La vida es sueño

Promulgó frases de aliento a personas de raza negra que sentían los azotes de la marginación llevados a cabo por seres que los desprestigiaban por el simple hecho de tener un color de piel distinto.

Aquel sueño ha dado sus frutos, un sueño que en parte se ha hecho realidad y que en parte se sigue soñando.

La palabra sueño tienen una doble interpretación. En su significado atiende al acto de dormir a esa acción fisiológica y necesaria en los seres vivos

También; y es a ello a lo que quiero aludir, se puede definir como sueño a ese otro acto, menos necesario pero de relevante importancia que es el de ilusionarse, el de aspirar o desear algo o a alguien.

El sueño físico demanda descanso, necesitamos dormir para afrontar las labores más primarias, si nos priváramos del descanso ello nos ocasionaría graves trastornos.

Excluir de nosotros esa capacidad para entusiasmarnos, para ambicionar lo aparentemente imposible, no tiene connotaciones tan graves para el organismo, sin embargo, cuando mermamos tan preciosa acción estamos cerrando una puerta que nos cede paso a un mundo de posibilidades.

Yo siempre he creído que los sueños se sueñan, se alimentan a diario, se comparten con quienes se aman y sólo algunos se desvanecen ante el insoportable sonido del despertador. Pero Hace poco recibí una publicidad en la que se me comunicaba que los sueños también se pueden financiar.

Que triste. Pensé.

Financiar algo que se mantiene atesorado en lo más íntimo, aquello que durante un tiempo se sustenta con dosis de ilusión y esperanza.

Don Dinero pretende sin amedrentarse instalar a nuestro alrededor su séquito y hacer que hasta los deseos más personales sean dirigidos por él.

No sé vosotros, pero yo me resisto a ello, y aunque parte de lo que constituyen mis proyectos futuros necesitan de ese empujón económico, no es lo más vital, a menudo, ni tan siquiera preciso.

Luchemos porque lo deseado sea cumplido, pongámoslo en las sabias manos del Todopoderoso, Él se encargará de hacer realidad todo lo que ansiamos, y si por cualquier razón no llega a espolvorearlos para vestirlos de realismo, nos enseñará una valiosa lección de perseverancia que no tiene precio.

«Todos los hombres sueñan, pero no del mismo modo. Los que sueñan de noche en los polvorientos recovecos de su espíritu, se despiertan al día siguiente para descubrir que todo era vanidad. Mas los soñadores diurnos son peligrosos, porque pueden vivir su sueño con los ojos abiertos, a fin de hacerlo posible».