtis, provoca el gemido de una “creación sujetada a vanidad”, como dice Romanos 8:20, “no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó”. Esta corrupción hace que “toda la creación gima a una” (v. 22).
El misterio sin embargo que el apóstol Pablo nos revela en esta carta, es que sus gemidos son como “dolores de parto”, ya que “la creación espera la redención” (Ro. 8:22-23) . Esa esperanza está en el centro mismo de la fe en un Dios que “enjugará toda lágrima de los ojos” (Apocalipsis 21:4), cuando “no habrá más llanto, ni dolor”. Porque “El que está sentado en el trono dice: He aquí Yo hago nuevas todas las cosas” (v. 5).
Él nos invita a creer sus palabras, que son fieles y verdaderas. ¡Su amor no nos desgarrará! Podemos “estar seguros de que ni la muerte, ni la vida, ni lo presente, ni lo por venir” (Ro. 8:38), “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús” (v. 39). Ese amor no nos romperá, si no que nos redimirá. ¿Crees esto?
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