Dieta sana a base de legumbres

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse en la ración
de la comida del rey ni en el vino de su beber;
pidió por tanto al príncipe de los eunucos
licencia de no contaminarse (Dn 1:8)

Resistir. Ahuyentar la tentación con condición victoriosa.

ÍNTIMO AUTOR Yolanda Tamayo 17 DE SEPTIEMBRE DE 2009 22:00 h

Apreciar tras esa resistencia el regusto de la grata recompensa - sentirse bien consigo mismo.

Hay dos momentos cruciales a lo largo del año en el que mayoritariamente y de una forma casi colectiva todos nos proponemos hacer acopio de valentía y emprender uno de esos maravillosos propósitos de enmienda.

Tras las vacaciones de verano o una vez comenzado el nuevo año somos muchos los que nos planteamos- en una fecha u otra- comenzar alguna tarea o alcanzar algún objetivo: Emprender un proyecto, retomar estudios, hacer deporte, perder algo de peso… Son muchas las diligencias que con buen ánimo deseamos iniciar, pero desafortunadamente son muy pocos los que consiguen alcanzar aquello que tan animosamente se propusieron.

Los buenos propósitos sólo valen si nos atrevemos a velar día tras día por verlos crecer. Sirven y son muy eficaces si se expanden y llegan más lejos de lo que podamos desear.

Yo, me uno a ese colectivo de seres que abrigan el deseo de enmendar su vida, así que, una vez concluida la época estival y sintiendo el roce otoñal en el corazón, me propongo una tarea que sé de antemano no va a resultar sencilla.

Quiero cambiar algunos malos hábitos nutricionales. He decidido mantener una dieta baja en murmuración, carente de queja, y sobrada en proteínas de agradecimiento.

Quiero dejar a un lado la hípercalórica displicencia, el saturado en grasas desdén, la azucarada pereza, el picoteo incesante y fuera de horas que proporciona la preocupación, para así poder degustar con refinado paladar las bendiciones que me aguardan.

Dejar a un lado la vida sedentaria y enfundada en un cómodo chándal realizar diariamente los ejercicios que tanto bien proporcionan al alma. Correr para atender la demanda Dios, correr con pies firmes para alejar de mí el entumecimiento que proporciona la vida carente de brío, sesgada y puesta a servicio del desánimo.

Quiero entrenarme para la gran carrera, estar preparada para esa maratón. No tengo intención de ganarla, simplemente me conformo con llegar a la meta.

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